JESÚS, IMAGEN DE UN BIPOLAR

Leer un libro significa, en la mayoría de los casos, adentrarse en la vida de personajes ficticios que nos pueden inspirar admiración, nos pueden enseñar, o también que nos hacen sonreír, y frecuentemente, sufrir. Pero en ocasiones, encontramos un libro cuya lectura nos lleva más allá de toda expectativa y nos muestra personajes extraños y conflictos humanos que nos estremecen y, además, nos restan la poca o mucha confianza que podríamos tener en el género humano. Encontramos seres sin esperanza, protagonistas de carne y hueso con los cuales odiaríamos identificarnos porque nos señalan caminos diferentes, viajes frustrados, enfermedades incurables o recurrentes. Y en este caso particular, en el libro de Juan Pablo Pardo leemos con prevención algo oscilante entre la biografía, la confesión, la auto recriminación, como si el personaje central tuviera que navegar permanentemente entre la   culpabilidad y la depresión, y el lector deba usar guantes para avanzar en su lectura y deba establecer una distancia prudente para no sentirse avasallado. Al final nos preguntaremos si todo aquello es ficción. No sabremos a ciencia cierta si es un apóstol el que nos habla desde su locura, o un hombre inocente que relata su doloroso y fracasado empeño de buscar la felicidad.