El grito de la locura Reseña a Fines y principio de Alejandra Rey Escrito by J.L. Nuñez
Fines y principio es una novela de Alejandra Rey que trabaja con gran profundidad problemas de la psicologÃa, tanto la propia de sus personajes, y a modo de comentario el tratamiento de la psicologÃa como disciplina. La autora nos abre la puerta a un laberinto más mental que mÃtico, donde la aventura urbana (de taxis, cafés, edificios) es la ornamentación de la incertidumbre, la intriga y la sorpresa que nos acecha en la puerta de cada capÃtulo. Y donde el tiempo se derrite como relojes de DalÃ, a expensas de llegar a comprender ese tornado que llamamos locura.Es difÃcil catalogar a la prosa de la narración. Predominantemente es narrativa, aunque tiene una fuerte prominencia de poesÃa. Por ello, la lectura debe ser paulatina, para poder apreciar el sabor de cada metáfora y que al momento de recrear las escenas, como imágenes poéticas en la mente, logren un fuerte impacto.El libro comienza con una tentación de suicidio, auxiliada por un sueño (un objeto recurrente en la literatura de la autora). Siguiendo a Gaussen: el sueño es un sÃmbolo de la aventura individual, alojado tan profundamente en la intimidad de la conciencia que se escapa a su propio creador. Aquà es donde la brecha entre pesadilla y sueño se vuelve más fina o incluso invisible, pero en fin, ahà está el resquicio de libertad donde el libre albedrÃo deja de ser una ilusión; y en este capÃtulo evita la muerte.El cosmos aparece como una potencia creadora de azares que no son accidentales. La suerte se conjuga en las acciones que nacieron a petición de los deseos. De este modo transcurre la vida de los personajes, a veces cuestionando esta premisa, a veces afirmándola. Rey, que quizá no lo sepa, es una gran pensadora, pero busca por medio de sÃmbolos (a veces sofisticados) ilustrar sus grandes ideas.Heráclito nos enseñó, por medio de un rÃo, el constante devenir de las cosas. Alejandra hace del rÃo de Heráclito, un laberinto interminable, con raÃces en el alma y una persistente sentencia que perpleja a LucÃa: el rÃo se ensanchó para ellos. Ellos, los otros, ese misterio del universo ¿quiénes son ellos La progresión de la historia nos demuestra que en ese rÃo también se acoge LucÃa, ElÃas, una larga serie de personajes secundarios y también el lector, que debe estar atento para seguir el hilo de la fábula.
ElÃas en un momento se haya desolado, petrificado por la soledad, casi mudo, y tal vez también medio ciego. Hasta que, por esas cosas del azar, del cosmos, o por la autora, LucÃa se acerca a él. Ella entiende que quien no sabe cómo poner voluntad en las cosas pone al menos sentido, creyendo que por ello ya hay voluntad. Ãl es la flor que olvidó la primavera, y que necesita del rocÃo que ofrece LucÃa para beber de sus manos. Y asÃ, estos dos personajes se atreven a querer.En el amparo de los cuerpos, piensan que la locura no es lo más alejado de lo normal, sino lo más cerca al amor. Aunque esa disciplina, titulada cientÃfica, no sepa más que encerrar a quienes sufren de graves desordenes mentales. Pero es en el encuentro pasional de estos locos, donde leo parafraseando a Baudelaire: Hecha de azul mÃstico y rosa, una tarde, /cambiaremos ese relámpago q urde/cargado de adioses, cual largo sollozo.Nos decÃa Nietzsche (mientras perdÃa la cordura por una tal Lou Salome) que en el amor siempre hay algo de locura, más en la locura siempre hay algo de razón (y voluntad). Será por ello que muchos utilizamos a desconocidos interlocutores como asistencia de confesionarios y ante su ignorancia de nuestras propias vivencias, nos atrevemos a contar lo incontable, o dicho de otro modo, lo que no podemos olvidar. Es donde aparece la lucha entre la Crono y Mnemosine.Es cierto que nadie puede negar la sentencia de Shakespeare: en el instante que nacemos, empezamos a morir. Y con ese monstruo que es la muerte, comenzamos a saber de lo que se trata este juego de la vida, la mayorÃa de las veces mal, otras tantas bien. A veces nos ponemos a escribir, a veces lloramos tras la lluvia del abandono, a veces esperamos una liberación de esta penosa vida: no a través de la transmigración del yo (como piensan los budistas), sino como la liberación socrática esa tarde que probó la cicuta. Y no hace falta morir para no estar vivo. Tal vez por testimonios como los del libro nos podemos dar cuenta que la vida sin amor, es simplemente pura existencia. Me pareció interesante la lectura de esta novela, logra una reflexión constante. En momentos es confusa, por ello la idea de laberinto, pero es importante resaltar la ida y venida de amores, pasiones, azares, en un cosmos que también se puede llamar laberinto, o también se puede llamar vida.
FTE: La Voz de Cipollettihttp://www.cipollettinoticias.com.ar/index.php/component/k2/item/715-el-grito-de-la-locura-%E2%80%93-rese%C3%B1a-a-%E2%80%98fines-y-principio%E2%80%99-de-alejandra-rey.html