LOS PLACERES DE LA JUVENTUD. 2- La determinación y el orgullo

Santiago Velarde, tantos años alejado de su patria, asiste esperanzado a su regreso, al advenimiento de la II República. Una oportunidad histórica para acabar con siglos de injusticia y atraso, aunque pronto comprenderá que los políticos españoles no van a estar a la altura de las circunstancias. Que el egoísmo de unos y el sectarismo de otros, la falta de sensibilidad en todos, no conduce sino a la tragedia.

Muchos años después, Santiago Reyes, su descendiente, ha heredado de él su determinación y orgullo, además de su aspecto físico. Como aquel está convencido de que la existencia solo tiene sentido cuando cada mañana te miras en el espejo y no sientes vergüenza por lo que ves reflejado en él.

Santiago Velarde, que va a sacrificar parte de su bienestar al servicio de su país, no tardará en darse cuenta de que éste se dirige irremediablemente a la Guerra Civil. Entristecido el ánimo y decidido a no participar en la matanza cuando ésta comience, pronto comprenderá que no van a permitirle permanecer neutral en la contienda.

A partir de ese momento, su vida se convertirá en una huida constante para evitar ser asesinado por los dos bandos.