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Elías Romano

Superando mi noche oscura.

No sé cuándo comenzaron todos mis trastornos, a lo mejor soy de los que llaman una mente blanda, una persona sensible al dolor y la tristeza más que cualquier persona "normal", pero que a pesar de todo soy optimista y sonrío, la verdad es que mi personalidad es como una caja de sorpresas, lo reconozco y he aprendido a aceptarme, de momentos tengo tiempo para divertirme y olvidar las penas, me consiento, me doy algunos que otros caprichos, como salir a la disco o comprarme algo que me guste sin apegarme a nada material, otras veces estoy meditando en soledad, pues a veces es bueno estar a solas y reflexionar sobre lo bueno y lo malo que pasa durante el día para así mejorar.

No creo en las etiquetas que colocan los psiquiatras y la sociedad en general, he aprendido a creer que lo que soy no tiene por qué ser degradante, por el contrario, es ahora cuando he empezado el viaje en búsqueda de un tesoro, y ese tesoro está en mí y solo tengo que apreciarlo, sin tener que creer los insultos y palabras de desprecio que mucha gente me ha dado y que yo me las he creído, por ejemplo que soy un tonto, no valgo para nada, que soy un loco, un trastornado mental y cosas por el estilo que obstaculizaban mis metas y me hacía ver como fracasado, atrapado en un círculo de etiquetas horribles que me volvían como un personaje despreciable, sin fortuna y ese era mi mundo, una calamidad. Hoy sé que nada de eso es verdad, por fortuna he roto ese círculo y me he abierto a un universo de realización y novedades. Ahora me doy cuenta que siendo tan afectivo debería también ayudar a otras personas, sacrificarme y esforzarme más, mirar alrededor y darme cuenta de una vez por todas que no debo ser tan egoísta, que el mundo del dolor no gira en torno a mi solamente, y que puedo hacer algo por los demás, más solidario, más cooperativo, como por ejemplo un consejero, guía espiritual, un ser que sirve a los demás con cariño y empatía , esta sí que es una buena terapia, amando siempre lo que hago, sobre todo lo que hago por los demás, sanando heridas abiertas a personas que como yo se han sentido sin valor, marginados de mente y de alma, haciendo que al menos vuelva la ilusión a esas personas que lo dan todo por perdido, es entonces cuando la esperanza se enciende y la vida florece, las demás personas incluso podrán sanar mi dolor y así sentir la gratitud de estar vivos, a perdonar cosas del pasado, a estar en el ahora, porque todo es como un boomerang, lo que le hagamos a los demás honestamente siempre tiene su recompensa, se regresa con creses .

A continuación daré brevemente algunos datos sobre mi vida.

Mi nombre es Elías Romano, soy un chico venezolano de 33 años que reside en Fuenlabrada en la comunidad de Madrid España, cuando nací yo era el quinto hijo de Rosa y Giovanni Romano, luego tuve otras dos hermanitas y mi padre se separa de mi madre y forma otra familia, supuestamente porque mi madre era muy celosa y el muy gruñón.

