Invariantes estilísticas en Beethoven: sus sonatas para piano y extrapolación a otros géneros

     La formación instrumental de Beethoven se inicia sobre el órgano y el clavicordio bajo la tutela del maestro Christian Gottlob Neefe. Este estaría más interesado en el correcto aprendizaje del bajo continuo que en la técnica del propio instrumento, por lo que Beethoven crecería desde el principio como músico completo más que como pianista. De hecho el tiempo que dedicaría a tocar el instrumento a lo largo de su vida sería mínimo comparado con el que dedicó a la labor creadora. Paradójicamente, sería su habilidad como pianista e improvisador la que le otorgaría fama dentro del ambiente musical vienés.

     Desde su juventud experimentó sobre el teclado con sus improvisaciones, a través de las cuales daba a conocer un universo sonoro hasta entonces inimaginable y que desgraciadamente se ha perdido para siempre pues nunca llegó a ser plasmado, aunque sería sobre este material musical sobre el que basaría poco más tarde toda su obra pianística.

     La búsqueda de nuevos colores y nuevos efectos sonoros en el piano llevaría a Beethoven a un replanteamiento de la técnica hasta entonces válida. Hablamos de una técnica exclusivamente digital heredada de la tradición clavicordista. Beethoven dejaría anotadas sus inquietudes en forma de “ejercicios técnicos” en unos cuadernos de apuntes. Estos ejercicios están recogidos en el llamado manuscrito Kafka. Nos presentan una nueva forma de acercamiento al piano basada fundamentalmente en la movilidad de la mano y el antebrazo en colaboración activa con los dedos, así como el apoyo de la mano sobre el teclado.

     Pese a estos grandes avances en la técnica pianística (técnica que se adelantaba a su época) nunca dedicó tiempo al estudio de ésta, incluso parecía lucirse más improvisando que con la interpretación de sus propias obras. “ Nadie le igualaba en la velocidad de las escalas, trinos dobles, saltos, etc., ni siquiera Hummel- comenta Czerny; la interpretación que hacía Beethoven del Adagio y del Legato en estilo ligado producía en todos los oyentes una impresión casi hechizante y, hasta donde yo sé no ha sido todavía superada por nadie”. Pero “su interpretación era menos lograda al ejecutar sus composiciones ya impresas, pues nunca tenía paciencia ni tiempo para practicar nada repitiéndolo. Así el resultado dependía casi siempre de la casualidad y de su estado de ánimo”[1].

[1] Metzger, Heinz-klaus yRiehn, Rainer (Dirs.) Beethoven. El problema de la interpretación. Richard Boorberg Verlag GMBH and Co.KG. 2003. Idea Books s.a. de la traducción y la edición en lengua castellana, 1979. Pág. 53.