(Martin Towers Dixit) Estaba Moises ahí, esperando el autobús del Inserso Nipón con el resto de coleguitas del asilo Shaolín, cuando el suelo tembló bajo sus pies como el dueño de un buffet libre en el el tercer mundo, y, como es normal, se estampó contra el suelo.
Con la cara roja de indignación (el culo también, pero eso tiene que ver con una visita a Sodoma que nada nos interesa aquí) intentó levantarse, pero sus ancianas piernas habían perdido su antiguo ímpetu. Se metió la mano en el bolsillo y extrajo una cápsula Hoi-poi. Presionó el botón y la arrojó a su lado. Cuando la nube de humo se hubo disipado un majestuoso y barroco cayado esperaba a su amo estirado cuán largo era. Moisés lo agarró y solemnemente se alzó sin que le escapara más de un par de ventosidades. Sus coleguitas enmudecieron (y eso que auno de ellos le tocaba ya la medicación) ante la impresionante silueta de Moisés tapando parte del monte Fujiyama. -He vuelto -masculló. Como si el mar le hubiera oído, una gigantesca ola se alzó en el horizonte y arrastrando todo a su paso avanzó directamente hacia Moisés. Sin inmutarse y sin dejar de mirar al tsunami, Moisés escupió en el suelo. Luego hizo crujir su cuello. -Como en los viejos tiempos -dijo. Colocó el cayado frente a él mientras sus coleguitas se alejaron renqueando de la ola a la velocidad de ir a cobrar la pensión y la paga de navidad. El tsunami se acercó con una celeridad y fuerza inconmensurable. Moisés presionó el cayado contra el suelo con todas sus fuerzas y gritó: -¡Señor, dame el poder! La ola arrancó de cuajo las casas de alrededor. Los coches volaban por doquier. Moisés apretó los dientes. Y es tsunami se dividió en dos en torno al viejo profeta. Millones de metros cúbicos de agua prosiguieron con la destrucción de la ciudad dejando una improvisada isla coronada por Moisés. Unos minutos más tarde, el agua perdió su fuerza y retrocedió. El lugar se hallaba devastado, el barro campaba a sus anchas y miles de persona habían perecido. Pero Moisés estaba seco. Tras unos minutos de parálisis, Moisés se relajó, y miró en derredor. Impulsivamente, arrojó el cayado al suelo como si marcase un touch down y rió: -¡Sigo en forma! Miró al cielo y exclamó: -¡Gracias señor! Entonces se percató de una nube fungiforme en el horizonte y del halo de fuego que se aproximaba desde donde había estado la central nuclear. Moises aún sonreía cuando la carne se desprendió de su cuerpo. Y por eso, queridos niños, es por lo que Moisés no es japonés (y por lo que se convirtió al satanismo). |
¡Los cojones! Para que luego me vendas a las Naciones Otakus Confederadas y me peten el ordenata con mierdas. No, se agradece y no sabe cuanto, el detalle pero se lo dejo a su negro. El Towers este no era un viajero del tiempo... bueno, lo que sea. A lo mejor me marco algo de cosecha propia, así a lo Guest Starring de hilo; aunque he de advertirle que puede que nos lo cierren. A usted, a mí y a su negro. Salud, majareta.
Las novelas las ojeé. Pero hay unos comics muy chulos. Cuando salieron se centraban en la mitología personal del pistolero. Tremendo giro al Topo Jodorowskyano, o fue antes S. King? Nah, no sé. |
Gomorra es donde fabricaban los Gormitis esos de las dichosas bolsitas para los niños. Vamos, un paraíso de esclavitud china. Algo inconcebible para el merchandising cristiano, que veía peligrar su culo, digo su mercado internacional de estampitas y reliquias (es decir, huesos que obtenían de triturar a los pobres chinos). La historia de Sodoma es falsa. Dios falló el primer tiro, y sólo se salvó un granjero que tenía 2 hijas vírgenes. Por eso fueron jusssstamente 2 angeles a salvarlas. Claro claro. Lo de la paloma violadora aún no lo habían inventado en aquella época.
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cita de jdgreenfield
(Martin Towers Dixit)
Dios santo, greenfield, qué te han dado esta semana en el sanatorio? O tú siempre eres así? Ja, ja… Magnífico, magnífico… Excelente!
