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romi
Mensajes: 678
Fecha de ingreso: 25 de Abril de 2008

La joven que hacía footing por las calles de Granada

29 de Diciembre de 2011 a las 12:04

Bubok

La joven que hacía footing por las calles de Granada

            Una de las cosas que más le gustaba era correr por las calles de Granada. Siempre con su chándal azul, su pelo recogido en coleta, sus auriculares y reproductor de música y su esbelta silueta. Y casi siempre que se ponía ella a practicar este deporte, lo hacía por las mañanas. Antes de que abrieran los colegios, institutos y facultades y antes de que las personas comenzaran sus trabajos. Cuando las amigas le preguntaban:

- ¿Y por qué te gusta tanto correr?

Ella siempre les respondía:

- Porque el airecillo fresco y puro de la mañana, es para mí un alimento fantástico para la vida, corazón y alma.

- Y no te llevamos la contraria pero perder todos los días dos horas o más corriendo por las calles de Granada ¿no te parece un poco exagerado?

- A mí me gusta y como a nadie ni a nada hago daño con ello, soy feliz y me siento libre y bien por dentro.

           Era estudiante universitaria, vivía con tres amigas más justo en el segundo piso de una casa blanca. Por debajo del Mirador de San Nicolás y, como el piso, además de una bonita azotea tenía dos ventanas y un balcón muy grande que se abría al valle del río Darro y a la Alhambra, aquí también ella pasaba mucho tiempo. Algunas veces por las mañanas y en otros momentos, por las tardes, mirando y meditando sus cosas y a la ciudad de Granada. Frente a la Alhambra, cuando los rayos del sol la bañaban tanto en las primeras horas del día como al atardecer. Por eso las amigas, al verla tantas veces abstraída en silencio en este balcón, también le preguntaban:

- ¿Y por qué nunca te hemos visto correr y hacer gimnasia por los caminos que llevan a la Alhambra o los bosques que le rodean?

- Es que a mí esos sitios, no me gustan nada.

- ¿Qué no te gusta la Alhambra ni sus jardines con el gran monumento que es todo eso?

- Por un lado, sí me gusta un poco pero, por otro lado, no me gusta nada, nada, nada.

- Si no te expresas mejor no hay quien te entienda.

            Y ella, mientras hacía gimnasia en el balcón del piso, frente a la Alhambra y al sol de la tarde, les razonaba:

- La Alhambra, todas sus murallas, torres y palacios, fueron construidos con el sudor y sufrimiento de personas esclavizadas. Personas privadas de libertad y sus derechos más elementales que dieron sus vidas trabajando para construir esas torres. Y no solo eso sino que también, mucho del dinero, oro y otros materiales que ahí se emplearon, fueron robados a los más débiles y pobres. Por eso pienso que la Alhambra, aunque sea bonita y le guste tanto a las personas, es una obra nacida de la injustica y esclavitud ejercida sobre las personas. Como si sus muros y torres, tuvieran amasadas con la sangre y dignidad de los pobres de esta tierra.

- Hija mía qué cosas piensas tú.        

Le respondían las amigas.

            Y mientras ella guardaba silencio, seguía con la práctica de su deporte y, aunque le gustaba ver de fondo la robusta silueta de los palacios de la colina, no era algo que le atrajera mucho. Por eso un día, cuando estaba sola en el balcón y miraba para la Alhambra, le llamó mucho la atención una gran bandada de grajas. Era por la tarde, aparecieron en el cielo desde el lado norte formando una densa nube negra y graznando alocadamente, cruzaron por encima del barrio del Albaicín y al rato se perdieron al otro lado de la Alhambra, dirección a Sierra Nevada. Se preguntó: “¿Por qué vendrán por aquí estos pájaros, a estas horas, tantos y formando tanto jaleo?” Y aquella misma noche pensó mucho en esto.

