Pues nada; ánimo. Precisamos algunos más. Intentaremos hacer algo ameno el recuento de votos montando una historieta que tendrá como protagonistas a varios maniáticos participando en una terapia de grupo. Si os seduce la idea y queréis aportar un personaje a dicha terapia, solo tenéis que colgar un relato y os enviaré como clave el nombre de vuestro maniático.
|
Pues he aquí que el Dr. Hurtado ha convocado a seis de sus pacientes para participar en una terapia grupal repartida en varias sesiones a lo largo del fin de semana. La terapia no tiene mayor objeto que servir de colofón a la tratamiento individual de los trastornos maniáticos de sus escogidos pacientes, y es muy posible que a última hora del domingo tengan un diagnóstico final que les permita recuperar, a golpe de lunes, el ritmo habitual de sus actividades. No obstante, cabe sospechar que el grado de recuperación será mayor en unos y menor en otros, sin descartar que pueda haber recaídas que obliguen a considerar quince días más de tratamiento en algún caso. Todo ello dependerá en gran medida de los comportamientos que se observen en terapia a lo largo de este fin de semana. La primera sesión ha tenido lugar ya esta misma tarde. Tras las presentaciones iniciales, los pacientes han interactuado amigablemente y todo ha sido risas y buenas palabras. Sorprende la motivación de Luis, a quien parece que las tinturas ácidas han surtido efecto, pues solo se ha llevado dos veces las manos a la boca para comerse las uñas y ha reprimido en varias ocasiones su mal hábito haciendo ejercicios de inspiración, espiración, inspiración, espiración... Ha quedado registrado que las dos veces que no ha podido controlarse, su vista se paseaba indiscreta por el apretado escote de Julia, la paciente que masca chicle y hace globos a todas horas y que no ha mostrado ningún avance en esta primera sesión. No obstante, la mujer parece haberse divertido de lo lindo con miraditas insinuantes a Luis lanzadas entre globo y globo, que no parecen tener otro objeto que hacerle a este más dificil su recuperación. Al parecer le ha dicho por lo bajo al final de la terapia que se prepare, que mañana vendrá de minifalda. El que parece haber hecho también muchos progresos es Nacho, quien hasta no hace mucho no podía evitar los estornudos ni los malos olores, pues siente un temor irracional a contaminarse, razón por la cual, cada vez que algo le huele mal o alguien estornuda, aguanta de manera inevitable la respiración durante casi veinte segundos. Pero a lo largo de la sesión no se le ha visto asomo de su manía, o por lo menos esta no se ha percibido. Alberto también parece bastante recuperado de su manía compulsiva a cerrar los ojos cada vez que alguien le habla o le pregunta algo, circunstancia que le pone muy nervioso y le hace además sudar de lo lindo. Pero a lo largo de la sesión ha conseguido relajarse bastante bien cada vez que se vio en la dificil tesitura de compartir sus manías con el grupo de terapia, y ha sido, después de Luis y Nacho, el tercer mejor paciente en la sesión de hoy. Los que han mostrado poco avance han sido Antonio y Susana. El primero apenas ha podido reprimirse al hablar de su gusto excesivo por los zapatos de tacón, ni tampoco ha controlado su manía a descalzarse cuando está sentado. No obstante, su comportamiento dista ya bastante de las conductas extremas que tenía al inicio del tratamiento. Por otro lado Susana apenas ha podido controlar su manía a hacer fotos a todas horas y en todo lugar, y cuando se le ha acabado la batería del i-phone, ha sacado una reflex digital del bolso y ha debido tirar con ella unas doscientas instantáneas en apenas quince minutos. En total tenemos unas setecientas fotos. Por lo menos gozamos de reportaje gráfico de la terapia, pero lo que es avance en su tratamiento, poco, poquito. A esta quisiera haberla visto yo en la época del carrete; setecientas fotos, a nueve euros el carrete de treinta y seis... Vamos, que si la llega a pillar mi padre en su buena época, le arregla el trastorno en menos de dos sesiones. Mañana segunda sesión. |
