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raulcamposval
Mensajes: 4.212
Fecha de ingreso: 9 de Noviembre de 2009

RECOPILATORIO 2009. ZARA X. 01/11/2010 a 07/11/2010

3 de Noviembre de 2010 a las 19:53
Bien, Zara, este es el hilo en que colgar tus tres relatos favoritos. Cuando quieras. 
raulcamposval
Mensajes: 4.212
Fecha de ingreso: 9 de Noviembre de 2009
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  • 4 de Noviembre de 2010 a las 9:01
Vamos, Zara, que nos dan las uvas.
elcubo
Mensajes: 1.617
Fecha de ingreso: 15 de Agosto de 2010
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  • 4 de Noviembre de 2010 a las 10:34

He visto pasar muchos hilos de este estilo y ya no me resisto más a preguntar: ¿para qué es esto? ¿qué tipo de proyecto tenéis entre manos?

Saludos.
P.D.: Por cierto, Zara, el relato de la edición de la luna era muuy bueno (de los que te he leído es el que más me ha gustado).
Edito: Acabo de leer lo del año del recopilatorio, o sea que lo que te he dicho sobre el relato de la luna no tiene mucho sentido. Aún así, me reafirmo: muy bueno.
zarax
Mensajes: 2.184
Fecha de ingreso: 14 de Enero de 2009
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  • 4 de Noviembre de 2010 a las 10:49
Bueno, para el divino impaciente, aquí están los tres relatos que he elegido, puede que no sean los mejores, pero son los que a mí más me gustan y con los que disfruté escribiéndolos:

EL JUEGO ( Seductores-Don Juan Tenorio)©


No sé como lo consigue, pero esta mujer logra sorprenderme, tiene una mirada inquietante y las ideas claras y yo, que he creído ser siempre cazador, me siento ahora cazado. Hay magia en este momento: el lugar perfecto, la música adecuada, la luz difusa y ella sentada frente a mí, hermosa, no sólo físicamente, sino con ese brillo propio de los seres especiales.


Nos miramos a los ojos, sonríe maliciosamente y comenzamos el juego. La noche promete emociones intensas; ella baraja el mazo de cartas despacio, no tiene prisa, reparte y yo pongo la primera carta en la mesa y robo una nueva, recoge mi descarte, otra más y deja dos. Vuelve a sonreír de manera imperceptible mirándome a través de las pestañas. Enciendo un cigarrillo y dejo que el humo pase por mi garganta y pasee por mis pulmones; miro mis cartas, tomo dos de la mesa y ordeno mi juego. Su nariz aletea y de nuevo me mira fijamente, como si deseara adivinar mis pensamientos. La pálida luz de la lámpara de mesa saca reflejos acerados de su pelo, del que riza y desriza un mechón delicadamente. Suma su mano y la mesa y hace juego.

Ahora reparto yo. Aspiro profundamente el aire de la noche; ella recoge sus cartas y al hacerlo, su mano tropieza con la mía. La carta que deja en la mesa me conviene y la sumo a las que ya tengo. Sonrío y la miro directamente a los ojos, los de ella son negros y tienen brillos extraños de picardía y misterio. Por un instante la sueño en mis brazos, piel cálida, aroma fresco. Vuelvo a dejar mi carta sobrante y de nuevo respiro hondo, ella sonríe y la toma para sí. Empiezo a sentirme nervioso, me levanto y traigo dos copas, “tengo que estar atento” me digo, “quiero ganar”; sirvo el brandy y le ofrezco una.
La toma como quien recoge un premio, la lleva a su boca y apenas moja sus labios en ella, su mirada presa en la mía, intensa, retadora.

Entre sus largos dedos las cartas bailan alegremente, las uñas rojas, el fino anillo, un hilo de piedras blancas, brillan a la luz; pensativa, pasando la lengua por sus labios, escoge una carta y parece que va a dejarla en la mesa, la miro con placer, no puedo apartar la mirada, finalmente duda y vuelve atrás con ella y escoge otra, que posa sobre el tapete, sonriendo misteriosamente, y dice: sea, creo que ha llegado el momento. ¡Mía! digo yo, cuando la veo. La carta que estaba esperando. Sumo los tantos y recojo la baza. Juego para mí. Veo esa mirada rara en sus ojos, que acaban de nublarse con un oscuro velo y se esconden a los míos. Sonríe misteriosamente.