            Era invierno, se acercaba la Navidad y por eso, cada vez los días eran más cortos, el sol no lucía mucho, sí hacía frío por las tardes y por las noches y en Sierra Nevada, casi todos los días nevaba. Desde el balcón de su piso, mientras practicaba gimnasia, veía con toda claridad las blancas y altas cumbres de la sierra muy al fondo y la bandada de pájaros negros, cada tarde y surcando el barrio y perderse en las lejanías. Dejaba ella de practicar su deporte y miraba a los pájaros y escuchaba sus graznidos e intrigada, una vez y otra se preguntaba: “¿Y de dónde vendrán y por qué siempre pasan por aquí y se alejan en la misma dirección?” Quiso preguntar a sus amigas pero no se animó. Tampoco se animaba a compartir con ellas su poco interés por los rincones de la Alhambra ni la ilusión que cada día le producía recorrer algunas de las calles de Granada. Y especialmente, el camino que una tarde descubrió por la orilla del río Darro.

            Fue una tarde bastante fría, con todo el cielo cubierto de nubes y con el viento muy sereno. Tanto que hasta parecía que la nieve iba a empezar a caer de un momento a otro. Se preparó ella con su chándal de siempre, su coleta y su reproductor de música, salió del piso diciendo a las amigas:

- Si se hace tarde y no he vuelto, no preocuparos. Hoy quiero recorrer un camino nuevo que me intriga mucho.

- Pues que tengas suerte y seas feliz practicando tu alimento de vida, corazón y alma.  

Y salió de la casa, se puso a correr enseguida, calle abajo hacia el Paseo de los Tristes. Al llegar al puentecillo de piedra, cruzó el río y por el camino de la izquierda, siguió su carrera acompasada.

            Se dio cuenta enseguida que por este camino apenas pasaba gente. Algunos árboles, a un lado y otro, emergían y la saludaban y, a solo unos metros remontando una cuestecilla, descubrió a su izquierda el cauce del río. Y, por entre la vegetación, descubrió como un lago pequeño de aguas purísimas, muy transparentes y con tonos azules verdes. Sorprendida se dijo: “¡Qué raro! Porque es la primera vez que veo por aquí este lago. ¿A dónde llevará este camino que se me abre tan silencioso y bello?” A sus espaldas, según ya comenzaba a remontar en la dirección contraria a como corren las aguas por el río, se le iba quedando la gran colina y sobre ella, todo el conjunto de la Alhambra. El sol de la tarde la iluminaba y la vestía de color naranja, como tantos y tantos días a lo largo de los años.

            No se fijo ella mucho en este espectáculo y sí prestaba mucha atención al caminillo que recorría y a las aguas que por si izquierda iba descubriendo. Y más atención prestó cuando, al dar una curva, de las aguas del lago, alzó vuelo una gran bandada de patos silvestres. Sin dejar de correr, miró muy interesada y descubrió que algunas de estas aves, mostraban colores muy relucientes. Otra vez se dijo: “Tampoco antes he visto por aquí a estos patos. Se alejan en la misma dirección que voy yo y parece como si buscaran algún lugar especialmente importantes para ellos. Y sus graznidos y vuelos, qué extraños y a la vez qué bonitos son”. Se dispuso a seguir por el camino que había comenzado a recorrer y por eso, no aminoró en su trotar lento pero con ritmo constante y firme. Y poco a poco, según la tarde caía, el camino se iba presentando cada vez más ancho. Solo con un poco de cuesta, con dos grandes laderas a los lados, mucho bosque, como un profundo y misterioso valle muy al fondo, por donde la luz, en lugar de oro fuego de la tarde, se veía azul puro y en forma de velo transparente.