Entre tantos hermanos siempre se ha visto peleas y yo siempre era uno de los más pacíficos, porque presentía que por las peleas habían personas que resultaban heridas, moral y físicamente, por eso lloraba y prefería irme de las escenas violentas. Mi madre siempre me recuerda como un muchacho testarudo, terco, me tenía muy sobreprotegido y a veces quería divertirme y no me dejaba, mi padre muy intelectual, escritor, pintor, de él aprendí mucho y sigo aprendiendo, pero le resultaba muchas veces pesado que yo anduviera mucho tiempo detrás de él, mis hermanos mayores me sometían a hacer lo que ellos quisieran, yo por miedo obedecía, estaba muy marginado, incluso en mi escuela y en la sociedad sufría de abusos, eso desarrollo mi timidez, mi inseguridad en la vida y mi resentimiento, por eso mis hermanos me sometían y si no hacia lo que me mandaban me amenazaban, pero también me enfadaba y gritaba de vez en cuando, perdía los cables. Crecí en un ambiente algo violento, una de mis hermanas, Rosa, peleando con mi hermano César rompió un espejo y se cortó los tendones y venas de la mano derecha, ahora esta recuperada y tiene un hijo, César mi hermano mayor, sufrió desde su adolescencia una psicosis que resultó ser bipolar, su conducta también era muy difícil, me toca una vez estar detrás de el para vigilar lo que hacía, recuerdo que llevaba yo por dentro mucha vergüenza por sus manías, una vez se perdió en Caracas y lo habían atado de las manos desnudo y lo arrojaron a la orilla del rio Guaire, duró mucho tiempo desaparecido hasta que fuimos a un hospital psiquiátrico y allí estaba, fue un milagro que ahora esté vivo, este hombre es un talentoso músico, toca el violín y recientemente está sacando su carrera en la universidad de psicólogo, se ha casado dos veces y tiene 2 hijas, una de una concubina y otra de su segunda esposa, el hermano que le sigue Alfredo fue el típico problemático, le llamábamos la oveja negra, siempre hacia enojar a unos de nosotros y el que más mala vida le dio a mi mamá, tiene dos hijas y vive aquí en España, mi otra hermana Rebeka sufrió una depresión, incluso se tomó toda su medicación antidepresiva, la llevaron al hospital en profundo sueño, fue un intento de suicidio y la ingresaron en un psiquiátrico unos poquitos días, ahora está completamente recuperada, no ha sufrido recaídas, vive en Pensilvania Estados Unidos con sus dos hijos, está separada y trabaja como enfermera y farmaceuta, mi hermanita que sigue es Rosa y ya hablé de ella, la del espejo, ahora hablo de de Nunzia, la nena, menor que yo, muy mimada desde niña y malcriada, pero es una de las que mejor me la llevaba, actualmente convivo con ella y con su esposo e hijo, ella también tuvo una pequeña depresión igual que la menor de toda Luz Marina, que siempre tenía complejos de gorda y tenía mucha histeria, ahora vive con su esposo y tienen un niño. Fue difícil nuestra convivencia en la infancia pero agradezco que todos estemos bien y ese es el milagro del que doy testimonio.

Yo siempre fui el menos loco de todos, la gente me veía como intelectual, me fascinaba hablar con los mayores que yo antes que salir a divertirme, me solía quedar en casa leyendo, investigando, dibujando, pintando, tallando la madera, inventando cosas, escuchando música, pero por dentro llevaba mucha pena y frustración. Hasta un día en que no pude más y estallé, tanta afectividad y mala suerte se materializó que atraje algo malo a mi vida afectando la salud, sufrí un neumotórax, un derrame pleural, que me dejó ingresado 12 días drenándome 1700 cc de sangre de los pulmones, fue un síntoma somático que empezó como un dolor pulsante en el costado y se fue empeorando hasta llegar al shock, pienso que yo mismo atraje la enfermedad, me sané de esto pero no de las secuelas mentales, pues tantos fracasos en la vida y dolor me hizo perder el sueño, era un desvelo de pensar y pensar en mis problemas, me llevaron al psiquiatra porque tenía también desamor, sentía que no tenía suerte con los amores, presentía en carne viva la soledad eminente, se cambió mi semblante al de un desesperado, creía que estaba endemoniado porque algunos religiosos imprudente me lo decían, se me hizo un nudo en la boca del estómago y como una puñalada en el corazón, el aire me faltaba, tenía muchos amores platónicos y con ninguno mantenía contacto, me creía un tonto y feo, no sabía si la otra persona me odiaba o me quería igual, o tal vez me ignoraba, por eso sufría de la incertidumbre, era cobarde y esperaba que la mujer diera el primer paso que yo nunca daba para iniciar una relación, aspiraba justamente las mujeres que estaban fuera de mi alcance, por eso no lograba conquistar a la mujer que me atraía, pensé que Dios estaba en mi contra, ya que crecí en un hogar religioso cristiano, hasta llegue a pensar que yo era malo, me empecé a autosugestionar con cosas malas e informaciones sobre el fin del mundo y esa era como un límite para mí, llegar al fin de todo, me obsesioné con este tema, me pasaban por la cabeza mil ideas absurdas y de tanto pensar en ellas me deprimí, luego me fui recuperando sin tener ingresos. Viene a España y el viaje despertó en mi la ilusión por vivir, aquí fue donde empecé a trabajar fuerte, mi viaje a España me hizo mejorar al 100%, primero 3 años sin papeles y luego me saque la nacionalidad comunitaria, pues mi padre es italiano y por fin pude tener contrato, pasaron 5 o 6 años de mi primera crisis y me volví a obsesionar con temas exotéricos y del fin del mundo y quería ahondar en esos temas, un amigo del trabajo me hablaba de cosas profundas como sociedades secretas y conspiraciones que yo las empecé a considerar, incluso publiqué páginas de internet de buscadores de la verdad, quería encontrarle sentido a todo, incluso en la posibilidad de que existan seres de otros planetas y demás cosas absurdas, abusé también al consultar con la astrología, la quiromancia y las cartas del tarot, cosa que me empezó a pesar porque como cristiano no debo creer en esas cosas y la conciencia me acusaba.

