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prolongo
Mensajes: 61
Fecha de ingreso: 16 de Abril de 2008

Literatura funcionarial

11 de Junio de 2009 a las 13:35

Hola amigos.

Estoy en el trabajo y, haciendo un pequeño receso, me he conectado a la web de bubok, y me ha sorprendido encontrar 31 usuarios conectados. Afortunadamente a veces puedo sacar unos minutos durante mi jornada laboral matutina en la Administración pública en la que trabajo para entrar en bubok e incluso, si estoy inspirado, para escribir mis textos.

Sí, habéis entendido bien, os escribo desde mi puesto de trabajo de funcionario de un Ente Público y en horas de trabajo. Y no me avergüenza confesarlo porque escribir cosas forma parte de mi quehacer profesional diario, de hecho suelo sacar ideas para mis textos de los informes y documentos que redacto. Puede que no sea una actividad muy honesta, pero la creatividad que conlleva me convence de que es un poco menos flagrante que leer el periódico o salir varias veces a tomar café a lo largo de la mañana. Pero no crean que soy el único que lo hace.

No sólo disculpo mi actitud que podría considerarse deshonesta sino que la defiendo con vehemencia, es más, en verdad creo que habría que potenciar esta tendencia del funcionario público hacia la literatura en horas de trabajo. Es un hecho constatable que la Administración es fuente de artistas de toda índole, pero sobre todo de grandes literatos. El gran número de funcionarios escritores así como la cantidad de novelas que tratan sobre funcionarios justifican la creación de un nuevo género literario: la literatura funcionarial, es decir, la escrita por funcionarios, leída por funcionarios y/o que trata sobre temas de funcionarios.

El mismísimo escritor francés Guy de Maupassant fue funcionario en varios ministerios franceses donde vivía del cuento (en sentido figurado) hasta que publicó su magnífico cuento “Bola de sebo” (1) y entonces dejó la Administración para vivir del cuento (pero ahora en sentido literal).

Estoy seguro de que su experiencia en la Administración le sirvió a Maupassant de importante fuente de inspiración en su magna obra literaria, no en balde es considerado maestro del terror, lo que se evidencia en la calidad literaria, originalidad y el alto número de cuentos horripilantes de los que es autor y en los que aparecen empleados públicos. El propio Lovecraft se inspiró en la obra de Maupassant en alguna ocasión.

A lo largo de su vida, la locura se apoderó de su mente, enfermedad cuya evolución se aprecia en el desarrollo de su obra llegando al momento cumbre de su demencia en el famoso cuento “El horla”, del cual él mismo dijo que algunos le considerarían loco tras leerla. Dicen que su locura fue consecuencia de su vida disipada y a la asiduidad a los prostíbulos de la época donde se contagió de alguna enfermedad venérea (también omnipresente en su obra). Pero yo pienso que el auténtico origen de su locura se puede encontrar en su experiencia en la Administración (la casa que vuelve loco según la llaman algunos) y que le marcó de por vida.

Que su paso por la Administración influyó en su obra y en su vida queda patente porque un tema recurrente en su obra es la mediocridad de los funcionarios, quienes forman parte de la fauna que pulula en sus cuentos. Estos personajillos aparecen en obras como “La casa Tellier” donde se cuenta cómo los funcionarios del gobierno frecuentan los cafés de París y los prostíbulos de la época (aunque en la obra no se explicita si lo hacían durante la jornada laboral, en su tiempo libre o si acaso pedían días por asuntos propios para ir a los lupanares).

Como dije más arriba, lo de ser funcionario y literato a la vez está muy extendido. Cervantes fue comisario de abastos y recaudador de impuestos, Bécquer y Gabriel Miró también trabajaron en el sector público, el Nobel Echegaray fue ministro de Hacienda, y Cela fue brevemente censor. A la lista hay que añadir a Sánchez Ferlosio y a Marsé. Otros escritores que probablemente aprovechaban su mesa de trabajo en la Administración para escribir sus obras fueron Charles Baudelaire que fue funcionario jefe de la Cámara de los Pares, Fiódor Dostoyevski que trabajó en la Dirección General de Ingenieros de San Petesburgo… y así una larga lista de genios literarios.

Así que, por favor, no critiquen mi actividad literaria en horas de trabajo, no vayan a frustrar la incipiente carrera literaria de un potencial premio Nobel en literatura. Y desde aquí les animo a todos a escribir desde su mesa de trabajo y en horario laboral.

1 “Bola de sebo” es la historia de una meretriz metida en carnes que, en plena guerra franco-prusiana, viaja en un carruaje junto con otros personajes, un militar prusiano quiere beneficiársela pero es rechazado por ella con el asentimiento del resto de los viajantes, pero cuando el militar los retiene a todos con la condición de que se cumpla su deseo de acceso carnal, los viajeros cambian de opinión porque, después de todo, “Bola de sebo” sólo es una puta.

 

mortfan
mortfan
Mensajes: 672
Fecha de ingreso: 24 de Febrero de 2009
  • CITAR
  • 11 de Junio de 2009 a las 13:53
Bueno, no sé cómo será tu literatura pero yo, si en medio del trabajo o las clases, entro en internet y me pongo a mirar mis cosas, me largan. No sé cómo lo ves...
cerinto
Mensajes: 248
Fecha de ingreso: 29 de Abril de 2009
  • CITAR
  • 11 de Junio de 2009 a las 13:55
Sí, sí, Bola de sebo, la leí no hace mucho y me gustó, tanto me gustó que aún la recuerdo, recuerdo todos esos detalles que resumes. También yo trabajé en un despacho, no para la Administración española, pero sí de manera que se le parecía; y en la jornada laboral, ya que terminaba en un pis pás el trabajo asignado para el día, me leí la tira de literatura. Creo que entonces descubrí a Stendahl y a los rusos del XIX y no he olvidado a ninguno. Escribir, no escribía; pero leer, vaya si lo hacía. Et viva la Administración! que te permite un montón de tiempo libre.