No es tan interesante como pueda parecer. Si acaso, lo interesante sería averiguar porque aquel suceso me hizo tomar tan extraña decisión (extraña para mí, claro está).
Todo surgió una fría tarde de invierno, durante la sobremesa de una dominical comida familiar. Mi hijo Marcos jugaba a encestar algunas migas de pan en el vaso de vino de su abuelo mientras él, despistado, reclamaba nuestra atención sobre las últimas novedades del "caso" (que le habían contado en el bar durante su partida diaria de mus):
-...Pues dicen que entraron por el garaje.
-¿Quiénes? -respondí yo al despertar de uno de mi rutinarios "descansos mentales".
-Si es que no te enteras de nada, David. ¿En qué mundo vives? Tú con tu guitarra ya tienes bastante, ¿no?-se quejó mi padre.
Yo me encogí de hombros con desgana y robé sin disimulo un par de nueces que acababa de pelar mi padre.
-Hijo, ¿es que no te has enterado? -Mi madre esbozó un gesto de sorpresa, y ligera indignación, por mi habitual despreocupación por los problemas ajenos-. ¿No te has enterado de que han matado a un vecino?
-Pero..., ¿de qué habláis?
[CONTINUARÁ...]
Hacemos fácil la lectura
La comunicación especializada en escritores