Mi imaginación y mis falsas creencias me hicieron vivir una mala pasada, pero pude volver a la realidad, aprendí a no imaginar cosas inciertas, a no atender a los falsos presentimientos, ni a cosas del fin del mundo, ni a mis posibles poderes paranormales de saber cosas sobre el futuro llenas de temores e ideas recurrentes, aprendí también que no debo juzgar mal a los demás, ni a creer que soy como un dios o demonio sino que soy yo, todo eso ya pasó, llegué a un punto en que me dije sí que soy un soñador, así que ya no me dejo llevar por los laberintos de la mente, volví a ver las cosas como son en realidad cuando al fin controlo la ansiedad acumulada por una vida llena de estrés y desorden.

Yo tenía muchos trabajos en España, ayudante de construcción, chapista, el más estresante creo que fue de carga y descargas de muebles, discutía muchas veces con los clientes y es que a veces hay gente que me sacan de quicio, en mi trabajo previo a la segunda crisis psicótica había peleado con uno de los encargado porque la tenía cogida con migo y me quería mandar mucho, luego discutí con otro trabajador por otro caso, me caía un poco mal, además estábamos haciendo mucha producción de carga y descargas de láminas de aluminio, pero deje de trabajar un día y no salía de mi habitación ni hablaba con nadie, me estaba ahogando en mis propios problemas, salía a la calle a vagar en medio del invierno más crudo, quería que Dios me viera con esa pena, que me vea Dios donde quiera que estuviera y me respondiera, que tenga compasión o sino que me mande la muerte, cosa que me llenaba de horror. Así que asistía a misa regularmente, me hice amigo del cura, hablaba nada mas que de cosas religiosas pero dentro de mi estaba un chico que le gusta ser liberal, asistir a fiestas, buscar putas que me dieran un poco de cariño comprado, beber cerveza y estaba luchando con mi propia naturaleza, contra mis propios instintos y eso me estaba afectando un montón porque siendo así no podría ir al cielo, porque muchos religiosos me acorralaron psicológicamente diciendo que actuando de tal forma iría al infierno eterno a quemarme con los gusanos por la eternidad, pero llevando una vida como beato me ganaría el cielo eterno, ese era mi lucha con migo mismo, hasta que le dije a mi tío que me llevara al hospital porque no tenía elección, tenía mucha tensión mental y confusión de no saber que hacia vivo, ¿para qué permanecí ingresado una semana y luego al poco tiempo otro ingreso de otra semana, yo creía que mi fin era el de estar ingresado de por vida, esa era mi mente fatalista, me hice a esa idea de perdedor, ??este seguro es mi fin, pensaba y recordaba los insultos que me marcaron y me los creía, pero al ver que mi energía sexual menguo con la medicación, que mi familia estaba molesta con migo por no poner de mi parte y porque ya no quería que me compararan con gente que estaban peores que yo, así que me levante de la depresión luchando contra una fuerte medicación.

