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aatmpvr
Mensajes: 1
Fecha de ingreso: 2 de Diciembre de 2020

Nubes grises, la historia que nunca conté

2 de Diciembre de 2020 a las 21:35

La lluvia caía constantemente, desde hacía ya tiempo, sin dar respiro alguno desde aquellas nubes grises y los truenos y relámpagos campaban a sus anchas por el firmamento. Llevaba mojado un buen rato pero no me había percatado de ello de lo ensimismado que estaba, quién me iba a decir a mí lo mucho que me representarían esas palabras que tiempo ha deseché, quién me iba a decir, que de haberlas escuchado todo habría acabado mejor. 

 

Lo único que quería en ese momento era llegar a mi casa, quitarme toda esa ropa y darme un baño caliente para relajarme, el resto de cosas carecían de importancia; quién podría pensar, que todas esas cosas básicas a las que no prestaba atención sería las que más añoraría con el paso del tiempo. Me tiré una hora en aquella bañera, con la espuma hasta el cuello, pensando en mis cosas; durante ese tiempo me vinieron a la cabeza todas las cosas que podía haber hecho pero no hice, en ese entonces no comprendía el porqué de repente había recordado esas cosas, pero a día de hoy lo entiendo perfectamente. Salí de la bañera, pensé en preparar algo para cenar pero al final, como no tenía demasiada hambre, decidí irme directamente a mi cuarto.

 

A pesar de que el sueño comenzaba a atacarme decidí practicar un poco de piano, como solía hacer todas las noches, para desestresarme del todo; por un momento me llegué a parecer a aquel joven estudiante que un día fui y que tocaba el piano como los ángeles, a ese chico que hasta aquel nefasto día era feliz y embelesaba a todos con su música; pero no, aquel chico murió junto con la chica que amaba, quien se fue mientras él estaba en pleno concierto, y que se llevó toda la alegría de su vida consigo. Como empezaba a ponerme nostálgico decidí parar, no quería llorar antes de dormir y fastidiarme la noche con pensamientos tristes y melancólicos. Bajé la tapa del piano, guardé las partituras, apagué la luz y me metí en la cama dispuesto a dormir; no sabía yo que aquel día iba a ser el último día normal que iba a tener en los próximos años de vida. Me desperté con la cabeza embotada, un fuerte dolor acapara la parte posterior de esta y no me dejaba pensar con claridad; como a tantas otras cosas, no le di importancia y seguí con mi día a día sin preocuparme por ello, pero aquel dolor sería el comienzo de un calvario que me haría reencontrarme con mi yo más oscuro. Pasaban las horas y ese dolor no se iba, no solo eso, sino que además ahora lo acompañaban náuseas y mareos, y cómo no, como buen zoquete de manual que era, seguí sin preocuparme por ello. El día llegaba a su ocaso y el dolor seguía incrustado en mi cabeza, cada segundo parecía horas y aquella situación se comenzaba a tornar insostenible; con manos temblorosas cogí mi teléfono y llamé a , urgencias, la voz se me iba y volvía a placer así que no podía comunicarme correctamente, en ese momento yo ya estaba ausente y debió ser mi subconsciente el que respondiera con mi dirección para que mandaran una ambulancia, una vez dicho eso todo se volvió negro y comenzó mi pesadilla. 

 

Notaba como si de repente hubiese comenzado a flotar pero seguía sin ver nada, hubo un fuerte ruido y una luz muy brillante lo sucedió, y allí estaba ella, nada más verla me temí lo peor pues ante mí estaba el amor de mi vida, la chica que se llevó mi alma, corazón y sentimientos con ella al morir. No sabía qué hacer, quería ir hacia ella pero deseché ese pensamiento e intenté alejarme; no obstante, no conseguía ampliar las distancias, es más, ella cada vez estaba más cerca hasta que acabó en frente de mí, se me acercó al oído y me dijo.

 

  • Tranquilo cariño, pronto estaremos juntos, no estés triste.

 

En ese instante desperté y me encontré en una cama de lo que parecía ser un hospital, lleno de cables y rodeado por diversos aparatos, no sabía qué estaba pasando así que intenté alzar la voz y preguntar dónde estaba, pero mi voz no salía; probé a levantarme, pero ni mis brazos ni mis piernas querían responder a los estímulos que el cerebro les enviaba.

alegora
alegora
Mensajes: 2
Fecha de ingreso: 21 de Enero de 2021
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  • 21 de Enero de 2021 a las 11:14

Comienza bien, interesa, dan ganas de seguir leyendo, pero te aconsejo que cuides la primera frase, esa es la más importante y no le viene nada bien el número uno de los clichés: el de "la nube gris", nada más empezar. Los truenos y los relámpagos son fuerzas muy poderosas que pueden hacer algo más que "campar": piénsalo, imagínalo, estremécete con ello; dan mucho miedo, sobre todo si te pillan en la calle.