que gracia! No me sabía esta parte de la historia, qué curioso! jeje
Enhorabuena por el libro! Tengo unas ganas de sacar el mío, que sensación tiene que dar cuando está acabado y lo tienes ahí! Felicidades! :)
������ VERO
Me gusta escribir libros impíos. Burlarme de tanta ñoñez, tontería y disparate que rodean la Iglesia. Un buen día descubrí a Voltaire y me lancé a leer autores no españoles. Fue una liberación. Estaba más que harto de los que Franco y los suyos permitían leer. No tenía ni idea de que se pudiera escribir de otra manera y ver de otro modo lo que aquí era sagrado. En el país vasco se publicaba la revista El Mensajero del Corazón de Jesús y en mi casa estábamos suscritos a ella. Ya os podéis imaginar de qué iba la cosa. Había una sección de consulta que era como la Elena Francis de los libros. Recuerdo haber consultado yo si se podía (moralmente) leer a Wodehouse, un autor inglés parecido al Giovanni Guareschi del Don Camilo italiano, que escribía dentro de la más estricta ortodoxia. Yo era adolescente entonces. Hubo quien consultaba acerca de los novelas Pueyo, las de Corín Tellado y similares. El caso es que cuando descubrí a los autores franceses que ponían en solfa la religión nuestra, ya no los dejé. Hace tiempo leí a Oskar Panizza, un alemán al que también la Iglesia persiguió. En uno de sus libros, La Inmaculada Concepción de los Papas, escrito a raíz de la promulgación del dogma de la infalibilidad papal, se burlaba de aquella gente del vaticano que se creía autorizada a declarar artículo de fe cualquier disparate, como la entonces también reciente Concepción Inmaculada de la Virgen. En resumen, me gusta escribir como ellos, a lo impío, burlarme y reirme de esa gente que -parece mentira- tanto poder tiene aún sobre nosotros. |