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romi
Mensajes: 678
Fecha de ingreso: 25 de Abril de 2008

Dulces en el Paseo de los Tristes

8 de Septiembre de 2013 a las 12:00

Bubok

DULCES EN EL PASEO DE LOS TRISTES

    Universitarios extranjeros en Granada

 

               No era profesor en la universidad ni guía turística ni director de hoteles o monumentos. Ni siquiera tenía muchos estudios pero sí en su alma existía una gran inquietud y respeto por la creación y las personas. A lo largo de toda su vida había mostrado mucho interés por estas cosas y ahora que ya envejecía, más aun se avivaban en su corazón estos sentimientos.

 

               Vivía no lejos del barrio del Albaicín y le gustaba mucho pasear por la Carrera del Darro, Cuesta del Rey Chico y jardines y entorno de la Alhambra. Siempre iba atento a los que con él se cruzaban y mostraba mucho interés, en los turistas, los que ojeaban mapas, miraban a los gatos del río y hacían fotos a las torres y murallas de la Alhambra. Y con frecuencia se decía: “El día que yo tenga dinero, voy a ofrecer cosas muy interesantes a los jóvenes estudiantes que, de otros países extranjeros, acuden a estudiar a la Universidad de Granada. Casi todos ellos aparecen por aquí con el deseo de conocer cosas y personas y vivir experiencias nuevas. Discotecas, bebidas, fiestas y otras cosas parecidas, las tienen en su país y en otras partes del mundo pero lo que a mí me gustaría ofrecerles, ni siquiera nunca lo han soñado”.

 

               Y a lo largo del verano, fue ahorrando algunas monedas. Recortando gastos en las cosas diarias y no comprando nada superfluo. También se fue preparando mentalmente y al comenzar el mes de septiembre, se puso mano a la obra. Habló con un amigo suyo del Albaicín que tenía un horno para cocer pan y que aun calentaba con leña de las montañas. Le pidió que comprara la mejor harina que existiera en el mercado y luego concertó con él día y hora para llevar a cabo lo que tenía planeado. Le dijo:

- Pero antes de nada, tengo que buscar y hablar con los jóvenes que ya te he dicho.    

- ¿Y todos tienen que ser extranjeros?

- Es a ellos a los que yo quiero dar este regalo mío. Y el momento propicio es ahora que van llegando para comenzar el curso.

 

               Se fue una tarde al Paseo de los Tristes y cuando vio a unas jóvenes haciendo fotos y oyó que hablaban en inglés, las saludó y les dijo:

- Dentro de tres días, va a ocurrir algo muy importante, original y bello, en este mismo lugar y frente a la Alhambra.

Muy sorprendidas, una de las muchachas y chapurreando el español, le preguntó:

- ¿Qué es lo que va a ocurrir?

- Vosotras decírselo a todos los jóvenes extranjeros que por estos días llegan a Granada. Quiero que vengáis ese día a este lugar y a la hora que os diré para conocer y vivir una experiencia única.

- ¡Qué interesante! Al menos nosotras vamos a venir. ¿A qué hora es ese acontecimiento?

- A las cinco en punto, dentro de tres días, os espero aquí mismo.

Les volvió a decir y las despidió.

 

               Aquella noche y en los dos día siguientes, trabajó sin parar en el horno de su amigo. Amasó la harina y le añadió levadura y los ingredientes que había preparado, moldeó los dulces, los puso en bandejas que metió luego en el horno calentado con leña y después fue llenando las bonitas cajas que también había encargado a unos amigos. Cuando amaneció el día tercero, ya lo tenía todo preparado. Dijo al amigo dueño del horno:

- Ahora me voy a mi casa para descansar un poco. A primera hora de la tarde, vengo y lo recojo todo.

- Aquí te espero para que las cosas salgan como tienes planeado.

 

               En su casa, también lo preparó todo y después de dormir unas horas, se levantó, aparejó su borriquillo, lo enganchó al viejo pero limpio y perfectamente reparado carro de madera y a primera hora de la tarde se presentó en el horno del amigo. Entre los dos, cargaron las cajas llenas de dulces en el carro y, al poco, subía con su borriquillo y la carga de dulces, por la Carrera del Darro. Le decía al animal: “Sin respingos ni trotes bruscos que la carga que llevamos es delicada como pocas cosas en Granada”. Y marcaba el reloj las cinco de la tarde y él, con su borriquillo y carro de madera cargado de los dulces más exquisitos, se aproximaba a este lugar. Miraba y vio que unos metros antes del Puente del Aljibillo, le esperaban un grupo de jóvenes. Las tres muchachas al verlo comentaron:

- Por ahí viene nuestro amigo. No nos ha fallado.

