La venganza
Vas a saber quin soy yo! le dijo aquel hombre. Momentos antes haba tomado unos vinos con l en la taberna, le pregunt cundo empezaba la recoleccin, la conversacin fue cordial. Tena que hacer un esfuerzo al tratarle porque recordaba los brazos de su mujer abrazndole, su cuerpo hmedo y lleno de deseos. Se rumoreaba el adulterio pero el marido le diriga la palabra y no pareca estar enterado.
Por eso le sorprendieron sus palabras. La calle era estrecha, solitaria. Brill el cuchillo en su mano. Supo que ese hombre era su muerte emboscada, inesperada, su hora final.
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Como dice Rubn Blades, sorpresas te da la vida
Vas a saber quin soy yo, zngano cabrn!
Era lo que siempre gritaba Pedro quitndose el cinto. Luego le mola a cintazos y patadas. Todos las tardes la misma rutina, hasta el da que la cadena se rompi.
Encontraron a Pedro en un charco de sangre. Ni rastro de Thor.
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Un grito, una vida
Vas a saber quin soy yo!
Slo fue un grito. Nada ms. Un grito de rabia y frustracin antes del tormento; como siempre.
Hecha un ovillo en un rincn de la cocina, la mujer se protege la cabeza con los brazos y el estmago con las piernas, temblando, muerta de miedo... Si solo, por una vez, l la abrazara... El grito y la rabia se disuelven en el aire, los efluvios del alcohol son ms persisitentes; cas eternos en aquella casa... al igual que los moretones y la sangre...
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Los chicos del barrio
-Vas a saber quin soy yo! -dijo el Peloseta levantndose del banco.
El Derribos no supo qu decir, acostumbrado a que nadie le plantara cara. Con gesto serio mir a la ventana de su casa. No estaba su madre asomada. Ola a guisos y suavizantes, y todas las ropas de la calle ondeaban al viento, colgadas en los tendederos.
El Peloseta fue hacia el Derribos a darle un puetazo. ste par el intento cogindole el puo. Le abri la mano, puso recto uno de sus dedos. Se dispona a romprselo cuando de repente se oy desde aquella ventana:
-A comeeeeeer!
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La guerra interminable
-Vas a saber quin soy yo el da que el empuje de mis huestes logre derribar todas tus defensas. S, un otoo ha de llegar en el que lograr un ejrcito invencible para enfrentarme a ti en una guerra sin cuartel y te vencer y aniquilar Entonces sabrs quin soy yo, el ser ms diminuto del Universo: El virus de la gripe.
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Poc
—Vas a saber quin soy yo? Con ese trasto?
—No es un trasto. Es una terminal inteligente que tiene acceso a los resultados del laboratorio del centro de Ciencia Paranormal. Mira, ya lo tengo.
—Y qu sale?
—Lo que supona. Te llamas Poc y eres un ectoplasma a medio camino hacia el ms all. Ya no eres un fantasma, pero an sigues por aqu.
—Vaya fastidio. Puedes ayudarme?
—Creo que s. Te rociar con este spray de esencia de ajo y guindilla. Vers... as.
El pobre ectoplasma desapareci.
Confo que haya sabido encontrar el camino.
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Buena suerte
-Vas a saber quin soy yo! Le grito enojado el duendecillo.
Juancito corra contento hacia su casa, cargando un saco de monedas.
A l no le preocupaba esa amenaza, estaba feliz de llevar ese tesoro a su mam y hermanitos.
Desde aquel da, en que su padre obedeciendo las ordenes de su rey como buen sbdito se march a la guerra. Ellos haban pasado algunos problemas econmicos.
Su madre nunca se quej, pero l, era ya grandecito y deba ayudarla.
A la maana siguiente encuentra en su almohada otra bolsa de monedas con un trbol de cuatro hojas.
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Cansado y aburrido
Vas a saber quin soy yo muy pronto; antes de lo que esperas.
Me he cansado de tus gritos y tu incomprensin. Cansado de intentar hacerme entender y que t ni siquiera me escuches. Cansado de llorar y aburrido de chillar. Aburrido de la rutina. Cansado de esperar…
Sabrs quin soy yo en cuanto pueda deshacerme de estos paales y aprenda a hablar.
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