Sonidos de guitarra junto al río
Escribía versos y junto a las aguas del río mataba el tiempo tocando su guitarra. Eran lamentos que el agua se llevaba y sus recuerdos. |
Y cuando le preguntaban: - ¿Cantas al viento? siempre respondía: - Como a nadie tengo para cantarle mis canciones y dedicar mis versos, con mi guitarra y el río, lloro y rezo. |
Junto a las aguas del río Darro, por el Puente del Aljibillo, siempre y ahora en verano más, hay gente. Algunos bañándose, otros caminando despacio río arriba, algunos con los pies metidos en el agua y tomando el sol o simplemente charlando. Al caer las tardes, desde hace tiempo, veo algunos jóvenes que, junto a las aguas de este río se sientan y tocan sus guitarras o flautas. Casi siempre acompañados de amigos o perros. Casi todos menos un joven que, desde hace un tiempo, lo veo por aquí. No acompañado de nadie y por eso tampoco sé quién es. Pero, cuando desde el pequeño muro del Puente del Aljibillo miro para el río y lo veo sentado junto a las aguas, siempre me digo: “No parece extranjero ni tampoco parece que sea de Granada. Pero toca con fuerza su guitarra y siempre está solo. ¿Quién será y a quien le cantará?”
Y me pregunto esto porque siempre he pensado que en la vida, todos hacemos las cosas para alguien o por alguien. Y sé que las personas que escriben o hacen música, casi siempre es por algunas de estas razones. Por eso, desde hace unos días, miro con interés a este joven y a veces me entran ganas de bajar hasta la corriente de las aguas y preguntarle. Sin embargo, ayer por la tarde, al mirar desde el sitio del puente, me di cuenta que hasta él se acercaba una muchacha. Lo saludó y luego se sentó a su lado. Siguió él tocando su guitarra y cantando las canciones y al poco vi que la joven se levantó, subió por la pequeña senda que surca la torrentera y al llegar al rellano, se vino derecha al puente.
Al pasar frente a mí le pregunté:
- ¿Es amigo tuyo el joven que toca la guitarra junto al río?
- Lo he conocido hace un rato y solo me he acercado a él para saludarlo.
- ¿Y qué te ha dicho?
- Le he preguntado por las letras de las canciones que canta y me ha dicho que las escribe él mismo.
- ¿Y para quién escribe y a quien le canta?
- Eso es lo que yo también le he preguntado y me ha dicho, muy emocionado, que le escribe a su corazón y le canta al viento.
- ¿No tiene a nadie en esta vida a quien cantarle?
- Eso es lo que me ha dicho y luego me ha pedido que lo deje solo.
La joven siguió su camino, yo miré una vez más para el río y ahora vi la torre de la Alhambra, la del Palacio de Comares, emergiendo en todo lo alto y como observándolo. El cielo se había nublado, hacía calor, cantaban las chicharras, se oía el rumor de las aguas del río Darro mezclado con su voz y los sonidos de la guitarra. Reflexioné un momento y luego me pregunté: “¿Qué habrá pasado en su vida para que esté tan solo y no tenga a nadie a quien dedicar sus versos ni tampoco a quien cantarle sus canciones?”