Bienvenidos a la XIX edición del concurso de microrrelatos.
Podéis enviarme desde ya vuestros micros. Si eres nuevo o deseas participar por primera vez, primero consulta las bases.
El plazo de recepción terminara el día 23/05/11 (jueves) a las 22h. y las votaciones se realizarán desde el mismo día 23/05/11 (jueves) y misma hora (22h.) hasta el 26/05/11 (domingo) también a las 22h.
La frase de inicio de los micros es: “Al lateral del escenario”
En este hilo sólo se incluirán los micros para el concurso, me los enviaréis a mí por privado y seré yo quien los postee aquí y os mande una clave para identificar vuestro micro durante el seguimiento. Las claves para esta edición: “Personajes playeros”.
Cualquier duda, queja o lamento al otro hilo (comentarios) o a mí.
Prima Donna Al lateral del escenario, junto a las varas que sostenían los telones, bambalinas y diablas, Faustina Bordoni y Francesca Cuzzoni se disputarían por fin el trono del bel canto ante la atenta mirada de la realeza británica. En los mentideros del teatro no se había hablado de otra cosa durante semanas: las dos divas frente a frente para dilucidar por fin quién resultaría vencedora. La pugna resultó memorable, gloriosa y, en reconocimiento a ello, cuando la ganadora salió finalmente a escena, la princesa de Gales no pudo reprimir la sonrisa al observar como recomponía su moño y las vestiduras.
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Mucha mierda Al lateral del escenario el mundo se percibe como una gran isla en medio del mar. Gira mi mirada y se empecina en verlo todo como a través de un ente traslúcido. De acuerdo con sus propias leyendas, está mal sentirse bien ante semejante evento. De este modo asoma la nariz y suspira para sus adentros: Mucha mierda. Les deseó buenas noches y no dijo nada más. La función va a comenzar. Mucha mierda.
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La representación Al lateral del escenario ha llegado el hombre. Todos le conocen, el respetado militar marido de la actriz principal. Ésta se halla en el apogeo de la obra. Grita de forma desgarrada: “¡Ah, hombre cruel, cuánto me has engañado!”. Suena un ruido seco que nadie sabe interpretar de dónde viene. La actriz se derrumba sobre el sillón. El director de escena mira sorprendido. No es así como debía continuar. El público empieza a aplaudir con calor. La representación continuará aún durante varios años, cuando se vea a la actriz caminando por el escenario, intentando terminar la obra que nunca pudo concluir.
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Telequinesia Al lateral del escenario, me había dicho. Y hacia allí me dirigí. Detrás del cortinaje, en silencio, esperando de nuevo entrar en escena. Por eso sigo vivo. Cuando calló aquel andamio de quinientos kilos con estrépito aplastó a mi soberbio y orgulloso compañero, aquel que trataba de mantenerme aparte todo el tiempo para que no le hiciese sombra. Pero no me alcanzó a mí. A veces pienso si los pensamientos que pasaban por mi cabeza en aquellos momentos tuvieron algo que ver con lo que pasó. ¿Será posible eso que llaman telequinesia?
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Una esperanza Al lateral del escenario le faltaba una mano de pintura y al público, una esperanza. Sus miembros pertenecían al auténtico teatro, un teatro mundano, un teatro de títeres sin cabeza cuyas obras se representaban siempre anhelando un mundo mejor.
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La película - Al lateral del escenario los jóvenes, manos en alto gritan consignas pacíficamente. La calle parece el plató de una película americana y los policías extraños muñecos famobil con cascos que cubren hasta la nuca y porras pegadas a la espalda; unos y otros se miran como los protagonistas de “El árbol del ahorcado” en la escena del duelo a muerte. Una voz grita: ¡Os están puteando! Como si fuera la señal para empezar. Es difícil mantenerse pacífico. Mañana lo contarán en la prensa y será otra película, una que casi nadie ha visto.
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La ira del rey - ¡Al lateral del escenario! ¡Rápido! ¡Corred! Todos los músicos, bailarines y operarios se lanzaron hacia la salida de emergencia, gritando y atropellándose unos a otros. Sólo la actriz principal permaneció sobre la tarima, luchando con las cadenas que la inmovilizaban. Chilló aterrada cuando el gigantesco gorila negro la cogió con delicadeza. La bestia la miró y, al no reconocer a su amada, la estrelló con rabia contra el patio de butacas dónde el público huía despavorido. El simio lanzó un rugido de ira y frustración que escapó del teatro y reverberó en las calles de New York.
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Que empiece la guerra - …al lateral del escenario, y tú, Diana, vete al fondo… y esperad a que os dé la señal. Y ambas actrices obedecieron. Valeria, con su indumentaria de señora ricachona entrada en carnes; y Diana, con el uniforme de criada de los años veinte y un rizo del flequillo pegado sobre su frente. Sin mirarse, se miraban con odio, con todo el rencor de quien lucha por ser la mujer del hombre que las dirigía. Gustavo alzó el brazo: era la señal. Se abrió el telón; el público aplaudió al verlas; la batalla había comenzado.
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Embaucado Al lateral del escenario sus canillas temblaban al saber que debía salir ante aquellos vejestorios a decir su gran frase. No sabía por qué se había dejado enredar a realizar aquella bobada. Bueno, sí lo sabía y la maldecía por llevar una bata tan corta y dejarlo a él embobado ante sus interminables piernas de enfermera. - Cariñín mío, ¿verdad que mi chico guapo actuará en esta obra de teatro? Por supuesto que sí, decirle guapo a su edad, con sus ya casi ochenta años era un verdadero regalo para sus viejos oídos.
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