Cada vez estoy más nervioso, a pesar de ello me siento bien, aún no hay nada perdido. Tomamos un sorbo de nuestras copas y nos contemplamos retándonos. Ella ha ganado la primera mano y yo la segunda, así que ésta es la que va a decidir quien se alza con el triunfo. Seguimos con ése tomar y dejar hasta que, finalmente ella tira la última carta; no sé que siento, quiero ganar, el juego en realidad es lo de menos, pero quiero ganarlo. Repaso en mi mente las cifras, reordeno las cartas de mi mano y me hago con la que acaba de dejar ella. Antes de que termine mi recuento, se levanta, da un paseo por la sala, mira por la ventana un instante y dice: es una noche preciosa, perfecta. Termino de sumar mi mano y la miro, creo que con ojos posesivos, como aquel que acaba de ganar un trofeo. Pongo las cartas sobre el tapete y digo: ¡gané! Resuena una carcajada, contenida, casi ronca y me dice: ¡lo sabía! Y su mirada lo arrasa todo.

Las luces de la ciudad, a través de la ventana, se van apagando poco a poco; apuramos sin prisa el último sorbo de brandy, su proximidad me enerva. Me digo que ninguna otra, de las muchas que he conocido, se parece a ella.

Ella sonríe. Piensa que, a veces, es mejor perder para poder ganar

Rosg.

***

Cuento IX - LA CASA DE LOS MUERTOS (Egipto) ©

Dahshur, en el Reino de Kemet, bajo el imperio de Snefru, primer faraón de la IV dinastía.

Me llamo Nhaket y trabajo como embalsamador en la Casa de los Muertos, en el Templo del Valle del Faraón, vinculado a la Pirámide romboidal, al norte de Saqqara. Cómo llegué hasta aquí y por que debo partir pronto es una larga historia que tiene relación con mi mala cabeza y la poca suerte que siempre me ha acompañado.

No puedo quejarme, ya que fui yo quien decidió trabajar en esta casa a la que solo se acude cuando estás muerto. Yo sigo viviendo y creí que morar entre los difuntos era mejor que hacerlo entre los vivos. Ahora pienso que era mi destino.

Por amargo que este sea, aquí encontré la paz que siempre me negó la vida. Me acostumbré pronto al silencio, los muertos no protestan nunca y también a la soledad. Los vivos que alguna vez se cruzan en mi camino, se apartan de mí como de un fantasma, tal es la palidez de mi piel y el hedor a cadáver que despido. Mis pupilas se dilatan espantosamente con la luz del sol, acostumbradas como están a la semioscuridad de la Casa de los Muertos. Pero sobre todo mi cuerpo y mi cara han perdido la forma y son un amasijo de arrugas y pliegues desagradables, producidos por un incendio cuando era un joven agraciado y con futuro.

Esta es mi última noche. Mañana moriré. Pero no me importa. Así como Osiris, en su diario discurrir, se ve dominado por las tinieblas para resurgir triunfante, mi alma también sobrevivirá después de mi muerte, ya que todo lo que logré reunir con el esfuerzo de mi trabajo lo he empleado en pagar mi tumba y la ceremonia de mi embalsamamiento. Nunca creí que mi viaje se iniciara tan pronto. Tampoco pensé en las consecuencias de mis actos.

Ella llegó a la Casa de los Muertos hace apenas noventa días. Era joven, casi una niña y además muy hermosa; había muerto súbitamente, decían que de una enfermedad terrible. Cuando me la entregaron lavé su cuerpo con sumo cuidado, casi con reverencia. Pasé mis manos suavemente por cada uno de sus miembros, por sus diminutos senos y por la delicada tez de sus mejillas. Tumbada allí en la fría losa de mármol, pálida y quieta, más parecía dormida que muerta. Hice las incisiones lo más pequeñas que pude, para no estropear la perfección de su cuerpo y deposité en un vaso canope el hígado, en otro los pulmones, en el tercero el estómago y en el cuarto el intestino, como es la costumbre. Dejé el pequeño corazón que descansara en su sitio y con el gancho destinado a ello, a través de la nariz, saqué su cerebro.

