CUMPLEAÑOS
Vivía en una casa muy humilde que tenía dos ventanas a la Alhambra y al río Darro, un rosal y un limonero en la puerta y un pequeño pilar con agua clara. No estaba casada pero sí tenía una niña hermosa como un sol, con ojos y pelo negro y cara sonrosada. Para ella, la madre solitaria pero según algunos vecinos muy afortunada, no existía en el mundo más belleza, gozo y luz que la ingenuidad de su niña, la gracia con que jugaba y la sonrisa limpia y clara que dibujaba en sus labios. Por eso, a los conocidos, siempre les decía:
- Dios no me ha querido dar familia ni grandes amigos que me quieran pero sí me ha premiado con la niña más hermosa que nunca hubo en este suelo.
- Y eso es cierto.
Casi siempre le decían los conocidos.
Y un día, cuando la primavera llegaba a su fin y el verano se acercaba, varias amigas de la niña, entre sí comentaron:
- Todas sabemos que dentro de unos días, justo el primero del verano, nuestra amiga cumple años. ¿Qué se os ocurre a vosotras que podríamos regalarle?
Las amigas pensaron durante un rato y luego una, la que tenía la misma edad que la niña de la mujer pobre, dijo:
- A mí se me ocurre algo que a lo mejor puede gustarle mucho.
- ¿Qué es?
- Todas nosotras y nuestras familias, somos muy pobres pero todas sabemos que a nuestra amiga le gusta mucho la naturaleza, las plantas olorosas, las flores y especialmente algunas cosas muy concretas.
- Sabemos eso pero ¿qué es lo que se te ha ocurrido a ti?
La niña decidida pidió a las demás que la rodearan y que la escucharan despacio. Le hicieron caso y durante un buen rato, habló y explicó despacio lo que había pensado como regalo especial para el cumpleaños de la buena amiga. Escucharon muy interesadas todas las reunidas y al final dijeron:
- Pues nos gusta mucho tu idea. Creemos que es fantástica. ¿Cuándo empezamos a prepararla?
- Mañana mismo. Esta noche hablo con mi padre para que nos preste el borriquillo y vosotras, les pedí permiso a vuestros padres para que el día primero del verano, nos dejan ir a las montañas.
- ¡Qué divertido y qué original regalo vamos a prepararle a nuestra amiga!
Y el día primero del verano, por la mañana temprano, salieron de sus casas camino de las montañas. Montadas en el borriquillo, algunas y otras andando. Por las montañas, cerca del río Darro en sus partes altas y por algunos valles, buscaron lo que necesitaban y lo fueron cargando en el borriquillo. Cuando ya tuvieron las aguaderas llenas, regresaron al barrio, recorrieron las calles y fueron directamente a casa de la amiga. Llamaron a la puerta y al salir la madre, la niña de la gran idea, dijo:
- Venimos a felicitar a nuestra amiga y a entregarle un original regalo de cumpleaños.
- Pues pasad que en la sala está esperando.
Pasaron las amigas a la vez que empujaron un poco al borriquillo para que se acercara todo lo que pudiera y al ver a la niña que cumplía años, todas la felicitaron cantando una sencilla canción. Luego le dieron besos y al final le dijeron:
- Y aquí está nuestro regalo.
Acercaron al borriquillo un poco más y rápidas quitaron una preciosa tela azul que cubría las aguaderas de esparto y el lomo del animal. Antes ellas, antes los ojos de la madre y de la niña del cumpleaños, aparecieron las plantas y las flores en todos los colores: tomillos verdes y muy perfumados, mejoranas frescas y olorosas, romeros llenos de tallos nuevos, ajedreas, hierba buena y mastranzos. Y al instante, todo el airecillo se quedó impregnado de las frescas y variadas esencias que las plantas desprendían. Sin palabras se quedó la niña de cumpleaños y lo mismo de asombrada y quieta se mostró la madre. Al fondo del borriquillo con su olorosa carga de plantas aromáticas, se vía el río Darro, la Alhambra sobre la colina y la ciudad de Granada. Pasados unos minutos, la niña del cumpleaños dijo:
- Vuestro regalo es lo más hermoso que nunca he soñado.