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ferpamos
Mensajes: 25
Fecha de ingreso: 7 de Febrero de 2011

Abogado de Antonio Puerta. Libro.

14 de Febrero de 2011 a las 22:23

Me llamo Fernando Pamos de la Hoz y he escrito un libro, como abogado de Antonio Puerta en el tema Jesús Neira. En mi página de Bubok está explicada la razón del libro, una reflexión sobre los juicios paralelos y los programas basura. En poco tiempo estará disponible.

Pretendo sea también un homenaje a una generación, la de Antonio, que falleció por los estragos de la heroína.

Hago también un repaso por 20 años de ejercicio profesional, poniendo cara y nombres a seres humanos que sufrieron, lucharon y desaparecieron.

Con un altísimo componente autobiográfico llevará por título, "Las patrias perdidas, mi visión del proceso de Antonio Puerta y Jesús Neira".

Hoy he contratado los servicios correspondientes y en poco tiempo estará dispuesto para su lectura.

Espero que guste pues lo he escrito desde el corazón.

ferpamos
Mensajes: 25
Fecha de ingreso: 7 de Febrero de 2011
  • CITAR
  • 16 de Febrero de 2011 a las 12:46
Ya está siendo maquetado y presto para poderse encontrar y disfrutar. No defraudará, seguro.
ferpamos
Mensajes: 25
Fecha de ingreso: 7 de Febrero de 2011
  • CITAR
  • 16 de Febrero de 2011 a las 17:19

 Me han pedido adelante algo, ahí va:

 

 

 

"(...)" 

 

La cárcel es un submundo dentro de nuestro acomodado y “recto” mundo. Un punto neurálgico de la represión de los poderosos en el que confluyen el dolor, la desesperación y el engaño propio (el que ayuda a pasar los días pensando que el siguiente será mejor, y así uno tras otro hasta la añorada libertad).

 

 

 

 

 

Un microcosmos en el que nadie está exento de entrar pero luego no todos salen con la misma facilidad.

 

 

 

 

 

Un reducto de parias, extranjeros sin recursos ni familia próxima, y pobres, muy miserables a veces. Siempre he dicho que a la misma sólo van los pobres, y si hay ricos o poderosos no tardan en salir o reciben toda clase de atenciones, algunas impensables dentro, en forma de comunicaciones extras diarias, botellas caras del mejor alcohol o marisco recién llegado de la costa, con la misma celeridad con la que llega a los restaurantes de lujo.

 

 

 

 

 

En la historia judicial de este país hay jueces expedientados y expulsados de la carrera judicial por acordar libertades, desde informes médicos convenientemente pagados, y amañados, por el acusado a precio de oro que así lo recomendaban, de poderosos narcotraficantes de los que nunca más se supo cuando cruzaron, en el camino de salida, la puerta de prisión, otorgar progresiones de grados inmerecidas a banqueros de postín y políticos corruptos, o excarcelar sin causa legal a nuevos ricos por gloria del ladrillo, el cemento y las recalificaciones en connivencia con algún concejal iletrado. Y es que, ¿existe en nuestro país algún concejal de urbanismo honrado e instruido?.

 

 

 

 

 Recuerdo también la expulsión de una juez de vigilancia penitenciaria que aprovechó un permiso del titular del juzgado que sustituía para admitir una recusación contra el mismo y quedarse ella con las riendas del permiso que el poderoso imputado le pedía al otro juez, al recusado, y así concedérselo.

 

 

 

 

 

La fiscalía se dio cuenta de la artera maniobra y fue expulsada de la carrera judicial. A estas alturas quizás goza, aun por el intento, de un dorado retiro en la costa.

 

 

 

 

 

El “precio”, creo, lo tenemos todos –incluidos los abogados-, y es algo que a lo largo de estos intensos años de ejercicio profesional he constatado. Y no necesariamente es a cambio de dinero, las ventajas recibidas por “favores prestados” pueden ser muy variadas.

 

 

 

 

 

 

Desde destinos añorados que de otra forma no se conseguirían, ascensos en el escalafón de la carrera judicial, puestos en la política, un hueco en las listas al Congreso tras una excedencia o simple amistad pagada a precio de oro en paraísos fiscales.

 

 

 

 

 

Me consta, en el límite del provecho propio que los acusados de un procedimiento querían sacar, cómo se sondeó a la nonagenaria tía de un Magistrado, conocida de una familiar de uno de los que iban a ser juzgados, para desplegar toda clase de recursos emotivos desde las vivencias compartidas en la juventud.

 

 

 

 

 

 

El tiempo, como elemento que escapa ente los dedos, quiso ser utilizado vestido de nostalgia para lograr un trato de favor No hubo lugar, murió antes del señalamiento del juicio.

 

 

 

 

 

Y es que, qué diferente es tener un abogado u otro, qué esencial es conocer a jueces y fiscales, qué importante que se te abran las puertas del mismísimo infierno si así fuere necesario, ser natural de un país poderoso –con página Web activa 24 horas para ofrecerte protección consular, y yo lo he comprobado con un súbdito canadiense detenido con droga en Barajas, al que nada faltó en prisión desde el primer día- o hijos de la inmigración y el desarraigo sin un triste consuelo y con un horizonte tan sórdido como su origen.