La contemplé de nuevo; su cuerpo vacío ya de sus órganos corruptibles: seguía siendo muy hermosa; con sumo cuidado lo sumergí en natrón, para desecar su suave piel. Y por último, de nuevo sobre la losa, lo cubrí de resinas, aceites y especias, para que sus tejidos recobraran la elasticidad. Recé a Anubis, el dios con cabeza de chacal, que vigilaba el embalsamamiento, para que acompañara el alma de la mujer por la vía de la ultratumba.

Antes de que el cuerpo fuera transportado en el barco ceremonial hasta el mundo de los muertos, quise abrazarlo. Nadie se acercaba nunca a mí, por el contrario, todos huían al verme. Debido a los masajes de mis manos, al untarla con los aceites y resinas, su piel se veía sonrosada y aún estaba cálida al tacto: parecía viva. Ella no se apartaba al recibir mis caricias como solían hacer las mujerzuelas de la calle, cuando solicitaba sus servicios. No sé bien como pasó, pero la poseí; con furia, con miedo, con vergüenza, no pude controlar mi deseo. Y ella siguió allí, con aquella faz serena y la sonrisa que yo mismo dibujé en su boca. No salió huyendo. No se rió de mí. Y ya no supe lo que hacía. Perdí el control.

Fue por eso que la guardé para mí. La oculté lejos de la vista de los demás embalsamadores profesionales que trabajaban conmigo en la Casa de los Muertos. Sólo deseaba poder contemplar su hermoso cuerpo, disfrutar de la suavidad de su piel y saber que no me rechazaría nunca. Yo me sentía más feliz de lo que jamás había sido. Nadie reclamó sus cenizas y no supe siquiera cual fue su nombre, así que yo la llamé Nut, “el cielo estrellado”. Pero pronto pude darme cuenta de que su tacto era ya frío y su hermoso tono sonrosado se iba transformando en azulado. Yo estaba loco y nada me importaba, porque sabía que ella estaría conmigo mientras yo quisiera.

Hasta que, hace tres días, alguien la encontró, no sé cómo pues yo la había escondido muy bien en uno de los muchos recovecos de esta gran casa y vinieron a por mí y me encerraron aquí, en esta celda donde me encuentro. Me han condenado a morir. No me importa, yo ya estoy muerto. Solo me preocupa saber donde estará ella ahora. Quiero que su dulce cuerpo duerma el sueño eterno junto al mío, puesto que tengo una tumba en la que podremos reposar y el derecho a sobrevivir que antes era sólo privilegio de los faraones.

Por toda la eternidad contemplaremos juntos la pálida luna iluminando la magnífica imagen de la Pirámide Encorvada y la Roja en medio del valle. Yo y ella, mi Nut, que sabe cual es la verdadera razón que ha guiado mis actos.

Rosg.

***

Cuento VIII - MAIRA "LA FANTASTICA" (Recordando a Corin Tellado)  ©


….Vitoria Santelices soñaba que la vida tenía grandes cosas reservadas para ella. Y las aguardaba llena de expectación. Mientras tanto, dejó la pila de libros que cargaba, sobre la mesa y los fue clasificando por temas, después por autores y finalmente por fechas y cuando hubo terminado con ese trabajo, los puso sobre el carrito y los transportó a las estanterías para ir colocándolos, uno a uno, en su lugar correspondiente. Hacía ya quince años que trabajaba en la Biblioteca municipal y todo esto era rutina.

Aquella mañana miraba nerviosamente hacia la puerta de entrada, esperando ver aparecer a aquel hombre de aspecto ausente que solía venir cada mañana, desde hacia un mes aproximadamente; consultaba todos los libros que trataran sobre la historia del descubrimiento de América y, después de unas ligeras palabras en voz baja, se iba. Pero hoy se retrasaba.

Se llamaba Esteban Cámara, era Catedrático de Historia y había vuelto al pueblo después de una ausencia prolongada. Vivía en las Cigüeñas, una casona que pertenecía a su familia desde siempre; era un lugar tranquilo, rodeado de viejos árboles que casi ocultaban el edificio a la curiosidad de los demás y que había permanecido cerrada durante años.

