Me ha sorprendido una obra de la autora ITIA TUÑAS
PERNAS que por ahora tansolo son dos primeros capítulos que se leen en 20
escasos minutos pero que te llenan de impresiones y de ideas.
Su autora colgó estos dos capítulos para poder
sospesar las opiniones de todos nosotros y, de este modo, saber si continuar y
como continuar su relato.
Es solo un texto inicial, algo introductorio que tiene mucho camino por delante, pero de una calidad innegable.
Ahí va pues mi valoración de estos dels primeros capítulos de "Eldaran, príncipe de Leyva":
He de decir que no
puedo valorar estos dos primeros capítulos del libro solo con mis simples y meras
palabras. Pues ellas, todas y cada una de mis palabras, parecerían simples
balbuceos al lado del ingenio y la gracia de Iria Tuña Pernas, autora de esta
obra iniciática “Eldaran, príncipe de Leyva”.
Esta es una obra tan
sorprendente y grande, que siento la necesidad imperante de citar sus más
notable atributos para, a la vez, poder valorarlos y exponerlos a todos
vosotros.
En forma de esquema
general, podría decir que “Eldara, príncipe de Leyva” no es la típica historia
inmadura que se deja caer en los tópicos de lo inexplicable, no. Esta obra no
se cierne en absoluto a ninguna norma convencional o en tópicos más que
desgastados.
La historia se relata
con rigurosidad, aparentemente simple, pero solo en aparencia. El contexto y el
relato en sí, cargado de descripciones y de pensamientos y expresiones propias
del personaje, le dan vida a la narración. No es un simple relato donde cuentan
los acontecimientos y los hechos fantásticos acaecidos, sinó que es un relato
lleno, latente de expresiones, figuras retóricas, descripciones casi poéticas
que nos brindan cierta lírica a la narración; juegos de palabras y apólogos que
presentan a un ser o a un personaje relatando su aparición del mismo modo que
ya lo describe dibujandonos en nuestra mente su imagen con una gracia y una
imaginación dignas de un Poe o un Doré.
“… casi me doy de bruces con una criatura diminuta, de
alas incansables y vocecilla estridente…”
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