El ángel de la guarda

Manuel se crió en el campo, al aire libre, corriendo y jugando a orillas de un río donde vivió mil aventuras peligrosas, demasiado peligrosas. A sus 36 años, alguien le dice que debe volver a su infancia a arreglar algunos asuntos, si no lo hace, su vida, tal como la conoce hoy, puede que solo sea un sueño. Pero en este regreso, no solo arregla los asuntos que le han indicado, sino algunos más por cuenta propia, lo cual desencadena algunos acontecimientos imprevistos.

El Ángel de la Guarda, no es una historia de ciencia ficción, ni tampoco una novela de intriga, su autor la define como un relato agro-surrealista con toques de humor. Tomando como base su anterior novela, Entre el río y los tarajes, el protagonista regresa al pasado sin estar seguro de si está soñando o viviendo algo real, adentrándose en el mundo de las fantasías y los sueños. Con estos ingredientes, el autor tiene la excusa perfecta para contar, basándose en sus propias vivencias, cómo se desarrollaba la vida en los medios rurales de los años 60 y 70, cómo se trataba el tema de la violencia de género, cuál era el papel de la mujer en la familia o qué influencias nos llegaban ya desde América en forma de películas o telefilmes, donde los americanos siempre eran (y siguen siendo) los héroes. Y todo ello, sin olvidarnos de rezar antes de acostarnos aquello de: Ángel de la guarda, dulce compañía...