Tienes razón, greenfield, delibes ha sido odiado por muchos de nosotros, La hoja roja y el camino nos parecían infumables. Más tarde leí Cinco horas con Mario, y me gustó bastante, en su momento fue rompedor (se salía del tiesto un huevo, pero no se notaba). Releí La hoja roja hace poco y no me acabó de llenar. Tiene obras mejores. Reconozco no obstante el gran mérito narrativo de todas sus obras y valoro muy mucho su figura dentro de la literatura contemporánea. Algún día podremos decirles a nuestros hijos que durante unos años fuimos contemporáneos de Miguel Delibes.
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Como comenté otro día en otro hilo, Miguel Delibes fue uno de los autores que leí de joven, casi adolescente, y que luego he leído muy poco. El Camino me pareció una muy buena novela, aunque la recuerdo triste. Los Santos inocentes me gustó, y me gustó la película que Camus hizo de ese libro, con Landa y Rabal. En algunas salas de cine me han contado que al final, cuando Azarías (Rabal) se venga del señorito Iván (Juan Diego) el público aplaudía. Lo cual es, supongo, mérito de lo bien que el actor interpretaba a ese señorito hasta lograr hacerlo odioso para los que veían la película. Recuerdo que la impresión que me produjo su uso del lenguaje fue muy buena. Delibes escribía cosas más o menos acertadas, pero sin duda que lo hacía muy bien. Descanse en paz. Josep |
Os recomiendo a todos la lectura de El hereje, sobre todo si, como hablamos el otro día en otro hilo, algunos habéis leído "El último judío" de Noah Gordon. Una maravilloso fresco del Valladolid de la Inquisición y de como la reforma luterana estuvo a punto de convertirse en una pesadilla para la Iglesia Católica española. Magnífico, no os arrepentiréis. |
Cuando me he enterado esta mañana de la noticia....digamos que no ha sido un buen comienzo del día. Como dije el otro día, Delibes siempre será Delibes. Para mí uno de los mejores escritores en lengua castellana, con un manejo del lenguaje maravilloso; era como esos malabaristas que consiguen que parezca fácil lanzar cinco antorchas al aire y mantenerlas en vuelo sin que caiga ninguna; así escribía Delibes.....parecía fácil, pero no lo es en absoluto. Todas las obras que habéis mencionado son estupendas, os recomiendo (simplemente porque no la habéis mencionado) El príncipe destronado. |
Intenté salir de mi sequía esta mañana escribiendo esto: D.E.P. Miguel Delibes.
Mañana muchos periódicos empezarán su panegírico con estas palabras: Ha muerto Delibes, un cronista de Castilla. En sus propias palabras, de la Castilla de trigo y cebada. Hoy vuelven a mi memoria las tardes en Madrid después de mis veranos de exilio abulense. Tardes largas de otoño en las que echaba de menos el campo agostado y los peros verdes. Tardes en las que volvía a oler la siega y a mojarme los pies en el río gracias a lo que escribió un señor de Valladolid al que conocí bien sin conocerle. Sus libros me devolvían al día en que mi abuela me contó la última noche de mi padre en casa, justo antes de que mi abuelo le acompañase a Salamanca para estudiar. Me devolvían a los paseos a lo largo del río buscando ranas; a los ratos perdidos sentado junto a la regadera viendo pasar el agua; a los picores de la ropa después de hacer de lastre sobre el trillo; al pantalón corto y las rodillas desolladas; a mi primera torpe conversación con Maite; a la vecina haciendo el primer brasero en la puerta de su casa; a la verbena que anunciaba el final del verano y, en mi caso, la vuelta a la gran ciudad. Desde mi buscado exilio provinciano me querría parecer a él en su consecuencia, en su manera de escribir lo que vivió y cómo lo hizo, en su arraigo y sobriedad. Pero sobre todo querría saber transmitir esa sensibilidad hacia lo que me rodea como he leído tantas veces en sus obras. Obras que siempre fueron parte de mi infancia y primera juventud y que sin duda, un día como hoy, siento que fueron escritas para mí.
Segovia 12 de marzo de 2010.
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cita de pelagio
Os recomiendo a todos la lectura de El hereje, sobre todo si, como hablamos el otro día en otro hilo, algunos habéis leído "El último judío" de Noah Gordon. Una maravilloso fresco del Valladolid de la Inquisición y de como la reforma luterana estuvo a punto de convertirse en una pesadilla para la Iglesia Católica española. Magnífico, no os arrepentiréis.
Coincido completamente. El hereje" es unas obra impresionante para un hombre que entonces contaba, creo, con ochenta años, un prodigio de lucidez narrativa y de tensión dramática. Debo reconocer que me ha emocionado su muerte, era un escritor siempre cercano y admirado, desde que leí sus primeras obras de joven hasta esta última. Además, por una vez se puede hablar de una gran calidad como persona, cosa que no se podría decir, por ejemplo, de gente con más lustre como Cela. Por cierto ¿sabéis que Delibes denunció en el 94 que Lara había ido hasta Valladolid para convencerle de que aceptara el Planeta (50 millones de pesetas) y él se negó? Eso era a cuenta de aquel plagio de Cela sobre "La cruz de San Andrés" que ganó aquel año.
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Ahora, que ya ha sido honrada la memoria de Delibes como merece, porque fue uno de los grandes, es justo y necesario hacer un comentario sobre la etapa que el negro telón de la muerte ha cerrado, con él, de manera definitiva, en la nueva narrativa literaria. Esto es España; un torbellino cultural tan confuso como arrogante y que con demasiada frecuencia ha encontrado su válvula de escape en la expresión pedante y el arte chulo. Nuestra tradición cultural, prejuiciosa y con tendencia a lo altisonante, ha elaborado una música propia a lo largo de los siglos; una melodía constante que ha consistido en ser corregida, de vez en cuando, y magistralmente, por personajes como Delibes. Los grandes. Pero de ese puñado de seres humanos ninguno fue tan paradigmáticamente grande como Delibes. Sobre todo su estilo narrativo y su capacidad de exponer, con mesura, como un buen médico que te explica de manera clara y sencilla lo que te está pasando, eran, en él, unas señas de identidad de intensidad milagrosas. Intensamente expresivas en su meditada huida del exceso. Y sin embargo son una forma de literatura que ha llegado a su final. Probablemente porque España ya no es tan tópica ni insufrible, y porque la cultura hispana ha crecido, mutado y floreado poliédrica, majestuosa e imprevisible. El tiempo de la mesura ha pasado, y con ella, la búsqueda del sentido común han encontrado el grial; casi todo el mundo lo tiene, sentido común, más o menos, en el paisaje cultural actual. La narrativa, además, empieza incluso a dejar de ser española y los Millenium dibujan una sola estela en el universo de las letras. Sin españas, ni castillas ni fronteras. Una senda multidireccional condimentada con televisión digital, películas e Internet. Ahora se filtrea con las zonas oscuras, se da ha entender sin decir y se urga en los deseos ocultos. Comienza el reino de las emociones, sin freno. Los dioses te guarden Delibes; de este planeta ya no es tu reino. |