Editado: Estoy en el hospital, en un ordenador de laboratorio. Con un monitor viejo de rayos catódicos. Y apenas puedo leer lo que escribí ayer noche. No os enfadéis, pero voy a postearlo de nuevo. Permitídmelo, siquiera sea por la seriedad y rigor que tienen mis palabras si las comparamos con las del chico del Kharma. Ahí va eso:
No voy a añadir nada más con relación a los calificativos que merece el svasticófilo y sus palabras, pero para tranquilizar un poco al personal, dejadme explicaros algo sobre la fecha del solsticio de invierno del año 2012:
Una estela, clasificada con el número uno, hallada en el enclave arqueológico de Cobá, tiene inscritas cuatro fechas: las tres primeras, el 29 de enero del año 625, el 29 de junio del año 672, y el mes de agosto del 682, corresponden a hechos ya acaecidos, y que desconocemos. Sin embargo, la última, la del 21 de diciembre del año 2011, indicaría, en opinión de algunos historiadores, el momento del final del actual ciclo solar. Algunos estudiosos, que interpretan de forma diferente el calendario maya, consideran que se refiere al año 2012. Los aztecas, pueblo de un nivel cultural muy inferior al del pueblo maya, interpretaron ese final del quinto sol como el fin del mundo. Confundieron una datación que indica algún futuro acontecimiento astronómico relevante, tal vez el paso de un cometa, con algo muy distinto.
El futuro no puede adivinarse. Los sacerdotes mayas que esculpieron la estela no podían predecir el fin del mundo, pero en cambio poseían unos sólidos y profundos conocimientos de astronomía. Su calendario es el más exacto conocido hasta la era moderna de los ordenadores y lo relojes de cuarzo. Y podían perfectamente predecir algún evento astronómico relevante para esa fecha.
Pero no acaban aquí los errores de los aztecas. No supieron interpretar correctamente las fechas inscritas en las aquella piedra enigmática. La verdad es que no tenían ni idea de como hacerlo. Pero alguien les leyó lo fundamental de aquellas inscripciones: se trataba de cuatro fechas, tres pasadas y una futura, el final del quinto sol.
Convencidos de que el final estaba cerca, decidieron aplacar las prisas de los dioses ofreciéndoles numerosos sacrificios humanos, para que retrasasen el final. Algunos historiadores opinan que los cientos de miles de sacrificios humanos de los aztecas tenían una sola finalidad: aplazar el fin del mundo.
Acabo: si alguien pensaba que los errores de los aztecas fueron superados, ahora sabemos que algún descendiente ideológico suyo campa todavía por aquí en pleno siglo XXI.
Y permitidme que spamee un poco. Si el tema os parece interesante, es uno de los aspectos a los que se refiere el final de la sinopsis de mi novela cuando dice: "Con ello descubrieron un secreto santuario y hallaron respuestas a cuestiones que intrigan desde hace años a historiadores y estudiosos de las antiguas civilizaciones mesoamericanas."
Josep
Tulán Zuivá, mi novela.
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