Esta web, cuyo responsable es Bubok Publishing, s.l., utiliza cookies (pequeños archivos de información que se guardan en su navegador), tanto propias como de terceros, para el funcionamiento de la web (necesarias), analíticas (análisis anónimo de su navegación en el sitio web) y de redes sociales (para que pueda interactuar con ellas). Puede consultar nuestra política de cookies. Puede aceptar las cookies, rechazarlas, configurarlas o ver más información pulsando en el botón correspondiente.
AceptarRechazarConfiguración y más información

Foro para escritores de Bubok

Para participar en los foros de Bubok es imprescindible aceptar y seguir unas normas de conducta básicas. Puedes consultar estas normas aquí
X
romi
Mensajes: 678
Fecha de ingreso: 25 de Abril de 2008

La hermana Milagros

8 de Diciembre de 2013 a las 10:21

Bubok

LA HERMANA MILAGROS

 

               Sentando en el Puente del Aljibillo, mi amigo me preguntó:

- ¿Tú crees que aquí en Granada y paisajes que le rodean, hay algo que sea más bello y eterno que la Alhambra y los reyes que la construyeron?

- Yo creo que como la Alhambra y la historia, junto con los que ahí vivieron, nada por aquí en Granada es más grande y eterno.

- Pues hay algo mucho más importante que todo esto y que, por ser tan hermoso y singular, trasciende por completo al tiempo.

- ¿Y qué es?

- Te lo voy a contar en forma de cuento. Escucha despacio y luego sacas tus conclusiones.

 

               “De los tres hermanos, era la menor y le llamaban Milagros, porque este era su nombre de pila. Y ella, con el hermano que mejor se llevaba era con el mediano. Por eso siempre estaba pendiente de él tanto para cuidarlo como para jugar o irse de aventuras por los campos. Y aquella mañana de primavera, ya mediado del mes de mayo, el hermano menor bajó por la ladera hacia la fuente de las higueras. Era aquí donde, con el agua del manantial y con la corriente del arroyo, la hermana estaba en su juego. Vio al hermano acercarse y lo esperó porque le llamaba la atención el pequeño ramo de flores que portaba en sus manos. Se lo alargó a la hermana en cuanto estuvo junto a ella y le dijo:

- De los campos las acabo de coger para ti. Son los frutos de la primavera y fíjate qué maravilla.

Cogió la hermana el ramo y lo acercó a su cara al tiempo que preguntó:

- ¿Qué flores son estas?

- Las moradas son de malvas, las rosadas de ajos porros, la amarillas y blanca, margarita y la rojas, amapolas.

- ¡Gracias por tu regalo en el día de mi cumpleaños!

 

               Y en ese momento, en el puntal de la derecha y donde las encinas de troncos recios, aparecieron las ovejas. El rebaño de ovejas blancas que los tres hermanos cuidaban y que todas las noches encerraban en el corral de monte un poco más arriba de la fuente y por debajo del pequeño cortijillo, sobre el montículo. Y en este edificio era donde en ese momento estaba el hermano mayor. Observándolo todo pero sin intervenir en nada porque confiaba en los hermanos menores. Al ver asomar por el puntal al rebaño de ovejas, la hermana dio unas voces pidiéndoles a los animales que se volvieran para atrás. Le preguntó el hermano menor:

- ¿Por qué haces eso?

- Todavía no se ha puesto el sol y lo que pretendo es que los animales den la vuelta al cerro y lleguen al corral justo al caer la noche. De este modo, tienen más tiempo para seguir pastando.

- ¿Y si al dar tanto rodeo se les hace de noche fuera del corral y los lobos las atacan?

- No pasará eso, ya verás.

 

               Pero la noche llegó y las ovejas no asomaron por el otro lado del cerro. A la cueva de las rocas en el puntal por encima de las cascadas del río, se fue el hermano menor y la hermana se refugió en la cueva del mismo puntal, pero en la parte alta. El hermano mayor se quedó en el cortijo confiando en que todo iría bien como tantos otros días. Pero la noche se cerró y desde su cueva entre las rocas del puntal de las cascadas, el hermano menor imaginó al rebaño de ovejas no acercándose al corral como otros días sino subiendo a lo más alto del cerro de los robles. Se dijo: “Han intuido a los lobos y buscan las alturas para librarse de ellos”. Se acordó de la hermana y por eso se puso a llamarla diciendo:

- Milagros, Milagros, que los lobos se van a presentar y se comerán a todo el rebaño.

Y por más voces que daba, la hermana no contestó. A lo lejos y desde su cueva, el hermano menor veía las antorchas de la Alhambra y a unos metros de su cueva, se oían las cascadas del río cayendo”.

 

               Cuando mi amigo terminó de contarme este relato, de nuevo me preguntó:

- Y ahora que conoces esta historia de la Hermana Milagros ¿crees o no que esto es más importante y eterno que la Alhambra, su historia y todos los reyes y personas que vivieron en ella?

Y no supe qué responderle.