Y se apresuraron, ellas y los demás jóvenes allí concentrados, a recibirlo. Enseguida le preguntaron:

- ¿Y este borriquillo con su carro de madera y tantas cajas bonitas?

- Todo para daros la bienvenida a Granada, en este lugar tan especial y frente a la Alhambra.

 

               Les pidió a las jóvenes que repartieran las cajas llenas de dulces entre todas las personas que por allí le esperaban y gustosas éstas le hicieron caso. Unos y otros, abrieron las cajas enseguida y al oler y probar los dulces, todos sin tardar dijeron:

- Nunca hemos probado dulces tan buenos como estos ni tampoco nunca pensábamos que en Granada hicieran estas cosas. ¿Por qué lo haces tú y todo gratis?

Y les dijo:

- Lo hago porque vosotros sois el futuro del mundo y creo que la asignatura más importante y primera que debéis aprender, es ser generosos. Proceder siempre en vuestras vidas como si no hubiera fronteras ni lenguas ni razas. Es este el único camino para lograr ese mundo hermoso y sincero que soñáis.

Y las jóvenes le preguntaron:

- ¿Y nos puedes decir la receta de estos dulces tan buenos y originales?

- La receta no es otra que unos gramos de amor, respeto, deseos de hacer el bien a los demás y gusto por lo bello.

 

               Y al oír estas cosas, todos los jóvenes allí concentrados y en ese momento saboreando los originales dulces frente a la Alhambra, acariciados por el vientecillo del río y besados por el brillante sol de la tarde, comentaron:

- Desde luego que la primera clase que recibimos en la Universidad de Granada, es única y con un gran contenido.    

 

 

carlosmaza
Mensajes: 3.027
Fecha de ingreso: 16 de Noviembre de 2008
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  • 8 de Septiembre de 2013 a las 17:47
Linda historia. Espero que entre los dulces hubiera no pocos piononos. Un saludo
carlosmaza
Mensajes: 3.027
Fecha de ingreso: 16 de Noviembre de 2008
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  • 8 de Septiembre de 2013 a las 17:51
José, una pregunta si no te importa. A mí me dicen que soy el autor más prolífico de Bubok, yo creo que lo eres tú pero poco importa, desde luego. De vez en cuando pones historias, te confieso que no siempre las leo, ando urgido por otras cosas que hacer. Soy persona mayor, como creo que lo eres tú y de ahí la pregunta: ¿qué te mueve a seguir escribiendo, a poner tus obras al alcance gratuito de cualquiera? No siempre te valoran como se debe a persona tan dedicada a la escritura como tú ¿cómo mantienes la ilusión? Te lo pregunto porque, ante la falta de una repercusión como la que soñaba, mi ilusión declina por momentos. Sin embargo, te leo siempre incombustible ¿como lo haces?
romi
Mensajes: 678
Fecha de ingreso: 25 de Abril de 2008
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  • 9 de Septiembre de 2013 a las 13:39

Hola Carlos:

Gracias por leer y dejar tu comentario. Y a lo que me preguntas te digo que a mí no me preocupa mucho que las personas lean o no lo que escribo. Tampoco me influye que haya o no comentarios. Escribo porque me gusta y tengo necesidad de contar lo que siento, vivo, sueño y espero. Creo firmemente en la personas, en un mundo bello y grande mejor que lo que cada día vivimos y ni una sola duda tengo de que, lo bello y bueno, permanecerá eternamente. Esto es para mí mi gran fuente de inspiración y que es inagotable. Escribo cada día y gozo profundamente haciéndolo. Sé que al final mi obra va a quedar y en ella, recogido lo que pienso, vivo y siento en este trozo de vida que nos toca vivir en este suelo.

 

               No es sencillo, explicar lo que me preguntas pero esta es la realidad. Gracias por tus palabras y ánimo. No importa nada, al menos para mí, lo que opinen o hagan los demás. Realizar tu obra es lo único que tiene valor.

Gracias de nuevo y saludos.

 

carlosmaza
Mensajes: 3.027
Fecha de ingreso: 16 de Noviembre de 2008
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  • 9 de Septiembre de 2013 a las 18:04
Gracias por tu respuesta. Me has hecho pensar, no consigo resolver el dilema de escribir sin comentarios ni casi repercusión de una forma tan sencilla como lo haces tú. Hay mucho detrás de lo que dices.