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romi
Mensajes: 678
Fecha de ingreso: 25 de Abril de 2008

El copo de nieve que vino a morir a Granada

24 de Enero de 2009 a las 13:46

Hola: para quellas personas que les interese, pongo aquí otro breve trozo de mi libro: "El copo de nieve que vino a morir a Granada". Agradezco cualquier comentario.

 

Saludos:  romi

 

7- El viaje de Copodenieve 

            Cuando ya, Copodenieve, rodeado de sus compañeros, ilusionado volaba por el espacio, sin parar miraba y preguntaba. Para él era todo nuevo. Los valles, los ríos, las montañas, los bosques, las nubes y las nieblas. Y lo mismo las hileras de coches surcando las carreteras y el resplandor de las ciudades.

            Decía a sus compañeros:

- Es fantástico un vieja como éste.

 Y ellos le respondían:

- Pero todavía no has visto nada. El mundo es más grande de lo que tú piensas. Espera un poco y ya verás cuando atravesemos las altas cumbres de las cordilleras y, la luz del nuevo día, nos deje ver.  

            El aire de la ventisca los empujaba con fuerza y, por eso, a veces bajaba y otras veces subía. Como en un columpio de feria. Y, en algunos de estos momentos, seguía charlando con los copos de nieve que tenía más cerca. Chocaba con ellos y, entonces, aprovechaba para preguntar:

- Y tú ¿a dónde quieres que el viento te lleve?

Y este nuevo compañero le decía:

- Yo quiero aterrizar en lo más alto de la montaña. Allá donde haga mucho frío y los rayos del sol no me hieran.

- ¿Y por qué si vienes de una montaña quieres ir a otra montaña?

- Para vivir más lejos del lugar donde nací y así conocer mundo y personas. Lo importante es ir a muchos sitios y conocer siempre lugares nuevos. Si aterrizo sobre la cumbre de una alta montaña viviré más tiempo y, de este modo, alegraré con mi color blanco los paisajes de esta tierra.   

            Otra ráfaga de viento empujó fuerte y zarandeó a Copodenieve. Subió rápido por entre un remolino de pequeños  y blandos copos. Con uno y otro fue tropezando y, al hacerlo, siempre exclamaba:

- Esto es lo más divertido que nunca había imaginado.

Un copo rechoncho, de pronto se puso a su lado. Sin dejar de mecerse en el viento, miró a Copodenieve y le preguntó:

- ¿Con qué destino sueñas tú?

- No tengo preferencias por ningún rincón del mundo pero me han dicho que al sur de la Tierra, todo es muy bonito.

- En el sur no hace mucho frío y eso es malo para nosotros. Aunque el sol es la fuente de la vida y lo más hermoso del mundo, para nosotros no es bueno.

- ¿Conoces tú por ese lado del sur, algún sitio especialmente bello?

- Hace unos años estuve en Sierra Nevada.

- ¿Dónde se encuentra eso?

- Al sur de España, en una ciudad muy hermosa que se llama Granada.  

            Al oír este nombre, Copodenieve  se quedó pensativo. Para sí se preguntó: “¿De qué me suena a mí el nombre de Granada? Ahora no lo recuerdo bien pero, de Granada en alguna ocasión, alguien me ha hablado mucho. Y recuerdo que también me gustaba a mí mucho todas las cosas que me contaban. ¿Cuándo sucedió esto, cómo y en qué lugar?” 

            Y, Copodenieve, otra vez fue empujado por el viento. Un viento fuerte y muy frío que soplaba desde el norte, llevando la borrasca hacia el centro de Europa. Copodenieve tampoco sabía mucho de esto. Era tanta la alegría por su viaje, hacia la libertad y en busca de su sueño, que solo tenía tiempo para preguntar y mecerse en el viento.

            Por eso se acercó otra vez al copo rechoncho y le dijo:

- Cuando tengas un rato quiero que me hables de Granada. ¿Cómo fue tu primer viaje a España y cómo te fueron las cosas por la ciudad de Granada?

- ¿Por qué tienes tú tanto interés en saber cosas de esta ciudad y no de cualquier otra de las muchas que hay en el mundo?

