El libro que estoy promocionando (creo que este es el foro específico para hacerlo) y que se intitula “Concurso, oposición y emasculación” hace el número 5. Casi todos son libros técnicos sobre Administración pública y electrónica. Pero este en particular recoge mis vivencias de más de 20 años en la Administración.
Es un libro escrito en tono irónico y jocoso, aunque también encontrarás textos serios.
Con este libro me he ganado la antipatía de muchos de mis compañeros, porque cuento experiencias que ratifican los peores tópicos que de los funcionarios se tiene. Pero no me importa, porque creo que estoy cumpliendo con un precepto divino: cachondearme de los funcionarios, como explico en el propio libro.
Así que, como forma de promocionar mi libro, seguidamente transcribo uno de los textos que conforman “mi obra” y que se titula Habacuc, en la cual expongo los orígenes de por qué hay que hacer chistes de los empleados públicos. Ahí va:
Habacuc
— 29 de junio de 2009 —
Ciertamente, el colectivo de los funcionarios es uno de los más denostados, ultrajados y calumniados, objeto de críticas y de burlas, con frecuencia despiadadas. Y yo soy uno de esos desalmados que arremete inmisericorde contra ese colectivo al cual también pertenezco.
Soy muy criticado por ello, pero yo llevo los merecidos reproches con resignación cristiana. Y es que con mis ataques verbales a los empleados públicos no hago más que cumplir con un precepto divino. Me explicaré:
Habacuc fue un profeta hebreo autor de uno de los libros de la Biblia datado alrededor del 612 a. C. Cuenta el Libro de Habacuc cómo este profeta habla con Yahvéh acerca de la maldad, la violencia y la perversión que reina y que somete al pueblo de Israel (en este época los Caldeos surgen como potencia que invade y arrasa Nínive). El profeta pide a Yahvéh que intervenga a favor de los débiles.
Y Yahvéh, en lugar de echarle una mano al pueblo judío, le responde con una sarta de profecías, a cual más terrible, entre las que se encuentra la siguiente:
Se burlarán de los reyes
y harán chistes de los altos funcionarios.
Se burlarán de todas las ciudades fortificadas.
Harán terraplenes para escalar sus murallas
y capturarán con facilidad esas ciudades. (capítulo 1, versículo 10).
El citado versículo se refiere a los crueles Caldeos, quienes no solamente se apoderan de los territorios y ciudades, toman prisioneros y aterrorizan a todo el que se cruza en su camino, sino que, en el colmo de las terroríficas prácticas guerreras y de la maldad más espantosa, harán chistes de los pobres e indefensos funcionarios israelitas.
Por eso, cuando en la columna de Crandell(1) encontréis textos en los que se reproche, se desacredite, se vilipendie o se menoscabe a los empleados públicos y sus actos, pensad que esas palabras están escritas ex cáthedra, o al menos por inspiración divina.
(1) "La columna de Crandell" es el título de blog donde escribo mis textos sobre los funcionarios.