Foro para escritores de Bubok

No está mal jactarse. Podría estarlo para quien sobrestima su obra y la valora más de la cuenta, pero de todos modos paga su pecado (aunque no se entere) cuando el lector descubre su necedad.

Pero aquél que se vanagloria de su texto y uno al leerlo termina dándole la razón no ha sido subjetivo, tan sólo hace uso de su derecho a verter una opinión; ya no es jactancia entonces, sino lucidez.

Borges ostentaba su falsa modestia con una muletilla que solía reiterar en las entrevistas: "Disculpe mi ignorancia". ¿Qué dejaba para el resto si él era ignorante? Aunque lo fuera, pues nadie en el mundo puede saberlo todo de todas las cosas a mí, como admirador de su obra, tal frase me parecía de una petulancia exasperante.

Volviendo al tema, siempre desconfié de las contratapas que despliegan loas y maravillas sobre el trabajo que custodian; las prefiero austeras, centradas en la trama o el tópico, sin bombos ni platillos. Es el lector quien debe lanzar fuegos artificiales de agrado o tomates de fastidio, en su círculo, en el boca a boca... 

Las faltas ortográficas suelen entorpecer la lectura, distraer al lector de una trama o secuencia que de pronto está bien ideada y hasta pueden hacerlo abandonar la lectura. No compraríamos una silla a la que el carpintero dio mal lustre, está torcida o se tambalea, aunque sea de la mejor madera del mundo, y si por error llevamos una no le compraremos otra. Por eso releer, corregir y pulir son pasos obligatorios que deben darse y siempre, siempre, una nueva lectura nos llevará a mover una coma, cambiar un sustantivo o corregir un detalle. Casi podría recitar de memoria mis escritos de tanto repaso, mas si tomo el papel y lo releo allí encuentro algún pequeño detalle que no me gusta demasiado. A veces dejar macerar un tiempo el trabajo y luego retomarlo para hacer ajustes es muy positivo, suele enriquecer el resultado final.

Perdón, me extendí demasiado.