            Su corazón se le fue entusiasmando y según avanzaba, ni siquiera se daba cuenta que el camino que ahora recorría nada tenía que ver con el camino real que por estos lugares hay. Tampoco los paisajes aunque sí la colina de la Alhambra, con el gigante monumento en todo lo alto. Por eso, en algún momento pensó ella que, como no era de esta ciudad y llevaba poco tiempo viviendo por aquí, las cosas que iba encontrando sería la realidad normal en Granada, la Alhambra y su entorno. Y fue por esto por lo que a ella no le resultaba extraño nada de lo que iba descubriendo. Y vio, al remontar una cuestecilla, que la bandada de patos, volvía para atrás, bajando como río adelante y como al encuentro de ella. Y un poco antes de encontrarse con ella, giraron veloces en el aire y volvieron río arriba. Como si todas las aves, de alguna manera, intentaran guiarla a algún lugar muy concreto. Se animó un poco más, continuó con su trotar rítmico y lento y al poco descubrió un paisaje boscoso. Un hondo valle todo cubierto de bosque verde oscuro, por donde el río saltaba en multitud de cascadas, dejando a los lados, tierras llanas y laderas tupidas de bosque.

            Impresionada se dijo: “¡Qué bonito es esto! Nunca había imaginado yo que en Granada y cerca de la Alhambra, hubiera maravillas tan fantásticas. Voy a seguir a ver qué me encuentro en este lugar tan hermoso”. Y siguió muy decidida. Enseguida descubrió como la bandada de patos de colores, se alejaba y perdía por entre la espesura del bosque y siguiendo el surco del río. Y al poco, según ya comenzaba a rozar los densos árboles del valle, oyó y vio una gran bandada de grajas negras. De nuevo se dijo: “Ahora ya por fin sé a dónde venían estos pájaros y casi intuyo que viven por aquí. Seguro que se concentran en este lugar porque de los frutos de estos árboles, se alimentan. ¡Cuantos misterios y maravillas hay en la ciudad de Granada!”.

            Y no había terminado de hacerse ella esta reflexión cuando, al dar una curva en el camino, se encontró frente al río. Muy cerca de las aguas azules verdes y muy claras y por donde, al lado de debajo de una cascada, se remansaba el gran charco. Algo parecido a un lago en miniatura pero con una belleza especial y como reflejando serenidad y misterio. Y, al descubrir el rincón, lo que enseguida le impactó, fue la figura de un joven. Estaba sentado muy cerca de las Aguas, miraba al río, miraba al bosque de encinas que le rebosaba por un lado y otro y observaba a la bandada de patos que se había perdido entre la vegetación, algo más arriba. Y al sentirla a ella acercarse, giró su cabeza, la miró fijo y con voz suave y grave, le dijo:

- No temas. Te estaba esperando. Acércate que tengo que compartir contigo algo muy importante.

Dejó ella de correr, se quitó los auriculares, apagó su aparato de música y lentamente se acercó al joven saludando:

- Perdón sin te molesto pero…

Y quiso explicar despacio y con detalle el motivo de su presencia en el lugar, lo de las bandadas de patos y grajas y el velo de misterio que había descubierto en el camino que acaba de recorrer, cerca de la Alhambra y no lejos de Granada.

            Pero el joven, como si de alguna manera, supiera todo lo que ella pretendía explicarle y algo más, la interrumpió diciendo:

- Sé de donde vienes, quien eres, por qué recorres este camino y también sé los sueños e inquietudes que tienes en tu corazón.

- ¿Y cómo sabes tú todo lo que me dices?

- Tengo que saberlo porque tu corazón así lo quiere.

Meditó ella unos segundos, miró fijamente a los ojos del joven y sin miedo le preguntó:

- ¿Quién eres?

- Ahora lo que importa es que sepas que estoy a tu lado y que te apoyo en todo lo que piensas sobre la Alhambra.

Al oír esto, la joven se retiró un poco sintiéndose algo confundida. Por eso, muy valiente volvió a preguntar:

- ¿A caso también sabes tú por qué yo no creo ciegamente en las grandes maravillas de la Alhambra?