El proceso de levantarme duró 3 años desde mi segunda recaída, mi familia me apoyó y ese apoyo influyó mucho, pero el método de superación a mi trastorno dependió de mi esfuerzo de mejoría constante, me redujeron la medicación al mínimo, este milagro de recuperación se inició con el anhelo de plantarme metas y atreverme a llevarlas a cabo, pero tenía algunos problemas que afrontar, por ejemplo cadencia de iniciativas, también me faltaba mucho establecer una simple conversación cotidiana e incluso enlazar un pensamiento con otro para expresarme bien y como quería, yo lo que no quería era quedarme como un autista y con un pensamiento pobre y sin expresión, luche contra esto porque sabía que así no era yo y no me dejaría llevar por aquella situación tan incómoda de estar como encerrado en una burbuja de incapacidad que me asemejaba más a un zombi, en mi corazón había como un grito enmudecido que no sabría explicar mejor, quería moverme y hablar, reír y llorar pero no podía hacerlo fluidamente, la gente decía de mí que parecía fantasma, se me olvidaban las cosas y tenía miedo de funcionar mal, era lento y actuaba con mucha laxitud, eso provocaba en mi ansiedad, impotencia, sabía que esto no podría continuar así, o me esforzaba o me suicidaba, así que opte por el esfuerzo y es la opción más buena que pude tomar, solo tenía que tenerme paciencia y confiar en mí mismo, salía a la calle, al parque y buscaba disfrutar tanto de la compañía de otros como también de la soledad, me fui mimando y aprendiendo a contemplar y percibir las cosas a mi alrededor, también a manejar mis pensamientos, mi respiración, meditando, rezando; se puede decir que hoy día mi pensamiento es más fluido y claro, hablo lo justo, a veces hablo de más pero tengo autocontrol de mi mente y soy más feliz. Me encantaría ser un viajero y explorador, en realidad me gusta muchas cosas en la vida, cuestión que está bien considerando que antes cadencia de motivación.

Me desinhibí mucho haciendo teatro y estando en un centro de rehabilitación laboral.

Luego empecé a hacer un curso de cocina que aprobé y me dieron la oportunidad de estar en una cocina de un hotel haciendo prácticas y luego trabajando en cocina de catering, también empecé a recuperar mi relaciones sociales, leer libros, ver la tele, aprender sobre ordenadores e internet y cambiar mi manera de pensar, estar en el momento presente, en el ahora, perdonar y perdonarme, dejar de ser un ser pensativo a ser un ser que es capaz de relajar sus pensamientos, dominarlos, viendo y haciendo las cosas con claridad.

Mi experiencia después de este oscuro pasado me obliga a continuar, yo no deseo ser un discapacitado aunque me han dado 33 grados de discapacidad psíquica por un supuesto trastorno de afectividad, según dijo la mujer que me valoró que la próxima vez me quitaría la discapacidad, que en dos años volveré a ser evaluado, aunque en principio mi diagnóstico era y creo que sigue siendo de esquizofrenia paranoide, porque supongo que en medio de mi crisis dije que había escuchado voces o susurros, pero solo eran nervios o pseudoalucinaciones, nada que ver con lo que percibe un psicótico, tampoco tuve manías persecutoras, pero las etiquetas no me molestan en absoluto, ni esquizofrenias, ni bipolaridades, ni trastorno obsesivo compulsivo, estoy convencido que eso que me pasó solo fue un momento oscuro de la mente donde me volvía a un estado primitivo, la duda existencial de saber quién soy, de dónde vengo y a dónde voy, la sensación de extrañeza, la confusión religiosa, mi infancia difícil, todo esto fue el detonante, pero que ahora me ha hecho avanzar hacia el futuro que voy construyendo en el ahora. La psiquiatría pienso que puede ser un poco cruel, los psiquiatras son los primeros en etiquetar a las personas, no creo en sus juicios clínicos, pienso que si me dejo llevar por sus pronósticos de empeoramiento y dependencia eso me llevará a estar peor y dependiente de atención psiquiátrica por el resto de mi vida. Así que miro más allá porque no hay un patrón único para todos los enfermos mentales y cada cabeza es un mundo y mi mundo es de evolución espiritual constante, me he dado cuenta que ellos (los psiquiatras) también se equivocan, mi mensaje a las demás personas sería el de no juzgar a las personas que atraviesan por un momento oscuro de la mente, estas personas necesitan de ayuda y motivación, hay que ser solidarios y sembrar la esperanza.

Ya no miro atrás, ya no me preocupo por el porvenir, me centro y me ocupo en el tiempo presente, sin esperar otra cosa, cuando quiero reír o llorar lo hago libremente, tengo en mente miles de proyectos que a su debido momento los iré realizando, uno de ellos es ayudar a los demás aplicando la meditación, esto significa que invito a la gente a ver su propio ser y a ver sus propias cualidades, podríamos aplicar también la auto curación por medio de la psico-neuro inmunología, decía Joe Dispenza que uno puede cambiar la arquitectura del cerebro experimentando nuevos hábitos que conducen a la persona a ser su propio sanador y también esto conduce al éxito en lo que se quiera emprender, esto está más que comprobado, simplemente tenemos que estar atentos en tiempo presente de lo que hacemos. Tengo que señalar que dentro de mí y de cualquiera existe una inteligencia superior que es importante reconocer para dar un primer paso a la sanación, lo segundo es aceptar que uno mismo fue el causante de la enfermedad y no solo eso sino que puede superar la enfermedad que se atrajo, ¿cómo Intentando día a día reinventarse a sí mismo para llegar a ser otro, he leído que esto es posible cambiar nuestro cerebro tanto en su estructura anatómica como funcional, centrándonos en lo que hacemos y deshacemos, experimentando nuevas experiencias para tener un nuevo resultado, auto disciplinándonos, auto educándonos, y finalmente aprendiendo la lección, de tanto hacernos con esta tarea estaremos enrumbado a la mejoría, en salud y en realización personal.

