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carlosmaza
Mensajes: 3.027
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Me moriré como he vivido

12 de Junio de 2012 a las 20:38

Un trozo del "Libro del desasosiego", de Pessoa, para todo aquel que busca la gloria literaria.


    ¡Cuántas veces yo mismo, que me río de semejantes seducciones de la distracción, me encuentro suponiendo que sería bueno ser célebre, que sería agradable ser mimado, que sería brillante ser triunfal! Pero no logro verme en esos papeles de alta cumbre sino es con una carcajada del otro yo que tengo siempre junto a mí como una calle de la Baixa. ¿Me veo célebre? Pero me veo célebre como tenedor de libros. ¿Me siento encumbrado a los tronos de ser conocido? Pero la cosa sucede en la Rua dos Douradores y los compañeros son un obstáculo. ¿Me oido aplaudido por multitudes varias? El aplauso llega hasta el cuarto piso donde vivo y choca con el mobiliario tosco de mi cuarto barato, con la ordinariez que me rodea y me humilla de la cocina al sueño. Ni siquiera tuve castillos en España, como los grandes españoles de todas las ilusiones. Los míos fueron de cartas de baraja, viejas, sucias, de una baraja incompleta con la que no se podría jugar nunca; ni siquiera llegaron a caer, fue preciso destruirlos, con un gesto de la mano, bajo el impulso impaciente de la vieja criada, que quería recomponer, sobre toda la mesa, el mantel colocado en la mitad del otro lado, porque la hora del té había sonado como una maldición del Destino. Pero hasta eso no pasa de una visión estéril, pues no tengo la casa provinciana, o las viejas tías en cuya mesa tome yo, al fin de una velada familiar nocturna, un té que me sepa a descanso. Mi sueño fracasó hasta en las metáforas y las figuraciones. Mi imperio no llegó ni a las viejas cartas de baraja. Mi vistoria fracasó sin ni siquiera una tetera o un gato antiquísimo. Moriré como he vivido, entre el bric-à-brac de los alrededores, apreciado por mi esfuerzo entre las postdatas de lo perdido.
    Que al menos lleve al inmenso posible del abismo de todo la gloria de mi desilusión como si fuera la de un gran sueño, el esplendor de no creer como un pendón de la derrota-pendón no obstante en las manos débiles, pendón arrastrado entre el fango y la sangre de los débiles, pero levantado en alto, al sumergirnos en las arenas movedizas, nadie sabe si como protesta, si como desafío, si como gesto de desesperación. Nadie sabe, porque nadie sabe nada, y las arenas sumergen por igual a los que tienen pendones y a los que no los tienen. Y las arenas lo cubren todo, mi vida, mi prosa, mi eternidad.
    Llevo conmigo la conciencia de la derrota como un pendón de victoria.