Bufff A la vista de cómo ha ido la sesión matinal de la terapia, creo que va ser necesario revisar en el futuro la conveniencia de reunir en grupo a tanto paciente maniático. El caso es que la jornada se ha iniciado mal. Julia ha cumplido su palabra y se ha presentado a la terapia con una minifalda que cortaba el hipo, amén de un top apretado que dejaba poco espacio a la imaginación. Además, creo que a modo de provocación, hoy mascaba una enorme bola de chicle con la que ha estado toda la mañana haciendo unos globos descomunales que han despistado al grupo toda la mañana. Consecuencia, todo el rato jijiji, jajaja y no ha habido forma de hacer avances. Julia parece incorregible y no es posible anotar un solo punto positivo a su conducta. Eso sin contar con que el pobre Luis ha estado bastante más despistado que ayer (... lógico) y su avance se ha visto algo frenado, hasta el punto que, ahora mismo, Nacho parece bastante recuperado y no esta claro quien de los dos es el paciente con mejor pronóstico. De hecho, Nacho ha tenido hoy un avance significativo, pues cuando Antonio se ha descalzado como de costumbre, todo el grupo ha mostrado cierta desaprobación al constatar que tenía los calcetines sudorosos y le olían algo los pies. Yo me he fijado en la reacción de Nacho y este ha sido capaz de reprimir su manía de aguantar la respiración, si bien ha sido evidente que le ha costado lo suyo. Pero justamente por eso, intervine invitando a Antonio a que se calzara de nuevo, y he anotado un positivo en su conducta, pues ha sido capaz de permanecer calzado todo el resto de sesión matinal. No obstante, Julia calzaba hoy unos zapatos negros de tacón, que lo han tenido bastante alterado toda la mañana diciendo incoherencias, alguna incluso subidita de tono. Del resto no se han podido sacar conclusiones respecto a la sesión de ayer, por lo que es necesario esperar a la sesión de la tarde. Destacar solo que Susana ha estado toda la mañana disparando su reflex, y ya ni sé las fotos que ha podido obtener. Al final del día haremos recuento, porque ahora mismo no hay mejoría respecto a su puntuación de ayer. Por su parte, Alberto se mantiene ahí, sin percibirse tampoco mejora alguna, si bien es un paciente que avanza firme en su recuperación a la vista de los resultados de ayer. Lo dicho. Esperemos a la tarde a ver qué pasa... |
La sesión de la tarde se ha cerrado con alguna que otra sorpresa.
Lo primero que procede destacar es que Luis ha tenido una severa recaída. Las constantes insinuaciones de Julia han conseguido ponerle... y ponerle además extremadamente nervioso. No ha habido forma de evitar que, allí donde ayer asomaban ya unas uñas presentables, a última hora de hoy todos los dedos de la mano tienen un aspecto lamentable. El punto álgido de mayor ansiedad ha tenido lugar en el momento en que Julia, al más puro estilo de Sharon Stone en Instinto Básico, se ha marcado un parsimonioso cruce de piernas y al hombre le ha subido la temperatura hasta marcar unas décimas de fiebre. Es una pena. ¡Con lo bien que había empezado la terapia este chico! No obstante todavía es muy posible que a lo largo de la sesión de mañana pueda recuperar el terreno perdido.
El que muestra claros síntomas de recuperación es Nacho, quien en estos momentos es el mejor paciente de la terapia. Y eso que hoy a la tarde no se lo han puesto fácil, pues al consabido mal olor de pies de Antonio, ha habido un momento en que Susana se ha agachado bruscamente para guardar la cámara de fotos en el bolso, y se le ha escapado un sonoro cuesco cuyo efluvio se ha dejado sentir en toda la sala de terapia. Por un momento he visto a Nacho encarnado mientras aguantaba la respiración -hasta he temido que le fuera a dar un algo- pero al instante ha empezado a hacer ejercicios de relajación y ha sabido controlar la situación perfectamente. A ello ha ayudado también el hecho de que Julia, entre sonoras carcajadas, se levantara a abrir la ventana para aliviar la carga olorosa que gobernaba la estancia.
El tercer paciente que avanza en su recuperación es Alberto, quien aún cierra los ojos y suda cada vez que le llamo por su nombre o tiene que intervenir en público, pero que poco a poco va mostrando menores niveles de ansiedad cuando se dirige al grupo. De hecho, hoy a la tarde he constatado una sustancial mejora, cuando he reclamado su atención en el mismo instante en que Julia estaba haciendo el ya comentado ejercicio de cruce de piernas, y cual ha sido mi sorpresa al comprobar que Alberto ha sido capaz de mantener los ojos bien abiertos, si bien no fui capaz de que dirigiera hacia mi su mirada hasta transcurridos unos segundos.
