Sucio y agudo. Ya había retirado mi mano de la polla cuando ella entró a mi cuarto, pero no se pueden esconder 20 centímetros de lujuria tan rápido, así que desde mi cama pude ver mi miembro reflejado en sus ojos, el momento fue tan incómodo que hasta el silencio huyó ruborizado, la amaba desde hace 10 años, ¿Qué debía hacer ahora? ¿Pedirle perdón? Quizás debería confesarme, la tomaría y se lo haría tan duro y profundo que para separarnos tendrían que llamar a un cirujano; antes de pronunciar palabra se fue, que manera de salir de una situación incómoda, hermanita. |
Tela de araña Ya había retirado mi mano, o eso creía yo, cuando la araña decidió picarme. La miré desafiante, no sé que hacía ella, pero se quedó allí quieta, parecía muerta. Nos retábamos tratando de dejar claro quién era la más fuerte. «Sin duda soy yo» me dije. Levanté el pie y lo situé sobre su cuerpo negro y peludo, dejándolo en la sombra. Entonces me fijé en el saco de diminutos huevos colgando de la tela y comprendí que solo pretendía defender lo suyo. Todo pasó en pocos segundos y ganó ella. |
Paseando Ya había retirado mi mano de la suya. Pero ella me la cogió, como si quisiera seguir notando mi ser. No rechacé su cariño, al contrario, lo recibí con ganas. Ahí me di cuenta de que estaba enamorado. Paseamos por la avenida y por el parque cogidos de la mano, sin soltarnos ni un minuto. Y aquí estoy otra vez, sentado en este banco recordándola. Aunque ella falleció hace ya años, este es el único lugar donde siento que no se ha ido, junto a estos árboles que fueron testigos de aquello y que ahora lo son de mi vejez. |
En el cine �Ya había retirado mi mano, cuando me di cuenta de que la mano seguía allí. ¿Cómo era posible? Me quedé observando fijamente aquella mano que, tal como una araña sigilosa, subió por el muslo para introducirse en la falda de mi chica. �Preferiría no contarte qué cara de placer y éxtasis puso ella, ni que cara de bobo se me quedó a mi… |
¿Amor? Ya había retirado mi mano muchas veces antes. Siempre lo hacía después de amarnos entre esas sábanas. Rechazaba mis caricias, mis mimos y miraba a un lado. Pues ambos sabíamos que eso no estaba bien, pero la pasión siempre nos hacía engañarnos. A nosotros y a quienes supuestamente amábamos. |
Alto riesgo - Ya había retirado mi mano, así que pude salvarla. Pero los pies... - ¿Los has perdido? - Todos. - Vaya... - Y el depósito a plazo fijo que tenía de vesículas biliares... ¡a la mitad! ¡Y dice mi inversor que aún he tenido suerte! - Pues yo tengo unas preferentes en el banco de óvulos. - ¡Uy, eso es producto de alto riesgo digan lo que digan! Dalas por perdidas. - No me digas. - Lo que oyes. - ¡Maldita crisis! |
Deudas Ya había retirado mi mano cuando la atrapó de nuevo. Observé sus manos pecosas, manos de hombre viejo. “¿A qué viniste entonces?” preguntó, “¿a salvarle o a condenarle?”. No supe qué responder. Los ruegos, las lágrimas no habían surtido efecto. “A salvarle” dije decidida al fin. Él sonrió. “Entonces…”. Volví tarde a casa. Él estaba junto a la ventana, seguramente esperándome, incapaz de hablar. Le dije: “¿Has cenado?”. Me respondió: “No”. “Ahora te haré algo”. Luego añadí: “No tienes que preocuparte de nada”. Le di la espalda para no ver que estaba llorando mientras seguía mirando por la ventana |
Misterio Ya había retirado mi mano cuando él decidió acercar la suya. No fue lo suficientemente rápido como para coger mi indirecta, aquella cita estaba siendo un desastre; nunca supe si fue por falta de interés o por nerviosismo, pero, cuando me dejo en casa, tampoco intentó besarme. Ninguno de los dos volvió a llamar al otro, y me quedaré con la duda siempre de qué pudo pasar. |
Bien, el plazo acaba de concluir. Los micros en lid son los que preceden a este mensaje. Gracias por participar y gracias a los que vais a leer, votar y comentar. A partir de este momento, todo en el hilo de los comentarios. Suerte a todos. |