Leer con los ojos y los oídos. Eso nos lo ofrece el teatro. Pero no todo el mundo tiene ocasión de asistir a una función. Nos queda la lectura con los ojos, y dar voz a los personajes recitándolos a solas, igual que locos. www.lectorinfabula-jmgl.blogspot.com |
Soldados de Salamina fue un libro refrescante, pero la adaptación que hizo David Trueba para el cine es buenísima también, ¿eh? Yo diría que hasta mejora el libro, uno de esos casos raros. Trueba convirtió al personaje periodista en mujer, y así coló a su parienta Ariadna Gil, pero otro acierto más, porque la actriz está impresionante en ese papel. Cuando le dice desde lejos al viejo republicano que no lo olvidará, que lo mantendrá en su memoria, consiguió conmigo lo que el libro no pudo: hacerme tragar salivilla de pura emoción. Anoto Anatomía de un instante para futuras compras. |
Siempre se dice que la realidad supera a la ficción ( o que una imagen vale más que mil palabras), pero yo no lo creo. Cuando la ficción coge la realidad y la convierte en literatura, como en el caso de Javier Cercas o de Vargas Llosa, (o de David Trueba haciendo puro cine) lo que sale de ahí es mucho más intenso y más emocionante que las meras imágenes vistas mil veces de un hecho histórico. Porque las imágenes, al cabo del tiempo, dejan de tener sentido, mientras que la literatura o el cine, que son arte, se enriquecen conforme pasan los años. |
Bueno, yo no veo la ficción como algo disitinto de la realidad. Y no por una posición idealista filosófica o algo así. Todo, al final, resulta algo "contado": por otro, por los medios, y en último término por tí mismo. Contado y recontado y vuelto a contar. Pal caso, el tema de esta quincena del Concurso, Memoria. Algún relato -y además enganchado al 23-F-, trata justamente de éso, de "lo que se cuenta". |
Sí, pero cuando la realidad tiene tantos modos de quedar retratada, que no contada, por medio de imágenes, como es el caso de esa media hora grabada por una cámara de lo que ocurría en el interior del Congreso de los Diputados, un escritor como Javier Cercas va más allá de la imagen y cuenta. Otra cosa son los recuerdos tal y como los conservamos, tal y como nos los contamos, pues al fin y al cabo recordar es contarnos a nosotros mismos lo que hemos vivido. Nora García, por ejemplo, el personaje de Margo Glantz, que escribe lo que recuerda, aunque lo que recuerde sea anodino; lo importante aquí es cómo lo cuenta, pues por feo o mediocre que sea lo recordado, el lenguaje tiene la capacidad de redimir la realidad y hacerla literatura, cosa que la imagen, creo, no consigue, sino es que se hace cine, esto es ficción, con ella.
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Por lo común, una novela de aventuras suele ser una novela de aprendizaje en la que el protagonista, después de enfrentarse a varios peligros, sale más enriquecido en lo material, pero sobre todo en lo espiritual. Al menos eso es lo que sucede con las novelas de Robert L. Stevenson. |
Sí, pero en la de aventuras es la base de su argumento: el aprendizaje por medio del sacrificio personal. En las otras el lector siempre aprende, eso está claro, pero me pregunto si sus protagonistas lo hacen. El lector aprende a partir de los errores de los personajes: ¿Aprende algo Lazarillo de Tormes luego de haber pasado tanto hambre? Me temo que no. El lector, en cambio, encuentra en esa historia una serie de personajes cuyo ejemplo no debería seguir. |
cita de juanmglianes
Siempre se dice que la realidad supera a la ficción ( o que una imagen vale más que mil palabras), pero yo no lo creo. Cuando la ficción coge la realidad y la convierte en literatura, como en el caso de Javier Cercas o de Vargas Llosa, (o de David Trueba haciendo puro cine) lo que sale de ahí es mucho más intenso y más emocionante que las meras imágenes vistas mil veces de un hecho histórico. Porque las imágenes, al cabo del tiempo, dejan de tener sentido, mientras que la literatura o el cine, que son arte, se enriquecen conforme pasan los años.
Si hubieras trabajado 3 años en El CASO, quince años como reportero de suceos, entre Interviú y la tele, como yo, no dirías eso. Y añado; ¿qué sino realidad es la novela? |