.........


Maira “La Fantástica” se recostó contra la pared y doblando una pierna apoyó el pié contra aquella. Miró de reojo el reloj digital de la Farmacia, al otro lado de la acera, suspiró y dobló la esquina de la página de la novelita que estaba leyendo. Aún era pronto y nadie vendría, pero como no había nada seguro, por si acaso, estaba ya allí. Sus compañeras se reían de ella, pero no le importaba, la llamaban la fantástica porque le gustaba soñar, porque pensaba que algo bueno iba a pasarle cualquier día y todo cambiaría en su vida a mejor. Por eso disfrutaba con aquel libro que estaba leyendo. En esas historias casi siempre las cosas acababan bien; por muchos líos y disgustos que tuvieran los protagonistas, al final todo se solucionaba.

Levantó la vista de la portada del libro, donde un hombre atractivo pasaba el brazo sobre el hombro de una mujer, que lo miraba con expresión enamorada. Un coche circulaba despacio por la calzada. Se irguió y comenzó a caminar por la acera cadenciosamente.

- ¡Un madrugador! – se dijo.

Pero pasó de largo hasta que desapareció por la esquina. Maira volvió a apoyarse en la pared y abrió el libro de nuevo. Se sumergió en sus sueños ¿Qué había de malo en ello? Después de todo ¿que otra cosa le quedaba? Soñaba con cosas sencillas que cualquiera tenía y a ella se le habían negado siempre. Una familia que la cuidara, una casa que pudiera llamar suya, donde vivir ella sola o con alguien que la quisiera y a quien querer. Un trabajo del que vivir que no le avergonzara y sobre todo deseaba borrar de su corazón, de su cabeza y de todo su cuerpo la soledad y la falta de respeto. Apenas tenía 23 años y ya se sentía más vieja que el mundo. Apartó esas ideas de su cabeza y decidió que mejor seguía leyendo:   .......


… Esteban Santelices había dejado su Cátedra y había salido huyendo, por qué no reconocerlo, para esconderse en aquel lugar, apartado de lo que había sido su vida hasta entonces. Huía del escándalo, pero sobre todo lo hacía para olvidar su decepción y su tristeza. Aún no podía entender como el Juez había considerado que aquella acusación contra él, hecha por una jovencita despechada, pudiera tener algo de real. Pero el caso es que, sin acusarle en firme, tampoco había dejado claro que él fuera inocente. Estando así las cosas, el Rector lo había puesto en la tesitura de dejar su puesto voluntariamente o ser despedido, con lo que eso significaba para su futuro.
Lo peor había sido la incomprensión de Laura, su pareja. Las dudas que sentía sobre su inocencia o culpabilidad lo habían derrumbado totalmente.

Acudía casi a diario a la pequeña biblioteca de pueblo buscando documentación para continuar con su tesis sobre América y el siglo XVIII. Estaba sorprendido por el orden y eficacia que reinaba en aquel lugar. Fue por eso que se fijó en la bibliotecaria.


......


Sin darse cuenta se había hecho de noche. Leía dirigiendo el librito hacía la luz tenue que daba la farola, sucia de polvo y telarañas, señalando con un dedo la línea en que estaba y titubeando a cada palabra un poco larga. De vez en cuando miraba a los lados y hacia la calzada, por si alguien se animaba a buscar entretenimiento, no perderse el trabajo. Acababa de empezar una historia nueva y aún no estaba emocionante. A ella le gustaba la parte en que por fin la pareja se enamoraba. Entonces si que se volvía fantástica y se sentía la protagonista de la historia. ¡Cuánto deseaba tener un hombre que la amara, que quisiera enamorarla despacio y que la viera como la mujer que era y no como un simple objeto de usar y dejar!

Sin previo aviso, de un manotazo, el libro calló al suelo. Se sobresaltó y comenzó a temblar. Lo vio allí caído y sin saber ni lo que hacía, leyó: Nido de Cigüeñas Corín Tellado.

- ¡Estate a lo que tienes que estar, puta!- el tipo la miraba con aquella cara de energúmeno pegada a la suya - Luego dirás que no hay trabajo y me pedirás que no te zurre, pero es que no aprendes.

