Hace poco oí casualmente a alguien decir "nada, funciona con nuestros derechos y obligaciones". Es de suponer que alguien había dicho algo cómo "la vida no funciona así". Me sorprendió mucho, me sorprende aún el idealismo y la inocencia con que se dicen ciertos conceptos mosntruosos que, con toda inocencia e idealismo nos han llevado a la situación actual. Ante todo ¿Tiene que funcionar la vida? ¿Acaso es una maquina? ¿Una lavadora o impresora? ¿No será, mas bien, un fenómeno orgánico, una fuerza inmensa e imparable que se abre paso, que crece y se ramifica en una variedad aún más inmensa, en base a impulsos espontáneos que nacen del caos? ¿No sería más lógico que la sociedad se organizara como la vida, rechazando toda idea en sí, toda idea pura (igualdad, libertad, etc) y también el orden puro o en sí propio de fascismos y ordenancismos medievales? A no ser que se sea tan vanidoso que se crea que la sociedad está separada de la naturaleza y la vida.
Supongamos ahora que estamos en los inicios del pensamiento democrático y este está reorganizando la sociedad ¿Cómo hará? El hombre democrático, en todo lo que valora en el comercio y en el trabajo destaca lo utilitario, lo funcional. Por tanto hará funcionar todo eso haciéndolo productivo ¿Cómo se hace productivo el trabajo y el comercio de forma duradera, con propósitos de eternidad, a lo ciudad platónica? Hmm... lo que produce genera un capital. Si se reune ese capital premiando al que produce se inventa un sistema que funciona. O eso dicen. Volvamos ahora a la frase de partida ¿Representa una alterantiva? Cuesta creerlo si el sistema actual tuvo su punto de partido en pensamientos parecidos a esa frase. De una forma un otra toda idea democrática tomada en serio se transforma en realidad en forma capitalista, si quiere durar. Tal es mi tesis.
Queremos acumular lo bueno, porque la tristeza de la muerte y del deterioro, propio, y de los que queremos, que permanentemente nos acecha, es una amenzar perturbadora. Y nos da miedo. Queremos acumular seguridad y los más fácil es confundir ese deseo con tener mucho dinero. Un grado razonable de capitalismo es tan beneficioso como un grado razonable de cianuro para arreglar ciertas cardiopatías. Pero tienes razón en que la comprensión, e incluso la percepción, del capitalismo como principio fundamental de ordenamiento económico se nos ha escapado de las manos. Y ahora acabamos de descubrir sus efectos tóxicos para el ejercicio de nuestros derechos y libertades civiles y tenemos que volver a pensarlo todo. Mucho más en serio. Y con mucha más humildad y como haces tú, desde cero. |