Hoy he recibido una negativa a publicar mi libro. Eso sí: ha sido personalizada y acompañada de unos elogios que no esperaba. Pero al fin y al cabo, lo mires como lo mires, ha sido un "no" como la Catedral de Burgos (o la de León, que digo yo que por ahí andará de grande y también es de nuestro señor). Así que después de hincharme a llorar y tomarme un Dorken, me he decidido a colgar mi libro en este sitio que, al menos en apariencia, saca buena nota.
En caso de que queráis echarle un vistazo, sabed que teneis mi permiso, aprobación y aplauso entusiasta. Y si se da la remota posibilidad de que lo que leeis os interesa, no tendría inconveniente en hacérosla llegar entera (no conseguí que el precio de descarga fuera cero...).
Por lo demás, que la vida nos depare suerte y que algún día podamos sentarnos en nuestros tronos a ver pasar el cadáver de nuestros enemigos.
Mónica, la Teniente Ripley
cita de Queequeg
Comparto contigo tanto el haber recibido negativas como esa pasión por que mi libro sea leído y recibir críticas, que así es como se aprende, digo yo
Exacto. Porque llega un momento en el que pierdes la perspectiva sobre aquello que estás escribiendo y necesitas un juicio ajeno por completo a tu, digamos, esfera vital. De todos modos, el que para mí es el gran problema no es conseguir publicar sino a dónde dirigirte si quieres hacerlo. La mayor parte de las editoriales pequeñas no aceptan nuevos manuscritos porque su programación está cerrada por cuestiones de presupuestos (a veces, a años vista) y apostar por las grandes es garantizarte que ¡6 meses después! te digan que te ha tocado el boleto que pone "no". Y sin olvidar, claro está, el cochino dinero: enviar un manuscrito encuadernado (cuando no dos), ronda los 30 euros. Al final, sale más rentable destinar ese dinero en pagar a un mafioso que les convenza de que nuestro libro vale a pena con métodos menos sutiles. En fin... Paciencia, que dijo Penélope. Besos a todos
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