Estaba Moises ahí, esperando el autobús del Inserso Nipón con el resto de coleguitas del asilo Shaolín, cuando el suelo tembló bajo sus pies como el dueño de un buffet libre en el el tercer mundo, y, como es normal, se estampó contra el suelo.
Con la cara roja de indignación (el culo también, pero eso tiene que ver con una visita a Sodoma que nada nos interesa aquí) intentó levantarse, pero sus ancianas piernas habían perdido su antiguo ímpetu. Se metió la mano en el bolsillo y extrajo una cápsula Hoi-poi. Presionó el botón y la arrojó a su lado. Cuando la nube de humo se hubo disipado un majestuoso y barroco cayado esperaba a su amo estirado cuán largo era. Moisés lo agarró y solemnemente se alzó sin que le escapara más de un par de ventosidades. Sus coleguitas enmudecieron (y eso que auno de ellos le tocaba ya la medicación) ante la impresionante silueta de Moisés tapando parte del monte Fujiyama. -He vuelto -masculló. Como si el mar le hubiera oído, una gigantesca ola se alzó en el horizonte y arrastrando todo a su paso avanzó directamente hacia Moisés. Sin inmutarse y sin dejar de mirar al tsunami, Moisés escupió en el suelo. Luego hizo crujir su cuello. -Como en los viejos tiempos -dijo. Colocó el cayado frente a él mientras sus coleguitas se alejaron renqueando de la ola a la velocidad de ir a cobrar la pensión y la paga de navidad. El tsunami se acercó con una celeridad y fuerza inconmensurable. Moisés presionó el cayado contra el suelo con todas sus fuerzas y gritó: -¡Señor, dame el poder! La ola arrancó de cuajo las casas de alrededor. Los coches volaban por doquier. Moisés apretó los dientes. Y es tsunami se dividió en dos en torno al viejo profeta. Millones de metros cúbicos de agua prosiguieron con la destrucción de la ciudad dejando una improvisada isla coronada por Moisés. Unos minutos más tarde, el agua perdió su fuerza y retrocedió. El lugar se hallaba devastado, el barro campaba a sus anchas y miles de persona habían perecido. Pero Moisés estaba seco. Tras unos minutos de parálisis, Moisés se relajó, y miró en derredor. Impulsivamente, arrojó el cayado al suelo como si marcase un touch down y rió: -¡Sigo en forma! Miró al cielo y exclamó: -¡Gracias señor! Entonces se percató de una nube fungiforme en el horizonte y del halo de fuego que se aproximaba desde donde había estado la central nuclear. Moises aún sonreía cuando la carne se desprendió de su cuerpo. Y por eso, queridos niños, es por lo que Moisés no es japonés (y por lo que se convirtió al satanismo). |
cita de jdgreenfield
Gomorra es donde fabricaban los Gormitis esos de las dichosas bolsitas para los niños. Vamos, un paraíso de esclavitud china.
De ahí viene la palabra gomorrea, no?
Algo inconcebible para el merchandising cristiano, que veía peligrar su culo, digo su mercado internacional de estampitas y reliquias (es decir, huesos que obtenían de triturar a los pobres chinos). La historia de Sodoma es falsa. Dios falló el primer tiro, y sólo se salvó un granjero que tenía 2 hijas vírgenes. Por eso fueron jusssstamente 2 angeles a salvarlas. Claro claro. Lo de la paloma violadora aún no lo habían inventado en aquella época.
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cita de DanielTurambar
Vaya, ya estamos tocando un tema, Turambar, que ya verás tú que me lío la manta a la cabeza y no respondo… Los diseñadores gráficos somos gente normal: si yo estoy como una puta cabra es porque soy poeta, no por ser diseñador gráfico.
cita de raulcamposval
Diseñador gráfico, no te digo más ;-)cita de DanielTurambar
Según un amigo, en realidad eran Sodoma y Gomera.
Tu amigo sabe mucho: el sadogomerismo está en auge, según Salazar. Era SG, verdad? Ups!
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Sómos legión, no lo dude. Aunque parezca que somos unos perrosflautas que pasamos de todo...