Esta web, cuyo responsable es Bubok Publishing, s.l., utiliza cookies (pequeños archivos de información que se guardan en su navegador), tanto propias como de terceros, para el funcionamiento de la web (necesarias), analíticas (análisis anónimo de su navegación en el sitio web) y de redes sociales (para que pueda interactuar con ellas). Puede consultar nuestra política de cookies. Puede aceptar las cookies, rechazarlas, configurarlas o ver más información pulsando en el botón correspondiente.
AceptarRechazarConfiguración y más información

chema87

El consumo de bebidas energéticas con cafeína es una tendencia actual en nuestra sociedad, marcada principalmente por adolescentes, adultos jóvenes y deportistas. En el caso de los adolescentes y adultos jóvenes su uso se encamina, por ejemplo, a mantener un estado de alerta durante épocas de exámenes, mezclas con alcohol o consumo diario como cualquier otra bebida. En el caso de los deportistas, priman los efectos excitantes de algunos de sus componentes como la cafeína y la taurina en busca de una práctica deportiva más eficaz y eficiente.

            El problema que conlleva este tipo de bebidas energéticas radica principalmente en las reacciones que provoca en el organismo humano, entre ellas destaca un aumento notable de la frecuencia cardiaca y la tensión arterial en reposo.

            Todos sabemos que los deportistas de alto nivel y alto rendimiento están expuestos a niveles elevados de estrés debido tanto a la exigente práctica deportiva como a los hábitos diarios a los que están sometidos. El estrés, a nivel fisiológico, también produce alteraciones en la frecuencia cardiaca y la tensión arterial. Si nos centramos en los deportistas de alto nivel y alto rendimiento, a los vectores estrés y elevación de la frecuencia cardiaca y la tensión arterial en reposo por consumo de bebidas energéticas les debemos de sumar el vector aumento fisiológico de la frecuencia cardiaca y la tensión arterial como consecuencia de la exigencia cardiovascular en el deporte. La suma de éstos hace presagiar alteraciones orgánicas de importancia pues se suman tres factores de riesgo de patologías cardiovasculares.

            El ictus, concretamente hemorrágico, esta íntimamente relacionado con la hipertensión arterial y la rotura de vasos sanguíneos intracraneales. Por tanto, un deportista de alto nivel o alto rendimiento consumidor de bebidas energéticas con cafeína es un sujeto susceptible, sobre la teoría, de padecer un ictus hemorrágico pues suma consecutivamente la hipertensión provocada por la bebida energética con cafeína, la hipertensión fisiológica de la práctica deportiva y la hipertensión consecuente al estrés.

            Es cierto que es solo una hipótesis y no todos los deportistas tiene porque sufrir un ictus hemorrágico pero si que suma factores de riesgo evidentes.