Salazar. Escribo sobre sadomasoquismo porque, sencillamente, y lo digo con absoluta sinceridad, no soy capaz de redactar más de tres líneas seguidas de ninguna otra cosa. O no me interesa o me aburre. Durante veinte años guarde silencio como escritor porque creía mi inspiración absolutamente agotada, y estaba equivocado. Pensaba, como casi todo el mundo, que escribir historias sexuales era una actividad indigna y sin importancia artística. Hasta que un día, ocioso, en mi escritorio, comencé a garabatear a mano las primeras líneas de "SM; dentro de una parafilia". Fué como un milagro; todo salía fácil y denso, como cuando se abre un grifo que lleva mucho tiempo cerrado y surge el glorioso espectáculo del chorro. No sabía a ciencia cierta a dónde me llevaba la historia ni cuando terminaría. Pero un año después terminó. Ninguna editorial quiso publicarla y por éso vine a Bubok. ¿Qué aporto de nuevo? Básicamente, hablo del sadomasoquismo en serio, desde un punto de vista documentalista. Es decir. De personas reales, que viven vidas reales. Mis personajes no son millonarios ni genios ni agentes secretos, son gente corriente de la calle que han escogido el Sado como orientación sexual preferente. Y yo relato sus maneras de relacionarse y sus encuentros. Utilizo una técnica narrativa de entrelazamiento de historias que es muy parecida a la que se usa en los culebrones televisivos, pero en mi caso, yo encamino y culmino siempre las situaciones en una escena pornográfica de sadomasoquismo. Así, una y otra vez, desde el principio hasta el final, y termino la historia sin solución de continuidad, en el más puro significado melódico de la expresión. Ahora estoy terminando la segunda parte, "SM2", que, estructuralmente, es igual que la primera y una de cuyas cuatro historias estoy bajando por tramos consecutivos a este foro semanalmente. En resumen. Considero que mi mayor aportación es sacar del Sado del elitismo casposo en el que parecía irremediablemente secuestrado. Y hacerlo visible, sin más, en el mundo real.
Y ahora, espero que no hagáis lo que hacéis siempre con Salazar, y que salga alguien, con dos cojones, y hable de sí mismo y de su obra con la misma impunidad.
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