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Tendrá que pasar aún más tiempo para que el saxofón se gane una plaza fija dentro de la orquesta; posiblemente será la demanda del repertorio la que consiga de una vez introducir de manera estable al saxofón en la plantilla orquestal.

Resulta duro para el saxofonista formarse de manera similar a un clarinetista o un trompetista, y verse privado de poder disfrutar del repertorio orquestal. A mi opinión se trata de una injusticia histórica contra la que prácticamente poco podemos hacer.

Sin embargo, nuestro instrumento se revela como fundamental en las bandas de música, pero aún éstas en nuestro país, y en el mundo musical en general, no han conseguido llegar al nivel en el que se encuentra el mundo orquestal.

Por lo tanto, a los saxofonistas sólo nos queda seguir trabajando para engrandecer la evolución de nuestro instrumento, y que cada día sea más empleado y valorado.

Desde sus comienzos el jazz se ha ramificado en muchos estilos carentes de una descripción única que se adapte a todos ellos con fiabilidad absoluta. Sin embargo, pueden hacerse algunas generalizaciones, teniendo en cuenta que en todos los casos hay excepciones.

Los intérpretes de jazz improvisan dentro de las convenciones del estilo que han elegido.

Casi todos los estilos del jazz siguen activos en los '90, incluyendo el Dixieland, jazz clásico, pequeños grupos de swing, be-bop, hard bop, post-bop, y varias formas de fusión. El jazz ha pasado a ser una música realmente internacional, aunque su evolución se ha hecho más lenta durante los últimos 20 años.

Hoy no es evidente la dirección en que irá el jazz en el futuro. Algunos cínicos piensan que la música ha llegado al final de su desarrollo, pero se puede apostar que mientras existan grabaciones, junto con la necesidad de autoexpresión, el jazz sobrevivirá.