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martasc

Soy estudiante de Historia del Arte, y en mi tiempo libre he aprendido a valorar los silencios, los momentos mágicos que poder capturar con una cámara y todo lo que internet puede darte, buenos amigos entre otras cosas. Autodidacta en cuanto a lo que el diseño gráfico y la fotografía se refiere, continúo conociéndome y sé que nunca conseguiré saberlo todo ni siquiera sobre mí misma.
En cuanto a esto de escribir... ¿quién sabe bien lo que significa Supongo que se trata de reflejar con palabras en un papel, todos aquellos sentimientos plasmados en la mente y el alma. Tarea difícil, sin duda, y siempre inacabada se trabaje lo que se trabaje en un escrito. O eso pienso yo, después de leer y releer todo aquello que sale de mi mano, tras mucho modificar, mucho repasar... siempre las palabras se quedan cortas ante los sentimientos y los pensamientos.
Intentando ser lo más realista posible, odiando como odio los finales tristes - para triste está la vida - y al igual que pensaba el gran Matisse, creo en el arte y la literatura para evadir, agradar y abstraer; terrible contradicción. Mis historias son dramáticas, irremediablemente trágicas, en la mayoría de las ocasiones sin recursos ni fuerzas para adaptarse a una buena trama y final feliz a la vez, como si mi puño se negase a fusionar ambos elementos.
Las historias bonitas aburren, no hay acción que ponga a alguien en vilo, todo está resuelto y no hay nada que contar. Los altibajos, las idas y venidas, los paseos entre felicidad y desconcierto, los vaivenes de las historias, eso sí es historia, relato, el fluir de los acontecimientos reside en eso, y es lo que da juego a la hora de escribir. Y es que, como diría Coixet, la felicidad es muy poco fotogénica; la tristeza, en cambio, da mucho de sí.
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