Esto puede entenderse en el plano espiritual, una cercanía a la iluminación, dejar que todo valla fluyendo sin aplicar sobre esfuerzos, como lo explica la teoría taoísta del Wu Wei, sin estrés, que todo fluya, solo sintiendo el cambio, dejando de pensar en la mala suerte y en el temor, no mal interpretando nada, nada ocurre por azar, existe una causa y un efecto, lo demás es irrelevante, se debe ser en esta vida personas capaces, valientes, arriesgadas, auto controladas, intuitivas, razonables, pero uno mismo.

No soy ahora lo que fui en el pasado, me miro y hago una retrospectiva de lo que fui antes y me doy cuenta de cuanto he mejorado, las cosas no salen siempre bien como uno quiere que salgan, decir lo contrario es un auto engaño, pero debemos aceptar los cambios y estar listos para asumir los retos más imprevistos, cambiando un poco la estrategia siempre se obtendrán resultados distintos, algunas cosas jamás deberían ser cambiadas, pero para eso debemos tener en cuenta la balanza del discernimiento, viendo lo que hay más allá del miedo, del sufrimiento por medio de la espera paciente que tiene recompensas, pero dejando a un lado la ilusión del ego, cada día que restamos importancia al ego se va volviendo cada vez más fácil todo, hasta tener dominio de sí mismo.

Yo aún soy susceptibles a muchas cosas, como cualquier persona tengo algunos miedos, pero no caigo en los errores del pasado, de tener pensamientos recurrentes y fatalista, mi mente es un instrumento que yo uso a mi favor, ya no más en mi contra, trato de ser yo mismo, con mis virtudes y defectos, trato de centrarme en el entorno, estar en tiempo presente, en el ahora y puedo sonreír al ver que este mundo no es solo dolor y sufrimiento, aun puedo levantar la mirada y darme cuenta como se mueven las hojas de los árboles, como sopla el viento en mi cara, como cantan los pájaros, veo el andar de la gente y este es el milagro de la vida, que existo y que formo parte del sistema que me rodea, si hay un problema me ocupo en ello sin desesperarme, siento las sensaciones que percibo con cada uno de mis sentidos, no necesito pensarlo, solo sentirlo, sin tener que darle interpretación a las cosas, las palabras y las acciones simplemente fluyen de forma espontáneas y cada vez son todas nuevas e interesantes, como el arte mismo, la mente solo es el instrumento, no tiene por qué ser un arma o maquinaria de tortura, en nuestra mente igual que en un ordenador puede haber un virus y el más grande de todo es el ego, cuando está el ego, nuestro yo natural está neutralizado o inactivo, pero si eliminamos el ego entramos en contacto con el ser que llevamos dentro en estado puro, mi enemigo número uno es el ego, cada vez que lo detecto lo ignoro y sé que no soy yo, trato de nuevo en no mirarme reflejado en las redes del pobre de mí, del yo egoísta o del superyó, ese no es mi verdadero yo, simplemente soy quien soy cuando dejo a un lado el ego, que manipula mis emociones, mi forma de ver la vida, el ego es el arma de aniquilación, procuro mantenerlo a raya.

Soy como cada quien es y cada cosa es lo que es. Quizás yo mismo no lo pueda ver, pero otros me la hacen ver y allí está el tesoro que buscaba, ahora también puedo contribuir a hacer notar cosas buenas de mi prójimo, de la gente a mi alrededor, de sus valores personales, la gente se hace más buena cuando buscando descubre y descubre su propio tesoro y echa a un lado una gran cantidad de etiquetas, caretas, fango y lodo que ocultaba su mayor riqueza, su potencial. Solo que cada quien tiene que saber mirar dentro de sí mismo, su propio universo y ver que nada es casualidad, que hay un potencial y un instinto de supervivencia que nos lleva a ser más humanos, comprensivos, empáticos, solidarios, naturales, parte útil del sistema de la vida, mi más humilde faceta sería el de un guía.

