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mikael33

 La extraordinaria Anna Catalina Emmerick, fue una humilde monja alemana mística, estigmatizada y visionaria, de la orden agustina que vivió en siglo XVIII. El Papa Juan Pablo II la beatificó el 3 de octubre de 2004. Fue predestinada por Dios para ser dotada de dones y bendiciones sobrenaturales tan especiales como ningún ser humano los ha tenido hasta ahora (salvo quizás la Virgen María), tal y como ella lo afirmaba. Toda la recopilación de sus visiones sobre detalles ocultos de la vida de Jesús, María, los Apóstoles, la iglesia naciente, algunos profetas  y santos del Antiguo y Nuevo Testamento; al igual que pormenores de las historias sagradas sobre el Antiguo testamento, estuvieron a cargo del famoso poeta alemán Clemente Brentano, quien las reunió en varios tomos para el provecho de las almas y la defensa de la fe católica, ante las graves persecuciones  de la que era víctima en ese tiempo en Alemania por parte de los enemigos de la religión; e igualmente, previendo la gran apostasía que se avecinaba llegar en los albores del modernismo y de la época contemporánea.

Tan pronto Brentano culminó su obra, fue de admirable recibo por parte de los círculos intelectuales y eruditos de su época quienes quedaron impactados ante tal desborde de conocimientos culturales, religiosos, geográficos, demográficos, etc., por parte de una religiosa que nunca salió de su pueblo. La vidente nos relata sobre el paraíso, el purgatorio y el infierno con más exactitud que Dante en su Divina Comedia; nos narra la caída de Adán y Eva con más erudición que Milton en El Paraíso Perdido; nos descubre las artimañas del demonio con más sentido que Goethe en Fausto; nos muestra la vileza del corazón humano con más realidad que Víctor Hugo en Los Miserables; nos presenta un análisis del alma más atormentador que en las obras de Fiodor Dostoievski; en fin, nos deleita con más dulzura y emoción que los mejores poemas pastoriles y novelas idílicas de la literatura universal.

Supera en extensión y profundidad a las revelaciones de la Magna Santa Hildegarda Von Bingen, Santa Matilde, Santa Gertrudis, Teresa Neumann y otras videntes y estigmatizadas de nuestros tiempos. Confirma y complementa lo que han dicho los santos y doctores de la realidad sobrenatural al sumergirse en la contemplación de esta dimensión más allá de lo posible para la mente humana.

Si se hubieran reunido, para ponerse de acuerdo, los más calificados escritores, poetas, historiadores, geógrafos, arqueólogos, astrónomos, teólogos y exegetas, no hubieran logrado realizar una reconstrucción de la historia antigua y moderna, ni hubieran podido dar una descripción y explicación de la vida, pasión y muerte del Redentor más lógica, más noble y perfecta que la que nos presenta Ana Catalina Emmerick por medio de sus místicas contemplaciones.