Esta web, cuyo responsable es Bubok Publishing, s.l., utiliza cookies (pequeños archivos de información que se guardan en su navegador), tanto propias como de terceros, para el funcionamiento de la web (necesarias), analíticas (análisis anónimo de su navegación en el sitio web) y de redes sociales (para que pueda interactuar con ellas). Puede consultar nuestra política de cookies. Puede aceptar las cookies, rechazarlas, configurarlas o ver más información pulsando en el botón correspondiente.
AceptarRechazarConfiguración y más información

Foro para escritores de Bubok

Para participar en los foros de Bubok es imprescindible aceptar y seguir unas normas de conducta básicas. Puedes consultar estas normas aquí
X
martaoliveri
Mensajes: 222
Fecha de ingreso: 5 de Junio de 2010

ARTE POETICA Y “HOLOCAUSTO”

16 de Octubre de 2010 a las 4:15
 

Si lo remitimos al origen, a la etimología: un poeta es un hacedor, pero aquello que más vejado está entre la materia humana es la palabra. Resignificar lo que ya no tiene asidero, un canto rodado se precipita al abismo de  los más cruentos imaginarios y el poeta le concede una estirpe única, pobre ingenuidad el ART poética, alguien podría afirmar: la más valiente de las perogrulladas que  al “hombre” dio por inventar.

El caso es que  no estábamos en el terreno de inventos cuando  nació esta criatura sino en el de la pasión.  La pasión es un ser angustioso, el fuego devorador: más victima que  victimario de lo que devora, el más perfecto esclavo porque aquel que sólo puede   deslumbrar a expensas de una materia ajena, en sí mismo nada es.

La pasión del poeta es como el fuego: devoradora de su materia y su materia es nada menos que la palabra, su alma resulta de la conjunción de una agonía y una resurrección. Sólo podría saciar este mal del hacedor el  derecho legítimo a la acción, nada puede respirar eternamente de su  oxígeno. Para no devorar su propia materia, el hacedor debería poder hacer poesía del mundo " La Hacedora de Palabras muere de pluma, ya incesante tecleo, viendo como sus fantasmas, sus almas múltiples no pueden salir de su metáfora". Así es que el gran hacedor el Dios emergido de las huellas de un soberbio Yavéh, solo puede emitir sombras y balbuceos, el alma que por otra parte ya es sólo una cadena fonética, puesto que no es inherente al alma ser localizable en un mapeo cerebral, ni le compete su origen  bastarda hija  de  la bioquímica. (Según últimos estudios científicos del investigador  Norteamericano Criek)

Malos tiempos estos para el poeta las fibras del arpa duelen se tensan y finalmente se quiebran, esas notas doloridas en sus cuerdas según nuestro desmerecido Bécquer, como pájaro  yerto en la rama, no tendrá la mano de nieve que sepa arrancarla.

 "Hemos llegado al fin de las utopías", siempre  desde  el inicio del neoliberalismo global, que se asevera semejante  sentencia,- cada tanto la humanidad hace gala de nuevas cadenas fonéticas para definir la angustia de esta disonancia existencial: Apocalipsis,- Fin de las utopías – 2000 años separan la misma aseveración, sin embargo.  el eco de los oráculos se mantiene, puesto que la base en que se sustentan es la misma.

El mundo pertenece al gran hechizo de lo que no podemos asir , la tierra en que habitamos ,el cuerpo que somos es hostil y debemos combatirlo desde todas las infancias, la organización o la catástrofe, la maravillosa contradicción de una cultura ensoberbecida de su riqueza y las guerras que implícitas ya en su primer cimiento se preparan para dar cabida a un hecho tan absurdo como imposible de extirpar :  El sentido de las acciones llamadas históricas que invariablemente deben navegar entre la panacea y la tragedia, entre la santidad y la crueldad extrema.

        El aberrante mito de pertenecer a una raza e incluso a una especie: la humana nos ha llevado a esta dolorosa mutación.

La gran fantasmagoría de la realidad supone que somos raíz, y el dolor de tantos genocidios pone un inapelable motivo a esta suposición. No es cierto que haya judíos, musulmanes cristianos,  hay diversidad de culturas, solo diversidad, pero la identidad dolorosa, la que hace  que supongamos que el dolor, la infamia de los monstruos sobre un gran número de seres humanos como somos los judíos, redime nuestra condición. Ellos Los Nazis no escatimaron como dice Tomas Abraham en ningún tipo de discriminación: ni de clase, ni de religión, ni de ideología; no tuvieron piedad por ni por los niños ni por los ancianos ni por los enfermos: al contrario, el sadismo cayó como una guillotina sobre el más débil.  El Filósofo Adorno dijo que después de Auschwitz no queda lenguaje… Pero entonces ¿quienes son los que han tomado la palabra, los nazis o los judíos? en mi opinión la negación de la palabra el, sionismo como meta espiritual es un legado de   la discriminación histórica padecida.  Ser judío si algo significa es dejar de serlo   de infranqueable manera, es abrirse de corazón  a todas las formas de la expresión humana, es arribar a un lenguaje tan universal que  se articule en un todo cono el amor, ese acto hasta ahora imposible de llevar a cabo. Cuanto más pienso en el dolor inútil, en la barbarie a la que hemos sometidos más lejos estoy de mi origen étnico y más cerca de mi síntesis espiritual: judía, cristiana, árabe, europea, argentina, son  motes que defienden el origen  de la cultura del horror lo que debería de dejar de ser nombrable es este mismo horror. El nombre de los genocidas debería ser desterrado al olvido, no sus acciones.

Crear una nueva tierra implica  el gran esfuerzo de  aprender a ignorar. La memoria del olvido nos recuerda que fuimos sufrientes, pero sobrevivir no es la clave, ser sobreviviente es aceptar el número  que nos estigma, al igual que los monumentos a memoria que coincido plenamente con Tomas Abraham. Es un acto de lujuria del dolor Habría que inventar otro idioma para sanar  una historia atravesada por una lengua suicida.

martaoliveri
Mensajes: 222
Fecha de ingreso: 5 de Junio de 2010
  • CITAR
  • 16 de Octubre de 2010 a las 22:41

Texto que leí en la Presentación de mi última novela :Memorias de un Inicio. editada por Mgister Eos, en el 2005,con ensayo preliminar del Profesor Leonardo Senkman