El muro de cristal

Enrique es engañado por sus jefes y compañeros de trabajo que se aprovechan de su carácter emprendedor y sus ideas. Pero fiel a sus principios, no se da por vencido, y pese a los duros golpes de la vida, sale adelante.  Conoce Graciela, una linda Iquiqueña, con la que se casará. Pero el golpe más duro, el que más acusa es el que le propina su hermano mayor, Carlos, que llega de España buscando el apoyo de Enrique, que lo recibe con los brazos abiertos. Pero el primogénito de los Viñals se aprovecha de Enrique...  Éste sigue empeñado en llevar a cabo el sueño de volver a reunir en armonía a la familia que se separó tras el estallido de la guerra en España. Pero Teresa, la madre,  que jamás querrá regresar a Barcelona, donde aún vive su marido, y los incompatibles caracteres de los tres hermanos hacen convierten esa ilusión en quimera. Pasan los años, Enrique es padre de cuatro mujeres y un niño, el menor. Pero sigue sin encontrar la paz interior. Treinta  años después de su exilio, Enrique vuelve a la ciudad de su infancia y juventud de vacaciones junto a su esposa. Dos de sus hijas ya residen en la ciudad condal desde hace unos años. Los tiempos son difíciles en Chile donde se advierte una inminente confrontación social. Enrique decide quedarse en Barcelona y montar un bar cerca de las Ramblas, que será punto de reunión de los inmigrantes chilenos. Pero Barcelona también es la ciudad donde Enrique conoció a su primer amor, ese amor que la guerra imposibilitó pero cuyo recuerdo sigue indeleble