Luego, paso a paso, parece que Antonio tiene algunos recursos que le permiten ya ir controlando esa manía suya de descalzarse, si bien es verdad que no quita ojo a los zapatos de tacón de Julia, y esto es un aspecto que preocupa, pues creo que esa parte de su manía no está del todo controlada. Habrá que trabajar esta parcela.
Y hablando de Julia, es necesario decir que hoy a la tarde ha sido la primera vez que se ha visto una mejora, piues ha sido capaz de aguantarse sin hacer globos durante más de media hora, razón por la que hay esperanzas de que pueda verse algún que otro avance en la sesión de mañana.
Por último creo que la manía de Susana va a ser más difícil de corregir de lo que parecía en un principio, si bien debo decir que gracias a ella tenemos bien documentadas las sesiones de terapia y me sirven en buena medida para elaborar mis informes. No obstante, he tomado nota de que, tras el inoportuno episodio de la tarde por el que se ha convertido en jocosa protagonista, ha sido capaz de permanecer más de media hora sin disparar una sola foto... Y yo se lo he agradecido, pues creo que me estoy volviendo fotosensible con tanto destello de flash, y hasta temo que a alguno de mis pacientes empiece a mostrar signos maniáticos de celebrity... Y eso sí que no, porque llegado el caso, las manías de los celebrities son realmente difíciles de erradicar.
|
El día de hoy ha sido un cachondeo. Ni terapia ni "na". Los pacientes han empezado a hacer piña entre ellos y solo les ha faltado mandar al terapeuta a hacer puñetas. No ha habido forma de imponerse. El caso es que ya desde la mañana, a la vista de que no cabía esperar en el día de hoy mucha mejora respecto a las sesiones de ayer, ha sido un absoluto descontrol. De entrada, Susana, seguramente con ánimo de congraciarse por el vergonzoso episodio de ayer, ha traído unos pastelillos y un termo de café, con lo que nos hemos pasado hora y media de desayuno sin entrar en materia. Ello no ha evitado que se pasara el rato reflex en mano, por lo que era improbable que hubiera algún avance de su manía en el día de hoy. Pero al poco de acabar el desayuno, la gente se ha ido animando y en la sesión se ha formado tal descontrol entre chistes y guasas varias, que he tenido que finalizar la misma a las 12.30, bastante antes de lo previsto. Claro, con el ánimo distendido y aprovechando el calorcito de mediodía, ha faltado tiempo para que alguien propusiera irse de tapeo y tomar unos vinos. Total, que a la sesión de la tarde la peña ha venido subidita de cañas y riojas y se ha montado la de dios. Así, a la media hora de intentar reconducir la terapia, Julia ha dado un traspiés al irse a sentar en su silla, y se ha caído redonda hacia atrás entre un general descojone. Y cual efecto dominó, todo a continuación se ha sucedido en cuestión de segundos: En su caída hacía atrás, a Julia se le ha escapado un zapato de tacón, que ¡oh casualidad! aterrizó en las manos de Antonio, a quien le ha faltado tiempo para descalzarse y olfatear el cuero del trofeo que le ha llovido del cielo. En ese momento, Nacho ha sido el primero en percatarse que Antonio llevaba puestos los mismos calcetines que en la sesión de ayer, y a los dos segundos ya estaba de nuevo de un encarnado subido para evitar el manifiesto hedor del cual hemos sido todos testigos. Por su parte Luis no ha perdido ocasión de contemplar a su diva allí, totalmente espatarrada con la minifalda medio subida y el top desencajado, y mientras le ofrecía una mano tendida para ayudarle a incorporarse, se llevaba la otra a la boca y sus dedos ya no parecen dedos sino muñones. De Susana no hace falta que diga que entró en éxtasis ante tal oportunidad para dejar constancia gráfica de lo sucedido, y yo he tratado de calmar el desastre, llamando a viva voz a Alberto, quien adoptaba una postura algo ridícula pues reía como un descosido pero era ajeno a la secuencia, pues permanecía sentado con los ojos cerrados sin atender a mis instrucciones. Al final todo el mundo parecía estar pasándoselo de miedo, y mira, que queréis que os diga, he cogido mis notas y las he mandado a tomar por el saco, al tiempo que he empezado a reírme también de la ridícula situación. El único que parecía no estar pasándolo del todo bien era Nacho, quien seguía congestionado y repitiendo sin cesar ejercicios de relajación... Pero al final, mirad, ¿sabéis qué? que como ha sido el paciente ganador, pues que sufra un poco que tampoco pasa nada... Enseguida los puntos... |