Con permiso de Carlos Maza, uso su encabezamiento como plantilla :) he trasladado las fechas de la misma manera, y en cuanto a la frase inicial, he modificado un poco la que tocaría ya que por su extensión es inviable. Sin más, allá va:
Queda abierta la
recepción de microrrelatos para concursar en la 11ª edición.
El plazo de recepción de microrrelatos terminará el jueves 03/03/2010 a las 22h. y las votaciones se realizarán desde el mismo 03/03/2010 a la misma hora hasta el domingo 06/03/2010 también hasta las 22h.).
La frase de inicio de todos los micros de esta edición es: «¿He hecho lo correcto?».
Os recuerdo que en este hilo sólo se incluirán los microrrelatos. Me los
enviareis a mí en privado, seré yo quien los postee aquí y os daré una
clave que esta vez girará en torno al humor y referencias cinematográficas.
Cualquier otro comentario en torno a este edición, duda, problema o crítica, se incluirá en el hilo que se ha abierto para ello.
Lo correcto... ¿He hecho lo correcto?. No lo� se… Eso era� lo que queria que hiciera mi padre. ¿Pero qué es lo correcto?. ¿ Lo que determinan la sociedad y las normas o lo que incesantemente nos grita el corazón y sin que lo podamos evitar y se vislumbra en ese brillo especial� de los ojos?.� ¿Cómo seguir viviendo,� negando el sentimiento y privilegiando la razón, como explicarle a la piel,� cuando inexorablemente comience a marchitarse,� que solo nos� queda el� trasegar errante dentro de la niebla densa del letal y doloroso olvido? |
La ruptura ¿He hecho lo correcto? Dime, ¿lo he hecho? Mis amigos dicen que sí, mi mujer ¿cómo no? afirma lo mismo. Pero me acuerdo de ti, de tus lágrimas incontenibles aquel día, de tu voz, casi irreconocible entre hipos. Dime que estás bien, que fue lo mejor, dímelo, engáñame si hace falta. ¿Hice lo correcto? ¿Por qué entonces te recuerdo tanto? ¿por qué me siento derrotado esta noche? |
¿Valor o estupidez? ¿He hecho lo correcto? Le pregunté a mi voz interior, en el transcurso de la gestación de mi esposa y en su sexto mes de embarazo, en pensar siquiera de corresponder a otro corazón; tras aquél surgimiento paralelo de ese amor en país sureño y chileno. ¿Qué hacer, si se ha fracturado mi amor hacia la mujer con quien comparto noches y cama? Y, tras haber pasado el tiempo final de gestación, y teniendo mi hijo ya seis meses fuera del vientre materno, llega el día de despedirme de mi retoño, regalándome una mirada que se clavó en mi alma. |
Contactos ¿He hecho lo correcto durante todos estos años? Dos carreras, tres idiomas...; pagándome los estudios trabajando como camarero los fines de semana en fiestas para ricachones... ¡¿Tanto esfuerzo para qué?! Si lo único que necesitaba eran... -Cariño, ¿qué haces junto a la ventana mirando a las musarañas? Anda, vuelve a la cama conmigo, amor... ¡Espera...! No olvides traer el champán y pedir más fresas al servicio de habitaciones -rió, mientras ocultaba sus excesos tras las sábanas-. Por cierto, recuérdame que esta noche te presente a “papi” durante el cóctel, como me pediste: a él también le gusta conoceros. |
Cantinela ¿He hecho lo correcto? Ésa es la pregunta que ha estado rebotando entre mis sienes desde que salí de aquella casa. Una maleta en una mano, un niño en la otra y una pregunta, repitiéndose siempre, para llenarme de dudas. Han pasado los años, mi hijo ha decidido conocer a su padre y yo vuelvo a preguntarme: ¿He hecho lo correcto dejándole ir? Han pasado los días y aún no ha vuelto. |
El poder de la sangre -¿He hecho lo correcto protegiéndola de su propia naturaleza durante todos estos años? -Al final ha resultado una pérdida de tiempo. ¿Por qué iba a ser distinta del resto? Son seres irracionales, violentos y autodestructivos. Cuando finalmente se le ha revelado su origen, ha rechazado un futuro lejos del caos y la codicia, dejándose llevar por sus instintos y abandonando la seguridad del castillo para regresar junto a sus iguales. -¿Quién cuidará de ella mientras dormimos? -Esa humana ya no es responsabilidad nuestra. No se haga más daño, Maestro. Volvamos adentro, pronto los primeros rayos de sol acariciarán las montañas. |
Prioridades "¿He hecho lo correcto?" Aquella pregunta se presentó de súbito mientras limpiaba el cuchillo y la sangre. Vaciló un instante al ver el cadáver al borde del acantilado. Hacer lo correcto no estaba entre sus prioridades, pero matar a ese hijo de puta, si. Satisfecho con la respuesta, dió el puntapié. |
La culpa en mis manos “¿He hecho lo correcto?” pregunté, mirando mis manos, recordando lo sucedido esa noche. Quería darle una sorpresa y fui hacia el porche, donde normalmente ella contempla el crepúsculo. Pero allí no estaba… En su lugar me recibió la Luna, fría y silenciosa. Entré entonces en casa, amparado en el aullido de algún coyote. Pero en esa oscuridad tampoco estaba ella. De pronto oí unos gemidos. Los seguí, uno detrás del otro, conduciéndome hasta el dormitorio. Allí sí estaba ella, pero no sola. Mi virilidad fue insultada, mi corazón estalló con locura… Y el puñal ensangrentado de mis manos no osa responderme… |
El aprendiz -¿He hecho lo correcto? -¡No, no, por dios! -¿Qué es lo que no hago bien? -Tienes que elevarla más por encima de ti, y hacerla bajar con energía dibujando un arco de círculo. Y el impacto debe ser aquí... Lo único que has conseguido ha sido partirle el cuello a este pobre hombre. Déjame a mí, dame el hacha. ¡Zas! Ya está. ¿Lo ves? Desde luego, tendrás que esmerarte más, hijo, si quieres sucederme algún día como verdugo. |
Lo último ¿He hecho lo correcto? A estas alturas, no es el momento de cuestionarme esto. De hecho, ya es un milagro que mi pensamiento vaya más deprisa que la velocidad de mi cuerpo atravesando esta masa de aire… rumbo a la tierra más dura de todo el planeta. Me quedan segundos, y aún no se me ha pasado mi vida por delante como prometían en las revistas. Sólo veo cielo y roca, cielo y roca, alternándose como si deshojara una margarita… pero esto siempre acaba en roca. Debería gritar algo… - ¡Soy un romántico de la vida! |
Constitucional arrepentimiento ¿He hecho lo correcto? Maté a cientos de personas y jamás sentí remordimientos. Retuerce pescuezos me apodaron. Sus vértebras crujiendo entre mis manos…; aquello, por entonces, ¡era música, éxtasis, el máximo deleite para mi ser! Sin embargo, ahora… ¿tanto me ha cambiado esta embolia que me tiene paralizado medio cuerpo? ¡No concilio el sueño por esta profunda pena y, la memoria de sus horrorizados rostros me estremece sin compasión! ¡Amarga vida! No confesaré, pues siento vergüenza… mas, ¡me daré muerte justa! Y mi última audición será el crujido de mis vértebras por el seco tirón de la soga. |