- Lo sé y por eso te digo que, en lo principal, estoy de tu lado. Y sé que lo principal para ti es que no se puede valorar a la Alhambra como la mayor maravilla del mundo cuando para construirla, los poderosos maltrataron, esclavizaran y robaron a cientos y cientos de personas. Detrás de las maravillas que ahora pueden verse en esos palacios, torres, jardines y murallas, hay mucho dolor, mucha esclavitud, opresión y muertes de cientos y cientos de personas humildes, con alma y corazón como tú, como yo y como los reyes dueños de esos palacios.

            Guardó silencio el joven, meditó unos segundos la muchacha y luego se animó y le preguntó:

- ¿Pero tú como sabes todo esto y por qué estás aquí?

- Te lo contaré en su momento, ya te lo que dicho. Y ahora también te digo que la mayor maravilla del mundo nunca, nunca podrá ser construida por los humanos sino que es algo que, por puro amor, nos regala el cielo. Tú fíjate en estos paisajes, en los bosques y animales que hace un momento has visto. No hay maravilla más grande que ésta sobre la tierra y por eso es aquí donde viven y para siempre, todas aquellas personas que dieron sus vidas construyendo los muros, torres y palacios de la Alhambra.

- ¿Cómo es que viven aquí?          

- Tú no los ves pero yo sí y por eso sé que les pertenece y tienen derecho a un mundo hermoso y puro. Mucho más que todo aquel que los humanos podamos ver en la Alhambra.

- No lo entiendo.

- Tampoco ahora hace falta. Pero sí te digo que la mayor fuerza constructiva del Universo, es el amor. Estos bosques, paisajes, cielo, río, aguas claras, airecillo y silencio, se fraguaron con la fuerza del amor más puro y en cambio, la Alhambra, no. Aquello se hizo con sangre, dolor y sufrimiento de personas pobres y esto existe por el impulso creativa del amor. Nada hay más grande y eternamente valioso en la creación entera. Te repito: El amor es la mayor fuerza creativa del Universo. Desde donde fluye toda la vida, belleza, transparencia y serenidad. Todo lo demás, es menos y tiene valor según la pureza del amor que hayamos puesto en ello.

            De nuevo el joven guardó silencio. La muchacha lo siguió mirando y, aunque muy sorprendida, se sentía bien al comprobar la belleza de las palabras que el joven le regalaba. Por eso de nuevo se animó y le preguntó:

- ¿Pero dónde vives y quién eres tú?

- Ahora ya tienes la respuesta a unas cuantas cosas fundamentales que, desde que vives en Granada, llevas contigo. Hoy es tarde, tengo que irme. Vuelve otro día y te explico y enseño dónde vivo y viven las personas buenas que dieron su sangre, perdieron su libertad y sus vidas para construir la “maravilla” que hoy todos dicen, es la Alhambra. Vuelve y conocerás el gran milagro que todos ignoran y es la verdadera y fabulosa obra en estos contornos.

            Y la joven, vio como al fondo del gran valle tupido con aquellos bosques de encinas, se abría como una cortina de colores. Los rayos del sol de la tarde, iluminaban con fuerza y esta cortina parecía estar enganchada como en el cielo, ocultando detrás de ella, otro mundo lleno de bosques, colores refulgentes y lagos de aguas clarísimas. Se levantó el joven de donde estaba sentado, caminó como por el aire, hacia la cortina de colores y poco a poco fue desapareciendo como entre una fina bruma azul dorada. Quiso darle su mano ella para pedirle algo y entonces él le dijo:

- No te preocupes. Vuelve otro día y te mostraré todo lo que ahora necesitas saber.

Y con su voz por completa fundida con el rumor de las aguas del río, se perdió la figura del joven. Absorta y por completo sorprendida, la joven miró durante un rato y luego se dijo: “La tarde está llegando a su fin. Tengo que regresar a Granada antes de que se haga de noche. Otro día vuelvo por aquí y conozco a fondo lo que ahora mismo acabo de ver y oír como en forma de sueño”.

