Escribir un libro es un proceso con muchos altibajos. Puede que al comienzo te sientas muy inspirado y le dediques mucho tiempo, pero también que a medida que surjan dificultades comiences a ser menos prolífico y cada vez te cueste más hacer un hueco para continuar. Hoy te contamos cómo ser constante en la escritura y no perder el fuelle inicial.
Rinde cuentas.
Cuando escribes (en general) nadie pone fechas límite de entrega a tu trabajo, ni debes rendir cuentas de tus progresos. Adquirir un compromiso con otras personas puede ayudarte a cumplir mejor los plazos que te hayas propuesto y, sobre todo, a ser más exigente contigo mismo. Escoge un mentor o una persona de confianza a quien puedas reportarle tus avances. Si además esta persona es capaz de aportarte feedback, resultará un apoyo fantástico y enriquecedor.
Fija objetivos realistas.
Trabajar con objetivos de palabras diarios puede ser poco práctico. Lo fundamental es que te acostumbres a dedicar un cierto tiempo a la escritura, bien diario, bien semanal. Habrá días en los que este tiempo te resulte más productivo que otros, pero lo importante es adquirir el hábito. Tu productividad mejorará con la práctica. Si tienes problemas de bloqueo y sientes que tus ratos de escritura no rinden todo lo que deberían permanece atento al blog, porque próximamente publicaremos una pequeña guía para superar el bloqueo.
Orienta hobbies y momentos de inspiración a la práctica de la escritura.
Esta es una forma muy enriquecedora de mantenerse activo. Recuerda que lo escrito es el resultado final del proceso, y que hay otras tareas como la documentación o la búsqueda de ideas que requieren su tiempo. Si enfocas tus hobbies al contenido con el que estés trabajando obtendrás información extra para trabajar en tu libro, a la par que te diviertes.
Sé paciente contigo mismo.
Si quieres que tus escritos tengan calidad, no caigas en la obsesión. Escoge para escribir aquellos momentos en los que nadie vaya a molestarte, o en los que te resulte más fácil concentrarte. Si no dispones de mucho tiempo, trabaja en periodos cortos: el metro camino al trabajo, unos minutos antes de dormir… Es mejor dedicar un poco de tiempo cada día a sentarse horas seguidas pero sin una cierta regularidad. Tal vez te tome un par de años terminar tu obra, pero lo verdaderamente importante es que seas capaz de desarrollar tu proyecto de forma sostenida en el tiempo.
Esperamos que todas estas ideas te ayuden a incorporar la escritura en tus rutinas. Si quieres leer más consejos y perfeccionar tu técnica, te animamos a revisar nuestra sección de consejos para escritores. Y si crees que tu libro está listo para salir a la luz, recuerda que podemos orientarte para que escojas la opción de publicación que mejor se adapte a ti.
Interesante y sobretodo útil. Gracias
Gracias a ti por leer y comentar, Jorge 🙂