Crioconservación embrionaria. ¿Solución o problema?

Pocas parejas de las que acuden a las técnicas de fecundación in vitro para resolver un problema de infertilidad se plantean dudas morales sobre su uso. Su deseo de ser padres parece cohonestar cualquier dificultad ética que pudiera haber al utilizar estas prácticas, pero ello no es óbice para que dichas dificultades existan. La congelación tiene como función conservar los embriones que no van a ser transferidos en el ciclo de FIV en fresco, generalmente por disponer de un número de embriones superior al aconsejado para una única transferencia. Con ello se consigue guardar los embriones sobrantes reduciendo el riesgo de embarazo múltiple, y además evita la necesidad de repetir el tratamiento hormonal para conseguir un embarazo posterior. Constituye un gran dilema ético la decisión sobre los numerosísimos embriones que se encuentran actualmente en situación de crioconservación: ¿qué hacer con ellos No existe una solución que permita responder en forma adecuada a esta nueva y deshumanizante forma de esclavitud. Tras revisar bibliográficamente documentos, artículos, opiniones de bioéticos de renombre, podemos afirmar, sin miedo a la equivocación, que pese a las aparentes bondades de la adopción embrionaria, se trata a todas luces de un acto moralmente inaceptable por diferentes motivos y reservas analizadas a lo largo de este trabajo.