            Se puso sus auriculares, dio media vuelta y lentamente, comenzó a trotar por el camino que conocía, dirección a Granada, río Darro abajo. Y mientras lo hacía, la noche se le echó encima. Pero enseguida salió la luna y el cielo se llenó de estrellas. Hacía frío pero ella no lo sentía. Trotaba lentamente camino adelante, acompañada por la figura de la Alhambra a su izquierda y las blancas casas del barrio del Albaicín, por su derecha. Se volvió a decir, ahora por completa lleno de gozo y como abrazada por una libertad única: “No contaré a mis amigas nada de lo que esta tarde me ha pasado. Se reirán de mí y, aunque no me importa, tengo derecho como todas las personas en este suelo, a mi mundo interior y secretos. Quizá en el fondo, este mundo propio y único en cada persona, sea lo verdaderamente valioso y real. Por eso creo en lo que él me ha dicho: “el amor, es la mayor fuerza creativa del Universo entero”.

itziar16
Mensajes: 44
Fecha de ingreso: 2 de Octubre de 2011
  • CITAR
  • 1 de Enero de 2012 a las 21:26

Me ha encantado este relato. En verano del 2010 estuve en Granada y vi la Alhambra, que me encantó. Pero no sabía que había sido hecha por esclavos, en serio me ha conmovido esta historia, ahora la Alhambra me gusta menos. Esta historia me ha gustado más que las otras que me he leido, a pesar de que también me gustaban mucho. 

P.D: Te haré caso porque me pareció una buena idea, seguiré escribiendo relatos, más o menos uno al mes.

Un saludo.

romi
Mensajes: 678
Fecha de ingreso: 25 de Abril de 2008
  • CITAR
  • 1 de Enero de 2012 a las 22:34

Itziar

Gracias por haber leído este relato y me alegro mucho que te haya gustado. También te agradezco tu comentario tan sincero y emotivo. Y sí, a veces las cosas son así. Muchas de las grandes maravillas antiguas que hoy podemos ver en este mundo, fueron levantadas no por la fuerza del amor y respeto a las personas sino lo contrario. Los humanos y la humanidad, siempre han sido y somos así. Por eso la lucha, en todos los tiempos, para conseguir un mundo más justo, respetuoso y bueno. Y nosotros, las personas que escribimos o aquellas otras personas que hacen obras de arte, debemos hablar de estas realidades y marcar los caminos para que cada día las cosas sean mejores, más justas y bellas.  

Y me alegro que te animes a escribir. ¿Sabes qué pienso? Que todas las personas que escribimos, lo primero que deberíamos hacer, es escribir no una novela o tribología, cosa que tan de moda está ahora. Lo primero que deberíamos escribir es un libro con 1000 relatos. Y otro libro con 1000 poemas. Creo que después de escribir estos dos grandes libros, sí estaremos más o menos preparados para escribir una novela algo decente. Porque estoy convencido que escribir un buen relato, ni muy corto ni muy largo, es mucho más difícil que escribir una novela de 2000 páginas. Sí, un relato bien escrito puede ser una gran obra de arte y quizás mucho más bello e interesante que una voluminosa novela.  

Así que anímate y escribe pequeños relatos, con historias sencillas pero rotundas y bien estructuradas. Hasta que tengas un libro con 1000 relatos. Será un gran aprendizaje para ti y seguro que contarás muchas cosas bellas e interesantes. Podrías titularlo: "El libro de los mil relatos de Itziar". Ponle número a cada relato y fecha para que cuando pase el tiempo, te recrees leyendo lo que has ido escribiendo a lo largo de tu vida. Te aseguro que será una experiencia muy hermosa para ti y un gran tesoro para muchos.Tu primer gran libro que apreciarás siempre como el mayor tesoro de tu vida.  

Gracias por tu sincero y amble comentario. Saludos desde Granada
itziar16
Mensajes: 44
Fecha de ingreso: 2 de Octubre de 2011
  • CITAR
  • 8 de Enero de 2012 a las 21:57
De nada, estoy de acuerdo en que todos los que escribimos o componen o algo así tenemos que contar realidades. También estoy de acuerdo en que escribir un relato es más difícil.