La huida
Esta
noche, en alguna parte entre Madrid y Barcelona, pensarás en mí. No
podrás evitarlo. Recordarás mis lágrimas al despedirte, el temblor de
mis manos cuando te agarraba sin querer dejarte ir.
Esta
noche, sí, sabrás que te quise de una forma que nunca mereciste y que
nadie más te dará. Volverás con tu mujer y tus hijos, tu vida ordenada,
tus libros y los paseos por las Ramblas.
Pero
cada noche, como ahora, te acordarás de mí. Será como una condena, una
muerte anunciada, como hundirte en el mar para siempre sin siquiera
darte cuenta.
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En el principio... � Esta noche, en alguna parte del mundo, Ojo de Hielo tal vez esté recorriendo las heladas tierras del continente septentrional con la esperanza de encontrar el camino que le lleve de vuelta hacia occidente, allí donde el tiempo siempre es agradable y no hace ni frío ni calor.�Le rogamos que se quedara, pero él quería volver con los suyos. En el fondo, sabía que no iba a encontrarlos, que su estirpe había desaparecido para siempre... Pero su determinación por regresar a la tierra de sus antepasados era inquebrantable. Aquel día, al amanecer, la tribu se despedía del último Neanderthal.
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MALA DISGESTIÓN � Esta noche en alguna parte, Lucas entiende por primera vez qué sucedía cuando de pequeño, había veces en que sus padres cerraban la puerta del dormitorio y oía ruidos extraños a través de las paredes. También entiende por primera vez lo que hacía madre cuando padre salía a buscar trabajo y la visitaba algún desconocido. Cierto es que después de estas ocasiones sobre la mesa había algo caliente que llevarse a la boca. Fue una mala temporada. Y ahora que lo entiende, no puede remediar que le entren náuseas. |
De dormidas y otros menesteres Esta noche, en alguna parte de mi sueño te veré. Estarás tan perfecta y limpia como siempre. Te diluirás en cuanto me veas. Pero por la mañana, ya despierto, continuaré imaginándote, acurrucado en las sábanas y la manta, abrazando la almohada como si fueras tú. Será el séptimo día y yo descanso, y lo hago a mi manera: soñando. |
Corrí bajo la lluvia. Esta noche en alguna parte … estas!!! �Pero no aquí por lo tanto te dejo esta nota. “Me apresure a terminar aquel monótono expediente, que debía� llevarte �al café de la otra cuadra. Escogí una mesita pequeña. �Desde� allí� también lograba una �buena vista hacia la entrada. Se acerca la mesera, le pido un tercer �cortado, miro el reloj, las 23:15. Llevaba más de tres horas esperándote y más de dos años amándote en silencio. ¿Por qué no llegas ahora que debo confesártelo? ¿Es qué no me amas? Ya no importa, ahora sé que nunca estarás. |