Yo soy el faro

Conectar con el universo pensante y sentir ser unidad, es nuestra misión.

Todo está escrito en nuestro ADN, todo cuanto hemos vivido desde la más remota antigüedad hasta que llega el momento de desarrollar nuevas conexiones no somos capaces de vislumbrar más allá de lo que conocemos. Cuando una persona está preparada para conectar con otra dimensión de conciencia, nuestro ADN sufre mutaciones y ampliación de conexiones neuronales o neuro-energéticas, llamémosle, impulsos.

En ello se sensibilizan todos los hilos emocionales, dejamos de ser solo humanos por que tocamos fondo en nuestra vida, nuestra glándula pineal nos da señales de cambios internos, las fibras del ADN aumentan, crecen, se multiplican, ha llegado el momento de ser personas multidimensionales.

Las fuerzas que yacen en nuestros códigos más profundos, las enseñanzas Crísticas, Buda aparecen en nuestros códigos.

Los síntomas que nos avisan son muy claros en este fondo, sentimos, frío, escalofríos, miedos, cambios que estamos percibiendo y no sabemos definir, tristezas, ansiedad, algo se está transformando en nuestro interior,  gripe fiebre esporádica, dolores de cuerpo, cansancio, no nos cuadra lo que hemos estado viviendo con el momento actual. La vibración de una nueva conciencia de energía universal, ya no pretenderemos a dominar la vida sino ser elaboradores de ideas preconcebidas de ser parte de la vida y todo lo que somos o queremos ser, todo se está elaborando en nuestro amplificador de las fibras de nuestro ADN.

Es entonces cuando debemos de canalizar y dejar fluir la nueva energía de conciencia, valorar cada segundo de nuestra vida e ir reconectando nuestra conciencia con otros valores más elevados, dejando atrás antiguos valores obsoletos basados en la educación que hemos recibido hasta ahora.