Como la lectura es un acto íntimo y personal, hay un apartado que quizá no esté muy estudiado. Me refiero a los lugares que habitualmente utilizamos para leer. Seguro que cada uno tiene sus sitios y momentos favoritos:
Voy por delante:
-En el sofá del salón, por la noche. Con dos o tres libros esperando “en cola”, por si el que tienes entre manos es infumable.
-En el tiempo muerto del cuarto de baño. Para lecturas superficiales, de poco calado.
-En una cafetería, divisando la calle por la que la gente pasea. A poder ser un día con lluvia. Ideal para lecturas de carácter existencial y derivados.
-En las librerías. Para lecturas de sondeo, con pretensiones de compra.
-En los supermercados. Para los libros que todo el mundo comenta y que nunca comprarías. Se leen mientras vas empujando el carro, a la espera de que ella (o él) lo llene (esta posibilidad requiere negociación previa o, como se decía antes, mutuo acuerdo)
En el sofá de mi casa cuando no hay nadie más en casa y mis hijos no me lanzan balones de fútbol a la cabeza ni las "barbys" me dan cháchara. En mi cama, antes de dormir, si no se me requiere para otros menesteres. En el metro. Yo tampoco puedo leer en los sitios públicos porque me gusta demasiado mirar a la gente y no me concentro. En la playa imposible, me horroriza que los libros se manchen de esa sustancia empalagosa llamada crema para el sol... |
En el baño escondido de mis hijas cuando ha vuelto de trabajar mi contraria y puedo respirar unos minutos. En la terraza del apartamento de playa que tenían mis padres, después de un día de sol y calor compartiendo brisa con mi entonces novia y una bolsa de pipas. (Ya no hay apartamento, ya no como pipas y ya no es mi novia ahora es mi contraria). Es cierto, dejé de leer en el metro porque me gusta mirar a la gente. Pero sobre todo cuando todos duermen en casa y puedo estirarme en el sofá. |
En cualquier sitio. Aunque a veces me desconcentre la gente que pasa a mi alrededor, las historias de adolescentes que en la cafetería se están contando en la mesa de al lado, las voces de mi pareja (aliada, nunca contraria) pidiéndome si prefiero fregar los platos o hacer la cama... siempre puedo volver a concentrarme. Y si el libro se pringa de crema o de arena, o se humedece con el vapor que desprende la sopa que estoy removiendo, o se rompe por el lomo porque lo estoy doblando demasiado y tengo la otra mano ocupada en otros quehaceres... me da igual: un libro es para leer, no para que haga bonito. Mis libros tienen anotaciones, páginas dobladas, cuernos dibujados en las caras de las portadas, destartaleces varias... heridas de esta guerra cotidiana que significa el buscar unos minutos para leer unas líneas. |
En el tren. Los libros son mi salvación, ya que de otro modo no sé si sobreviviría a dos horas de tren todos los días cuando voy a clase xD Cuando no voy a clase, hago un hueco por la medianoche en mi habitación, simplemente. Los que decís que os gusta mirar a la gente y por eso no podéis leer... ¿que sois, voyeurs, psicópatas...? XDDD |
No creo amigo Idelosan que por mirar a la gente se sea voyeur o psicópata. No tiene por qué ser algo tan negativo. En mi caso lo que soy es "cotilla": me imagino quién es quién, me invento lo que dicen y a veces, porqué no, escucho lo que dicen... Es algo superior a mí. La historia que me cuente el libro siempre estará ahí, cada vez que abra el libro, las palabras serán siempre las mismas, pero la que se desarrolla ante mí es efímera. Cotilleo poético... Besos miles |
Me ha encantado tu frase, Xavi: lo que hacen algunos es mirar al libro y leer a la gente. Eso es lo que hacemos, Idelosan, leemos a la gente, nos empapamos de sus gestos, de sus tics, de su humor. Inventamos personajes. Los observamos en la distancia, tratando de adivinar sobre qué estarán hablando. Inventamos historias. ¿Cotilleo has dicho, Lola? No creo. Cotillear alude a los chismes de las personas conocidas: vecinos, familia, amigos... Nosotros curioseamos más bien, pues el sujeto no importa. Lo que importa es la historia. No nos interesa la persona, sí el personaje. Y sí, somos voyeurs, amigo Idelosan, como todos los contadores de historias. No existe mejor manera para alimentar la imaginación. |
cita de xavilapierr
Y dale con los videojuegos, joder. Al final me tendré que enfadar... ¿Por qué iba a distorsionar la realidad más un videojuego que, por ejemplo, un libro de fantasía?cita de Idelosan
En el tren. Los libros son mi salvación, ya que de otro modo no sé si sobreviviría a dos horas de tren todos los días cuando voy a clase xD
Los videojuegos te distorsionan la realidad pero algo aprendes. Lo que hacen algunos es mirar al libro y leer a la gente. Tienes razón que la mayoría son psicópatas, nada más que disimulan mientras traman. Los que llevan libro, los otros no. Ser voyeur no es nada malo. Por mi parte leo donde me pille. Empezados muchos, acabados pocos.