Se agachó y guardó su libro en el bolsito, se ajustó la falda subiéndola un poco más y comenzó a pasear por la acera con pasos que querían ser sensuales. El hombre la siguió con la mirada durante un rato y luego desapareció en el portal más próximo. Las piernas le temblaban, en su vientre notaba la nausea que produce el miedo. Un coche azul venía por la calzada siguiendo despacio el ir y venir de Maira. Ella acentuó su movimiento de cadera y cuando lo tuvo a la altura se dio la vuelta y lo animó a que parara. Luego asomó la cabeza por la ventanilla y preguntó:

- ¿Puedo ayudarte en algo? – Su voz era dulce y zalamera

- Seguro que sí – respondió el hombre, de unos cincuenta y un poco grueso, mirándola de arriba abajo, como midiéndola - ¿Tú que sabes hacer?


- Dime lo que quieres y yo te digo si lo sé hacer – sonrió, mirándole entre inocente y descarada.

- Lo primero, dime cuánto.

- 50, completo.

El lo pensó un momento. Poco. Volvió a mirarla, como aquel que contempla un traje que desea comprar, se pasó la lengua por los labios resecos e inclinándose sobre el asiento, abrió la puerta y le dijo: sube.

Maira dudó un momento.

- Serían 60 si quieres estar cómodo. Podemos subir a mi cuarto. Aparca ahí abajo que te espero aquí.

El hombre volvió a pensarlo. Ella se paso las manos por el pecho y las fue bajando por su vientre despacito a la vez que entreabría los labios y pasaba la lengua por ellos. No quería subir al coche. Tenía miedo. Demasiadas cosas le habían pasado ya, así que prefería evitarlo. El no dejaba de mirarla.

- De acuerdo – dijo finalmente.

Mientras esperaba, recordó lo que acababa de leer y se dijo:

- Si no fuera por mis sueños, ¿Cómo podría soportar todo esto?

El también le pasó el brazo por los hombros y bien apretados uno contra el otro penetraron en el oscuro portal y subieron las escaleras. Ella desconectó totalmente de todo; lo único que nunca conseguía alejar completamente era el miedo. Hizo como las tortugas cuando se esconden en su caparazón. Desapareció. No estaba.

Rosg.


zarax
Mensajes: 2.184
Fecha de ingreso: 14 de Enero de 2009
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  • 4 de Noviembre de 2010 a las 10:52
Gracias David por los elogios a mi relato de la Luna, seguro que ese día tú estabas sembrado y lo leíste con el ánimo en positivo. Lo que dan de sí mis relatos lo atestigua mi posición en las listas. Pero éso es algo que solo es circunstancial, cualquier día os doy una sorpresa y me dan el premio Planeta jejeje.

En cuanto al de qué sirve esto del recopilatorio, preguntale a Raul, el te lo explicará mejor que yo.
incongruente
Mensajes: 1.269
Fecha de ingreso: 10 de Junio de 2008
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  • 4 de Noviembre de 2010 a las 12:18

Bueno, en este caso, nuestra romántica autora nos deleita con tres relatos en los que el amor y los sueños juegan siempre su importante papel. Pues yo me inclino de esta forma:

Doy preferencia (3 votos) a LA CASA DE LOS MUERTOS que, aunque la necrofilia no es un tema que me apasione, reconzoco que es el relato que mejor ambientado está de los tres y, posiblemente, mejor documentado.

Le doy segunda preferencia a EL JUEGO. En este relato  me gusta casi todo y le hubiese puesto el primero si no me hubiese dejado con una duda. Duda de la que no culpo a la autora, sino a mi incompetencia pera entender las insinuaciones; es que me gustan las cosas muy claras.

En tercer lugar dejo a MAIRA. Creo que lo que no me gusta de este relato es que me da la impresión que la autora ha querido decir más de lo que la extensión de un relato permite.

Todo puede ser un error pero así pienso.

jaumemoreso
Mensajes: 947
Fecha de ingreso: 9 de Abril de 2009
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  • 4 de Noviembre de 2010 a las 14:00
Sin duda voto por "LA CASA DE LOS MUERTOS". es su mejor relato, brillante.