Con respecto a la religión sigo siendo cristiano, católico, me fascina las culturas y sabidurías orientales, sin mesclar ambas cosas, conservando los matices, igual respeto cada personalidad en la gente, trato de que una mala actitud, una mala energía no arruine mi entorno, por eso he aprendido a alejarme de los lugares que no me aportan mejoría, procuro no prestar atención a gente negativa, no caer en discusiones necias, vicios pasajeros que no compensan la razón de ser y estar vivos.

He aprendido a agradecer, mucha gente me ha ayudado, ha creído en mí, ha invertido en mí, y también me han dado su apoyo, también he aprendido a escuchar a los demás, a pedir perdón cuando me equivoco, a razonar, a no dejarme llevar por emociones fuertes y destructivas, a cooperar, a reír sin dolor, a llorar de felicidad, a aceptar como son los demás y dejar que todo sea como es, me hago pequeño cuando los demás se hacen grandes, he aprendido a perder, a caer y levantarme rápidamente, a esperar que pasen los momentos tormentosos, porque cuando el rio esta revuelto no se puede pescar, igual dejo que todo siga su curso y se aclare el panorama, de esa manera mi mente también es clara y resuelve los problemas.

Este es el Nuevo Elías, estoy en un proceso de mejoría sugestiva, he descubierto el poder de atraer cosas malas en mi vida pero también he aprendido a rechazarlas, he descubierto también que puedo atraer cosas buenas, cosas positivas a mi vida, he descubierto el amor, la fe y la esperanza verdadera, me codeo con personas con trastorno mental y sin él, y casi nadie nota que tuve un serio problema mental y la gente que me conoce, familiares y amigos siente admiración de cómo se puede uno levantar y lograr metas, mi idea es que todos vean más allá de sus tormentas y que recuerden aquel salmo que dice aunque vague por sombras de oscuridad y muerte no temeré a mal alguno, Dios está contigo y con todos.

No creo que estoy solo, mi dolor es el dolor que muchos sufren, mis miedos es el reflejo de un mundo herido a lo largo de la historia, mis lágrimas me harán fuerte, mis anhelos pueden ser falsos si pienso con el ego, pero los anhelos buenos del alma tienen un gran poder de atracción, hay muchos auxilios a mi alrededor, aprovecho los recursos que tengo y dejo que ellos me puedan ayudar, y una vez que aprendo a levantarme me he propuesto a ayudar a los demás, no dejo de darme una oportunidad, el amor me libera, la fe me guiará y la esperanza forjará mi futuro.

Hoy pienso que fui masoquista, que me gustaba sufrir, que miraba siempre lo más difícil de la vida para luego lamentarme en el fracaso, fui un loco creyendo que podía manipular las cosas, el tiempo y el espacio, me dejé algunas cicatrices en el corazón, muchas veces pensé en el final, contemple la manera de suicidarme o sufrir un accidente, o enfermarme y que así acabara mi historia, ¡qué equivocado estaba! a veces nos volvemos adictos a pensar en cosas deprimentes y vernos en cierta forma discapacitados, derrotados, pero el instinto de supervivencia hace que uno saque a flote la cabeza del lago donde pretendíamos ahogarnos, sigo sufriendo de algunos momentos de ansiedad y tristeza, pero ese vacío se llena al cabo de una espera, una espera que puede ser dura pero que compensa saber que ningún dolor es eterno, que el ánimo vuelve a estar arriba, que el sol vuelve a resplandecer, que podemos sembrar y cosecha, crear, amar, hacer y deshacer, movernos y descansar, todo tiene su tiempo, son los altibajos de una vida llena de variedad y que he aprendido a amar mi biografía, mis sueños comienzan a ser reales, porque uso la fuerza del corazón que me guía y me lleva por instinto a un lugar donde estaré a salvo, descansando y satisfecho de poder estar más cerca de Dios, la providencia siempre estará de nuestro lado, estoy en paz con migo mismo, El sufrimiento existirá pero la carga es mucho más llevadera.

Escrito por Elías Romano 10/10/2011

Agradecimientos: Geometrance, CRL Fuenlabrada, Fundación Manantial, familiares y amigos entre otros.