Cuando no voy a clase, hago un hueco por la medianoche en mi habitación, simplemente. Los que decís que os gusta mirar a la gente y por eso no podéis leer... ¿que sois, voyeurs, psicópatas...? XDDD Yo sigo pensando que eso de ir mirando a la gente por cualquier cosa que no sea puro ocio es un poco rarito... y cuidado, que yo soy de los primeros que cuando se aburre se pone a indagar hasta en el vuelo de una mosca, pero... No estoy de acuerdo en que un escritor se tenga que poner a observar a gente para sacar historias. Al contrario, poca imaginación se ha de tener si para escribir se necesita ponerse a forzar la observación de situaciones reales cotidianas para poderlas plasmar... de hecho, sin ir más lejos, por aquí en el foro leí una vez algo muy cierto: "no hay diálogos que queden menos naturales en un libro que la transcripción de diálogos que se den en la vida real en cualquier taberna". |
cita de Idelosan
cita de xavilapierr
Y dale con los videojuegos, joder. Al final me tendré que enfadar... ¿Por qué iba a distorsionar la realidad más un videojuego que, por ejemplo, un libro de fantasía?cita de Idelosan
En el tren. Los libros son mi salvación, ya que de otro modo no sé si sobreviviría a dos horas de tren todos los días cuando voy a clase xD Los videojuegos te distorsionan la realidad pero algo aprendes. Lo que hacen algunos es mirar al libro y leer a la gente. Tienes razón que la mayoría son psicópatas, nada más que disimulan mientras traman. Los que llevan libro, los otros no. Ser voyeur no es nada malo. Por mi parte leo donde me pille. Empezados muchos, acabados pocos. Cuando no voy a clase, hago un hueco por la medianoche en mi habitación, simplemente. Los que decís que os gusta mirar a la gente y por eso no podéis leer... ¿que sois, voyeurs, psicópatas...? XDDD Yo sigo pensando que eso de ir mirando a la gente por cualquier cosa que no sea puro ocio es un poco rarito... y cuidado, que yo soy de los primeros que cuando se aburre se pone a indagar hasta en el vuelo de una mosca, pero... No estoy de acuerdo en que un escritor se tenga que poner a observar a gente para sacar historias. Al contrario, poca imaginación se ha de tener si para escribir se necesita ponerse a forzar la observación de situaciones reales cotidianas para poderlas plasmar... de hecho, sin ir más lejos, por aquí en el foro leí una vez algo muy cierto: "no hay diálogos que queden menos naturales en un libro que la transcripción de diálogos que se den en la vida real en cualquier taberna". Hablas así porque eres aún muy jovencito, Idelosan. No pontifiques. Un escritor se nutre de muchas y muy variadas fuentes. De lo que le da gana, para no andarme por las ramas. Nadie aquí ha dicho que sea normativo tener que observar a la gente para ser un buen escritor. Tampoco que únicamente se necesite observar a la gente en el tren para inspirarte y encontrar ideas. Observar a la gente, tal como dice Lola, con la que coincido absolutamente en lo dicho, es una fuente indispensable y muy rica para imaginar vidas, historias, situaciones, cuadros. Una más. Los rostros en el tren emiten mucha información. Observarlos discretamente es toda una fuente de información y potencia la imaginación… del escritor. De todos modos no todas las caras en los trenes son dignas de ser miradas, tan solo unas pocas. Me gusta la cara de la gente sencilla, no las caras de tantos y tantos