¿Murciélago o mariposa?

El personaje de Helena

 

 

Cuando leí estos textos por separado, me vino a la mente que eran impresiones parecidas a los poemas japoneses: tanka, renga, hokku, haikai, y el haiku, más conocido en Occidente. En otras palabras, una poesía de la sensación que, según el poeta japonés Basho, define lo que sucede aquí y ahora. Podían parecer, me dije más adelante, cuando los leí por segunda vez: breves impresiones de amor sin comienzo, desarrollo ni final, que causan más deleite en las emociones que en la razón; todo lo contrario a un cuento cuya estructura literaria es similar al fulminante golpe de un pugilista.

 

Sin embargo, cuando leí en su plenitud los relatos de Marcelo como la autora los solía nombrar antes de titular su libro: ¿Murciélago o Mariposa, pude observar que no eran impresiones sino peripecias que componen una misteriosa novela corta. Que seduce ella como el mismo Marcelo lo hace con la protagonista: por sus atractivos renacentistas, por el profundo contenido, el encanto de sus palabras dulces y diáfanas, y el misterio de la existencia de aquel, que parece estar solamente vivo en la mente de la protagonista.

 

Pero mi impresión aún mayor es, porque Helena Arellano Mayz trasciende la temática del amor. Lo cual, por la misma naturaleza divina de ésta parece imposible de trascender. Ella lo logra, gestando un personaje que, aunque situado en la lejanía, ama y es amado, muy de cerca, en el sólido vientre de la obra que tuve el placer de leer.

 

 

Javier Espinosa Vallenilla