Desde luego, saber que somos tantos, da calor, tranquilidad. Alguna vez llegué a preguntarme: ¿mira que si soy un genio y estoy pasando desapercibido? Sí, prefiero unirme a la mayoría: ALGUIEN NOS LEE, y eso, tal y como están las cosas, es todo un lujo. Pero yo me pregunto: ¿qué tenemos en común? Pues que somos esos nosecuentos miles de españoles que tenían una novela escrita en el cajón de su mesilla, que se decía hace algunos años, y que, gracias a internet y a la inciativa de estos chicos inquietos que pusieron en marcha bubok, han podido colocar su novela nada menos que al alcance de todo el planeta, que se dice pronto. Somos un gran club, el club de los novelistas vivos. Todo novelista pierde un poco, muere un poco con la publicación de cada libro; cuando se le agota el caudal creativo, literariamente está muerto. Nosotros (la gran mayoría) tenemos todos nuestros libros a salvo, impolutos, los escritos y por escribir; somos como la fuente que se realimenta del agua que vierte, grantizando así su caudal casi eternamente (la que se evapora por la que llueve). Eso sí, en algún caso, como en el mío (son muchos años recliclando el mismo caudal) puede que el agua resulte ya un poco rancia, sobada, en el caso hipotético de que algún despistado se aceque a echar un trago.
Desde luego, para tener alguna opción en el futuro, hay que creer en él. Así que CREAMOS.
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