soplagaitas con apariencia de poetas o eruditos a los que le gusta sentirse observados. Ya se sabe que el hábito no hace al monje. Con estos no pierdo el tiempo. Están a salvo de mis miradas malignas, salvo que necesite un modelo para vestir a un personajillo de mis novelas. Un escritor, repito, se nutre de muchas fuentes. Si un escritor piensa que tan sólo vive de sentarse a pensar y voilá, ya viene la imaginación y la inspiración a sacarte del apuros, es que aún es un pipiolo de este oficio y lo que escribirá será falso. Y sí. Los escritores tenemos un poco o un mucho de psicopatía. ¡Ay del que no la tenga! Un escritor es un OBSERVADOR. ¿Eres de la cofradía, o te quedas fuera?
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cita de DanielTurambar
Observador seguro (en mayor o menor grado) pero psicópata... Un psicópata carece de empatía, la cualidad de ponerse en la piel del otro, y, a no ser que uno sea un onanista de cuidado en sus escritos, una pizca debe hacer falta.
Y un escritor, tampoco se la coge con papel de fumar. |
Todo artista precisa de la observación para plasmar en sus obras aquello que ve, aquello que siente, aquello que percibe y, aun, aquello que se inventa. Pintores, escultores, cineastas, poetas, noveslistas... todos necesitamos contemplar la realidad para expresarla en nuestras obras. A nuestra manera, con nuestros matices, con nuestras percepciones, con nuestra manipulación. ¿Imaginación? Pues claro que sí. Pero si alguien quiere describir un marciano no tiene suficiente con la imaginación, pues nunca podrá hacerlo si no ha visto una persona primero. Con la imaginación transformará la persona en marciano, claro, pero siempre después de haber contemplado y analizado una persona. Todos los personajes de J.R.R. Tolkien se basan en personas reales. Todos los animales de Michael Ende se basan en animales reales. Todos los híbridos de George Lucas se basan en seren reales. Y no creo que estos tres creadores puedan ser tachados de contar con escasa imaginación. Los escritores somos, irremediablemente, voyeurs, o mirones si es que pretendemos conservar más puro el idioma propio. Contemplamos y nos empapamos de todo aquello que nos rodea para poder transformarlo más tarde. No se trata, como aquí se ha comentado, de transcribir un diálogo real. Se trata de basarte en este diálogo para saber de qué habla la gente de la calle, de qué le interesa, de cómo lo cuenta. Se trata de observar la pareja del fondo, aquella que habla acaloradamente, aquella de la que no oyes absolutamente nada, y asignarle un diálogo, fomentar y alimentar la imaginación intentando adivinar de qué están hablando. Crear, en definitiva, mundos paralelos al real para perfeccionarlos después en nuestros folios. ¿Bichos raros? Por supuesto, somos escritores (o al menos pretendidos). Pero que nadie se confunda: somos inofensivos. Los personajes, las situaciones y los escenarios son partes ineludibles del todo que pretende ser novela. Y la calle, el metro, el bar, la playa... la vida misma, están plagados de ejemplos. De su manipulación depende la imaginación del autor, de su credibilidad la pericia, de su interés la experiencia, de su éxito... la suerte. |
Cuando no voy a clase, hago un hueco por la medianoche en mi habitación, simplemente.
Los que decís que os gusta mirar a la gente y por eso no podéis leer... ¿que sois, voyeurs, psicópatas...? XDDD