Un relato brillante y muy atrevido, muy bien narrado y aunque con descripciones algo flojas llega a crear un ambiente que envuelve y momentos muy visuales.

Muy bien narrado, que toca el tema de la necrofilia con atrevimiento, pero no muy hondamente, no quiere llegar ni demasiado hondo en un tema tan oscuro y tenebroso, pero tampoco quedarse en una tangente de pudor y timidez.

Creo que da demsiada importancia a los sentimientos y no a la locura y paranoia, pero eso no es nada que se pueda tachar, es el criterio de cada escritor/a.

En su momento dije (y le di los 4 puntos):

"LA CASA DE LOS MUERTOS (8,5)

Brillante, simplemente brillante. Pero le encuentro un pequeño y sutil deshilo en este gran creación. Y es que el texto habla de un necrófilo, pero sins aber cómo es realmente un necrófilo. Es un texto sobre un necrófilo trátandole de una manera la cual ni por asomo es.

Pero es sólo un pequeño “pero”, que un ojo astuto puede captar, pero una persona no cultivada en estos géneros macabros, seguramente ignorará o no le importará.

La historia es sobrecojedora pero es una farsa (en el buen sentido). Ya que no cuenta una historia de amor, de soledad, de ansias de que alguien te quiera, de ansias de morir, de sentimientos… no, cuenta una historia de locura, de paranoia total. Sí alguien ha captado los sentimientos, está equivocado, o no ha conseguido ver la realidad de este relato. Este relato habla sobre la paranoia, la locura, lo inimaginable y lo indecible. Por eso le echo en falta un punto macabro más remarcado y un poco menos de trato a los sentimientos del necrófilo.

Eso sí la relación con el cadáver de la chica pone los pelos de punta, es un atrevimiento a contar. Un verdadero atrevimiento de relato."
raulcamposval
Mensajes: 4.212
Fecha de ingreso: 9 de Noviembre de 2009
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  • 4 de Noviembre de 2010 a las 16:10

Creo que debe ser El juego el relato escogido. Habría que pulir el primer párrafo, ese comienzo difuso e errático, con tópicos como "seres especiales" que hay que evitar siempre. Pero el resto es fantástico. 


La casa de los muertos tiene un final que no me parece correcto. Mola lo que describes y cómo lo describes, pero el final habría que pulirlo más, porque sólo me surgen dudas. ¿Cómo va a hacer él para que le entierren con ella? No comprendo. 

El de la "Pilingui" me mola también. Pero es que la partida de cartas me ha gustado tanto…
raulcamposval
Mensajes: 4.212
Fecha de ingreso: 9 de Noviembre de 2009
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  • 4 de Noviembre de 2010 a las 16:11

Casa de los muertos 3

El juego 1
Maira la fantástica 0

Más opiniones?
danielhr
Mensajes: 1.359
Fecha de ingreso: 19 de Mayo de 2008
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  • 5 de Noviembre de 2010 a las 0:48
Pues esto es lo que hay... :p

Sobre Maira "la fantástica", DanielHR dijo...

Maira "la fantástica" (5 puntos):  Este cuento es precioso. Toca el tema de los anhelos desde la perspectiva de una mujer que sueña con ser amada de la misma forma que las heroínas de sus novelas románticas. Sin embargo, este deseo no llegará a cumplirse, puesto que su vida es un auténtico infierno en el que la sordidez reina sobre sus deseos de amor. Sólo la lectura le permite alejarse por unas horas de una horrible realidad. Extraordinario, maravilloso, insuperable... Mi ganador. Un diez. Esto... ¿ya he dicho que me gusta, no? 

Sobre El juego, DanielHR dijo...

El juego: La seducción tratada como un juego. El relato me recordó a las hábiles jugadas de cartas que se marca James Bond (el seductor por excelencia) en casi todas sus películas. Sí, él gana la partida y cree que es capaz de dominar a su adversaria. Pero lo que ignora es que ella lo ha dejado ganar para así conquistarle. Es ella la que ha decidido y no él. La frase final lo dice todo. El problema (y a la vez, el hilo conductor del texto) es que el relato gira en torno a la partida. Ya digo, el juego actúa como un elemento de seducción, pero para los que no andemos muy duchos en el póquer, la analogía tal vez nos parezca un poco lejana.

