Esta web, cuyo responsable es Bubok Publishing, s.l., utiliza cookies (pequeños archivos de información que se guardan en su navegador), tanto propias como de terceros, para el funcionamiento de la web (necesarias), analíticas (análisis anónimo de su navegación en el sitio web) y de redes sociales (para que pueda interactuar con ellas). Puede consultar nuestra política de cookies. Puede aceptar las cookies, rechazarlas, configurarlas o ver más información pulsando en el botón correspondiente.
AceptarRechazarConfiguración y más información

Elisa Capellades

Soy Elisa, ingeniera y maestra de Educación Infantil. Soy mamá de dos niñas, de 5 y 2 años. Amante de los libros en general y de los cuentos en particular. Escritora por afición y por necesidad Aquí la historia del cuento:

¿QUÉ HACEN LAS TETAS CUANDO DUERMEN Un recurso tierno y divertido para acompañar el destete

Ya con el destete de mi hija mayor, Mariona, que ahora tiene cinco años, eché de menos un recurso para acompañar ese proceso de una forma respetuosa, pero a la vez divertida.

Ella tenía casi dos años y medio, y después de una lactancia bonita, sentía que había llegado el momento de cerrar una etapa: noches muy duras debido a la agitación por amamantamiento, que me provocaban una sensación desagradable y extraña. Recuerdo que durante el proceso utilicé a menudo la frase Ahora no puedes hacer teta porque las tetas están durmiendo, e incluso alguna noche improvisaba de forma oral un cuento similar al que finalmente he escrito, pero al que le faltaba un soporte gráfico, tan importante en el caso de los niños más pequeños

No quería que me pasara lo mismo con mi segunda hija, así que por si acaso entorno a sus dos años volvíamos a estar en una situación parecida, me puse a dar vueltas al tema. Y así fue como ahora hace un año empecé a gestar este proyecto: un cuento que acompañase el proceso de destete en niñ@s a partir del año aproximadamente, cuando ya es más complicado que se conformen fácilmente con alternativas al pecho. He intentado fusionar mi experiencia como madre con mis conocimientos como maestra de Educación Infantil, para intentar crear un recurso versátil y práctico.

Un punto clave en el proceso fue el de buscar ilustrador/a, y enseguida tuve claro que quería que fuera Marta Espinach (quién fue hace años mi profesora de Educación Visual y Plástica, y de quien guardaba un bonito recuerdo) la encargada de plasmar todo lo que yo había imaginado para cada fragmento. Que ella accediese fue maravilloso, porque enseguida supo captar la intención y el talante de la historia, haciendo realidad un sueño que ya hacía años que quería materializar.

El cuento intenta no responsabilizar a ninguna de las dos partes, intentado dar un enfoque evolutivo al proceso, como algo que sencillamente sucede. El texto es corto, pensado para conseguir mantener la atención de los más pequeños, y las ilustraciones son preciosas: originales y divertidas (¡la caracterización de los pechos que ha hecho Marta es genial!), pero a la vez tiernas y amorosas.

El bebé protagonista bien puede ser un niño o una niña, de manera que cada cual lo pueda adaptar a su hijo o hija. Asimismo, la edad también es ambigua de manera intencionada, ya que el abanico de edades al cual se dirige es muy amplio.

Otra ventaja del cuento es que es fácilmente adaptable al tipo de destete (diurno, nocturno o total), incluso a medida que avanza el proceso el propio cuento puede evolucionar. De la misma manera, y después de darle mil vueltas, me decanté por utilizar la palabra teta, ya que era la que utilizábamos en casa, pero que en el momento de explicarlo puede utilizarse la palabra que sea más familiar para cada niño o niña, ya que esto no cambia para nada la estructura del cuento.

Como si del destino se tratara, este cuento ha llegado en un momento clave: el proceso de destete de mi pequeña Àneu, de casi dos años y medio, y con la que he podido poner en práctica aquella que con Mariona sólo pude improvisar, y en tan solo una semana hemos logrado el destete diurno. Y lo más importante: sin ninguna lágrima, al contrario, sustituyendo poco a poco las tomas de pecho por momentos compartidos llenos igualmente de amor, pero de un amor que ha ido cambiando de forma

Por último, añadiría que a mi pequeña (¡y a la mayor por supuesto también!) le encanta que el cuento sea interactivo. Me explico: como el argumento es que las tetas cuando duermen están fabricando besos y abrazos, cazando cosquillas y pescando caricias, el propio cuento invita a hacer en cada página besos, abrazos, cosquillas y caricias, cosa que ya anticipan y esperan con ganas, ahora que ya conocen el cuento. Además, ahora que ya lo hemos explicado unas cuantas veces, me he dado cuenta de que lo puedo utilizar incluso cuando no lo tengo delante, ya que por ejemplo si me pide hacer teta en algún momento del día, enseguida le explico que no puede ser porque están durmiendo, y ella misma me contesta ¡Pero cosquillas sí! y nos estamos un rato haciendo carantoñas y enseguida se despista.

Ojalá este cuento pueda ayudar también a muchas mamás y niñ@s, y hacer que el proceso de destete sea tan respetuoso y amoroso como lo ha sido la lactancia, poniendo un punto final dulce a una etapa maravillosa...