La deuda Con un hilillo de voz y saliva, se fue apagando el hilo de su vidriosa mirada frente a mi rostro desencajado. Mantenía entre mis brazos su cuerpo deformado por el golpe, a la espera del último aliento que la arrancara de mi regazo. El médico había confirmado el fin y yo no podía creerlo. Tanta vitalidad convertida en aquello era injusto. Maldigo el instante que pisé el acelerador creyendo controlar la curva. Ahora mi existencia se curvará del todo sin ella, y seguiré por la vida con un hilo de pena que nadie podrá cortar. ¡Te debo tanto! |
La última copa Con un hilillo de voz inteligible y el guiño de sus ojos, sin saberlo encendió el detonante, para hacerme viajar al pasado y revivir en ese instante sentimientos encontrados de pasión, locura y odio; él me había llevado al cielo y al infierno, pero a pesar de mis esfuerzos nunca pude perdonarle su aventura con aquella mujer. Me invito a tomar una copa y acepte, el ambiente era cálido, íntimo y la música envolvente, me beso apasionadamente y en aquel momento de manera instintiva dispare, mientras agonizaba entre mis brazos, solo atine a decirle ¡adiós amor¡ |
Mateo 19:14 Con un hilillo de voz apenas perceptible el asesino le previno sobre su futuro. El sacerdote, atraído por la curiosidad de las palabras, acercó su rostro a la celosía y pudo así escuchar un nuevo susurro mucho más seco y dañino. Cuando el asesino hubo terminado la ejecución salió del confesionario. -¿Recuerdas? –le espetó a su víctima. Aquella boca entreabierta sólo demandaba aire mientras los ojos, vacíos de vida, suplicaban agonizantes una explicación. Otro zumbido de rabia rompió el silencio de la iglesia. El sacerdote sintió el disparo cuatro palmos al sur de donde recibiera el primer impacto… y recordó. |
Primer amor Con un hilillo de voz llamó mi atención y con un gesto me atrajo hacia ella. Estábamos jugando al escondite, era el último verano de nuestra infancia y juntos esa tarde dimos un paso de gigante hacia adelante. Olvidé su nombre en cuanto el invierno llamó a la puerta, pero hoy mi boca seca y temblona ha vuelto a sentir el sabor salado de sus labios. |
Gritos al aire Con un hilillo de voz se despidió de mí, canturreando como podía la nana que apagaba mis días. Su mirada era lo único que restaba en este mundo; seca y ausente, es verdad, pero profunda, como el túnel que estaba a punto de cruzar. Antes de irse salí corriendo al bosque que nos rodeaba, y bajo los árboles, con un chorro de voz, grité mi desespero y mi dolor. Hojas secas cayeron sobre mí, y luego lloré, lloré y lloré. |
Un disparo certero Con un hilillo de voz dijo: - Creo que lo he matado. Le temblaban las manos mientras sujetaba la escopeta, después del disparo. La noche estaba clara y ahora había quedado en silencio. Pensé que mi hijo carecía de carácter, que era débil. No llegaría a ser el hombre que yo era. - Buena puntería –aseguré sin convicción. Durante dos horas más, esperamos la llegada de otros patos. [Editado a petición del autor] |
Maitines Con un hilillo de voz Sor Juana de todos los Santos cantaba maitines, pensaba en otra cosa, esa es la verdad. El obispo había llegado de visita sin avisar y celebraba el Oficio con ellas. El prelado la sobresaltaba y no entendía porqué. Azarada se pasó de línea en el devocionario y se comió una de las estrofas. Miró con recelo a la superiora, en su mirada vio reprobación. Un escalofrío recorrió su espalda cuando vio lo que decían los ojos del obispo. |
Agarrotado Con un hilillo de voz intenta llamar la atención. —Argggg…hij…..argggg. — Patalea contra la tablazón del patíbulo. Del otro extremo del cuadrilátero, charlando mientras se hurga entre los dientes con un palillo. —Yo sigo prefiriendo el cuero al hierro. Se ajusta mejor al gaznate y es mucho más limpio. No rompe ni rasga. No hay sangre. Cuello roto o asfixia, según cuadre. —Afirma el verdugo. —No sé, no sé. El hierro transmite contundencia; cerrar, atornillar y apretar. Es más rápido. — ¿Y a ti quién te ha dicho que esto tiene que ser rápido? Nuevamente un hilillo de voz. —Argggg… |
La inclinación perfecta Con un hilillo de voz...una vocecilla...le sugirió: ¿No crees que deberías poner recto el nivel? -¿Cómo...? ¿Te atreves a enmendarle la plana al primer oficial? -No, por Dios. Nada más lejos de mi intención. Pero es que yo creo que nos estamos colando con la inclinación. -¡Qué no hombre, qué no! Recuerda lo que te digo: la historia recordará la Torre de Pisa como un prodigio de la arquitectura universal. Mira bien lo que te digo…un prodigio…geometría divina. La perfección. |
Herencia Con un hilillo de voz intentó pespuntar un discurso, con los tonos de la anochecida, tratando de atrapar unos destellos de seda entre los pliegues de un relato bordado por el tiempo, con puntadas zigzagueantes a capricho de un hado al que nunca reprochó nada. Las nostalgias brotaban apenas audibles, claramente enmarañadas, de sus labios de esparto. Alguna hebra suelta llegaba mis oídos a través de la salmodia de las máquinas que la mantenían hilvanada a la vida. Me acerqué. No era un mapa de recuerdos el motivo, sino patrones y bocetos para que continuara la labor que ahora tejo. |
Tolkien reloaded Con un hilillo de voz, el pequeño trasgo malherido trataba de decirles alguna cosa. -¡Callaos! – gritó Gandalf, tratando de escuchar sus débiles palabras. -Alejaos del puente de Khazad-dûm. Cuidaos del Balrog.... Con un leve espasmo el pobre infeliz falleció. Pero gracias a él, en contra de lo que afirma Tolkien, Frodo y sus amigos evitaron pasar por las minas de Moria, bajo los picos de Caradhrás. En vez de ello, rodearon las Montañas Nubladas por un viejo desfiladero y llegaron a las cercanías del Monte del Destino. Y Frodo se deshizo del anillo sin problemas. |
Primavera Con un hilillo de voz corría el río colina abajo, en su fresco susurro se arremolinaba trémula la brisa. Tras nosotros aquellos filamentos líquidos de cielo, se fundían en el hueco tibio de las raíces, brotaba de ellas en las flores. Desnudos sobre nuestras ropas, abrazados en la hierba, fuimos yo el cielo y tú la tierra, mientras el aliento tibio de la tarde enredaba para siempre nuestros nombres. |