- No recuerdo ahora quién ni cuándo ni dónde pero de Granada me han hablado mucho y todo muy bueno. Me dijeron que en ella todo es tan bello como el más hermoso de los cielos. Y me dijeron que en su corazón y en su alma hay una magia que no existe en ningún otro lugar del mundo. Y también me dijeron que en Granada, todo es como el más dulce de los sueños.  ¡Háblame de Granada!

            Y el copo rechoncho y blanco blando como la seda, dijo a Copodenieve:

- Una cosa importante que no debe faltar nunca en tu vida es un ideal, un sueño, una meta. Debes luchar hasta dar la vida por algo hermoso y elevado. Por eso, tener un sueño, siempre te dará la fuerza necesaria para llegar hasta el final. Solo de este modo podrás conseguir aquello que tanto apeteces.

- ¿Y tú tienes en ti este sueño?

- Lo tengo desde el primer día que fui agua y, más aun, cuando el frío me convirtió en nieve. Siempre deseé ser el copo más perfecto y blanco. Mucho más que lo eres tú en este momento.

Copo reflexionó un momento y luego preguntó:

- ¿Cuándo terminaremos de llegar a Granada?

- Esta ciudad aun queda lejos. ¿Es que tienes prisa por llegar?

- Estoy pensando algo.

- ¿Qué es lo que estás pensando?

- Como ya te he dicho hace un rato, quiero que me hables de Granada. Y también quiero que me hables de Sierra Nevada y de tu sueño. Tu experiencia me puede servir de mucho, a parte de que también me gusta el modo en que me hablas. Me gusta aprender de ti. Por eso quiero que me cuentes todo lo que sepas de las tres cosas que ya te he dicho. De aquí mi pregunta de si tardaremos mucho en llegar. ¿Nos dará tiempo hablar de lo que te estoy pidiendo?

Estamos ahora mismo atravesando Europa. Y España se encuentra casi al final de este gran continente.

- ¿Entonces tardaremos dos día en llegar?

- Depende de la fuerza con que nos empuje el viento.

            Y, en este justo momento, una ráfaga de viento helado, aguijoneó desde abajo. Copodenieve y su compañero, salieron lanzados hacia donde la nube era más densa. Y Coporrechoncho gritó a su amigo:

- Acércate a mí y pega tu cuerpo con el mío para que no nos perdamos. Quiero hablarte de lo que deseas antes de que lleguemos o nos estrellemos en una montaña cualquiera.

Y, Copodenieve, aprovechando uno de los muchos empujones que le daba el fuerte viento, se apretujó con su compañero.

- Así estamos seguros. Cada uno seguimos siendo cada uno pero unidos como en un solo cuerpo. Es bonito esto y bueno aunque debemos tener mucho cuidado. El cuanto el viento deje de sostenernos, porque pierda fuerza, como los dos unidos pesamos muchos, podemos precipitarnos y caer a la tierra. En cualquier lugar del mundo. Y esto no será bueno para el sueño que estamos comentando.

            Por momentos, cada vez más emocionado, Copo seguía diciendo:

- Es la primera vez que esto ocurre en mi vida y me está gustando. En ti, sin quererlo yo ni buscarlo, ya tengo un buen amigo, que me apoya y me enseña. ¡Eres fantástico!

            El viento los seguía empujando cada vez con más fuerza y frío.

- Tenemos que procurar subir, cuanto más alto, mejor. Si queremos llegar lejos, yo a Sierra Nevada y tú a Granada, tenemos que subir a la parte más alta de la nube. Así tendremos más oportunidades de sobrevivir y vivir experiencias. La vida de un copo de nieve, de cualquiera de los millones de copos de nieve que cada año caen sobre la Tierra, siempre es frágil y breve. Y, en cada momento, está condicionada por la altura. Cuanto más subamos más oportunidades tendremos.

Y preguntó Copo:

- Yo hago este viaje porque deseo vivir aventuras. Y también porque, en el fondo de mi ser, quiero sentir emociones y encontrarme con las cosas más bellas. Y tú ¿por qué realizas este viaje?

- Por el sueño que ya te he dicho antes.

- Para mí sería muy interesante si me contaras algo de ese sueño tuyo.