No participé en la "edición egipcia" del concurso porque por esas fechas estaba con exámenes, de modo que no podré colgar el comentario de La casa de los muertos. Por mi parte, le doy mi visto bueno a Maira "la fantástica". Pese al tiempo transcurrido, me impresionó en su momento, y esta tarde mientras lo leía volvió a conmoverme. Desde mi punto de vista es un relato fantástico, y casi podría decirse que es uno de los más representativos del estilo de Rosa, cercano y sentimental. Sobre El juego, opino que también está bastante bien, pero recuerdo que en aquella edición (y ya va para un año) no alcanzó buenas posiciones en mi ranking (cosas de la competencia). Me gusta la idea del cuento y como está tratada, pero creo que, falla en su desarrollo (hay algo en él que no me termina de llegar). Puestos a elegir, Me quedo con la dulce Maira :D
idelosan
Mensajes: 1.314
Fecha de ingreso: 6 de Noviembre de 2008
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  • 5 de Noviembre de 2010 a las 2:57
La Casa de los Muertos, sin ninguna duda. Es de los pocos relatos del concurso que he recordado muy bien nada más leer el título (aclaro que desgraciadamente tengo pésima memoria de este tipo de cosas), ya que me impactó y encantó, está muy elaborado y tiene un estremecedor contenido narrativo. Para mí, no sólo el mejor de estos 3, sino el mejor de todos los relatos que conozco de Zara.
raulcamposval
Mensajes: 4.212
Fecha de ingreso: 9 de Noviembre de 2009
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  • 5 de Noviembre de 2010 a las 10:33

Casa de los muertos 4

El juego 1
Maira la fantástica 1

Más opiniones?
wiskott
Mensajes: 1.329
Fecha de ingreso: 4 de Diciembre de 2009
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  • 5 de Noviembre de 2010 a las 10:38
Si vale la mía, La casa de los muertos. Si no cuenta, ignorad este post.
simpatialaboral
simpatialaboral
Mensajes: 729
Fecha de ingreso: 6 de Diciembre de 2009
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  • 5 de Noviembre de 2010 a las 12:37

Felicidades, Zara-X

Me quedo con El juego, porque es tan contenido como tenso.
El relato de Maira la Fantástica no acabo de entenderlo; me pregunto si es siempre la misma mujer y si no lo es, porqué aparecen tantas sin conexión entre ellas.
Un poco lío. ¿El catedrático es el cliente o el maleducado que se cruza con ella?
Los tres me han gustado, la verdad.
Pero voto por El juego, que roza la perfección. 
tenientetulip
tenientetulip
Mensajes: 848
Fecha de ingreso: 26 de Septiembre de 2008
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  • 5 de Noviembre de 2010 a las 14:48

Aquí la desaparecida en combate...


Buen relato el de "La casa de los muertos". También el de Maira que, si no recuerdo mal, voté en su momento. Pero mi voto va para "El juego". Un relato exquisito que ha conseguido transmitirme la tensión de "la partida de cartas" y la sensualidad de la escena.

Enhorabuena, Zara.
oniria
Mensajes: 2.267
Fecha de ingreso: 15 de Febrero de 2009
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  • 5 de Noviembre de 2010 a las 17:54
Por mi parte, La Casa de los Muertos ;D

Me encanta la egiptología y diría que a ti también, por lo bien documentado que está. Algo que va más allá de los temas del oficio del protagonista. Por ejemplo, me llamó la atención la referencia al derecho a la vida eterna, privilegio de los faraones antes del Primer Periodo Intermedio.

Eso (vamos, que se disfruta más algo de un tema que gusta naturalmente), sumado a una historia interesante y bien contada, hacen que sea claramente mi preferido ;DD
raulcamposval
Mensajes: 4.212
Fecha de ingreso: 9 de Noviembre de 2009
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  • 8 de Noviembre de 2010 a las 12:43

Bueno, ya está claro, la Casa de los Muertos es el relato elegido con 6 votos, más que los 3 de el Juego y 1 de Maira la Fantástica. 


Cuando puedas y quieras, Zara, lo cuelgas en el hilo de relatos seleccionados.