"el brazo del padre descansa sobre el hombro de su hijo, y juraría que con sus dedos juguetea con la mejilla, la boca, la oreja, el pelo del muchacho, sin mirarle, claro, porque los dos miran sin atención y sin ningún interés la tv, que igual podría estar apagada, o retransmitir programas en checo, porque no notarían la diferencia. el torso, y todo lo demás, desnudo, porque el padre de david duerme desnudo, en verano sobretodo, y a él no le incomoda mi presencia (si es que me ve), porque soy como un hijo para él, ya lo he dicho antes, y de todos modos está en su casa, y no tiene demasiado pudor, y allí no entra nadie, sólo yo, siempre yo. el cuerpo desnudo del padre, con abundante vello en piernas, brazos, pecho, barriga, sexo.
el bellísimo sexo del padre, el glande oculto, el tono ocre de la bolsa testicular, los torpes movimientos del pene cuando él cambia de posición en el sofá, con los pies encima de la mesa, por ejemplo. y, a su lado, david. no hay separación entre ellos, y puedo notar que, a pesar de la diferencia de tamaño, corpulencia, vello, será como él. está sin camiseta, con vaqueros deshilachados, sin calcetines, los pies sobre la mesa. y la mano de david reposa con familiaridad en el muslo de su padre. david.
el esplendor, los destellos de oscuridad y vida latente que emanan de su cuerpo, son excesivos para la vulgaridad que nos rodea, para la mediocre y gris letanía del mundo, para la burda imitación de belleza que, cada día, cada noche, tratan de alcanzar la lluvia, los reflejos del sol en tu pelo, las escarchas del recuerdo de ese verano. quiero decir que david es mi amigo, mi mejor amigo, y que sólo verle me tranquiliza (me hipnotiza como a él la tv), y podría quedarme horas sin interrupción frente a él, sin la tentación de cambiar de canal, sin pestañear, porque sanaría las heridas, y completaría las grietas de aquí adentro con ungüentos desconocidos que emanan de su alma, de su pecho, de sus pezones parduzcos, de su parquedad, de su tosca inteligencia.
sí, bueno, no lo disimulo mucho, y creo que, a pesar de que lo suyo no es la rapidez mental (y me llena de orgullo el decir que es tonto, como si fuera hijo mío y su imbecilidad cosa de mis genes y cuidados maternales), a pesar de ello creo que david sospecha, sin demasiada emoción, que yo trato de tirármelo, últimamente".